El lugar perfecto para ser feliz y más cercano

Sergio García Alabarce, presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa Tropical de Granada, sintetiza la oferta en pocas palabras: “Ofrecemos al visitante un paraíso en el que disfrutar y al que volver”. Esta comarca turística está situada al Sur de Granada, conformada por un variado y singular puzle de pueblos blancos que emergen desde la costa a la sierra ofreciendo estampas inigualables, con un paisaje con el verde de los cultivos tropicales y el azul de las 26 playas de limpias y cristalinas aguas que bañan este tramo litoral del Mediterráneo.

En este rincón de la costa andaluza todo es especial. En cualquiera de sus pueblos se pueden encontrar espacios naturales únicos repletos de historia y tradición, con importantes vestigios del pasado que se muestran para recordarnos que en su día este fue un importante bastión defensivo en el Mediterráneo.

Los 19 municipios enmarcados entre la zona de la sierra Contraviesa y el Valle de Río Verde, componen un territorio donde se puede disfrutar de una naturaleza exuberante, unos montes y valles fértiles con ríos y hermosas zonas de bosques y saltos de agua, donde la práctica de los deportes de aventura se convierte en una excitante experiencia.

Con 19 kilómetros de costa que albergan 26 playas, sus ricos fondos marinos se convierten en un regalo para todos los amantes de las actividades subacuáticas, mientras que la serena calidez de las aguas son perfectas para la natación, la práctica de la navegación y la vela en todas sus modalidades. La Costa Tropical es rica en contrastes de todo tipo. Otro de sus encantos es una exquisita gastronomía y en magníficos establecimientos de restauración.

Desde los bares de tapas de toda la vida, las típicas tascas y bodegas, restaurantes de alto nivel especializados en cocina mediterránea e internacional, y los populares chiringuitos y terrazas en los que los frutos tropicales y los productos del mar son los ingredientes protagonistas.

Visitar la Costa Tropical y disfrutar de los típicos espetos de sardinas es algo que bien saben aquellos que también durante el invierno disfrutan esquiando por la mañana en Sierra Nevada, y al mediodía, a tan solo 45 minutos en coche, tienen el privilegio de comer frente al mar.