La enseñanza en España y los empobrecidos, que no pobres

20 abr 2020 / 08:48 H.
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Para el artículo de hoy quiero hacer un símil basado en la Enseñanza. Sin embargo, como no creo en el sistema educativo actual y la adoctrinada, sesgada e insuficiente formación que plantea, os voy a proponer una cosa. Imaginad que volvéis a estar sentados en los pupitres. Pero con los años que tengáis, nada de trampas y de pensar que os coméis el mundo si conseguís un cuerpo más joven con la experiencia vivida, lo de jugar al rol de ‘vampiro’: La Mascarada, lo dejamos para otro día. Pensad que cada mañana, vais a aprender algo nuevo, con un tutor asignado a vuestra promoción y tan sólo tres materias a tratar: Literatura, Matemáticas y Filosofía. Antes de que os llevéis las manos a la cabeza por ausencias como la Biología, dejad que me excuse diciendo que yo la incluyo dentro de la literatura, y leer a Charles Darwin o Gregor Mendel, serían los equivalentes. Otro día lo desarrollo más. Lo dicho, llegáis a clase y encontráis, escrita en la pizarra, la frase: #damepaguita. Mientras colgáis los chaquetones y os sentáis, reconocéis a Juan, el profesor de Literatura que espera a que se silencie el alboroto mañanero para comenzar: “Hoy siento haceros pasar por el engorro que suponen morfología y sintaxis, pero es necesario que conozcáis el lenguaje que empleáis, sobre todo, para que podáis cambiarlo según vea el mundo vuestra generación y no como os lo impongan las anteriores.” El profesor Juan es un tipo práctico, que gusta más de que los alumnos aprendan por sí mismos, que de dar grandilocuentes y vanidosas lecciones de supremacía. Así que, si empieza así, mejor será atender: Empecemos con lo básico: una almohadilla, un verbo y un sustantivo. La almohadilla es una etiqueta, con la que twitter, agrupa tuits en una misma carpeta para facilitar la búsqueda de un tema concreto, de manera similar a lo que haría el acrónimo NOV (novela) en las bibliotecas. El verbo elegido es dar, transitivo, que necesita de complemento directo para tener significado, y que está conjugado en singular (tú) del modo imperativo para expresar orden, ruego o mandato. En este caso ruego, luego lo explico. Para el sustantivo se ha elegido la palabra pag/a con el sufijo –ita, lo que la convierte en un diminutivo: paguita. El verbo hace referencia al que da, al que va dirigida la frase; pero la parte activa, es el que pide, el que está hablando. Cuando alguien pide, normalmente es porque no tiene, y si lo que pide, está en diminutivo, es que hace referencia a una pequeña parte de lo que tiene a quien se le pide. Un poco lío, ¿no? Con dos palabras y un signo de remisión, tenemos una escena construida: alguien que no tiene y que le pide a otro que sí. A un empobrecido y a un rico. Ésta ha sido la frase elegida por la derecha española para difamar y reírse de los que no tienen, los empobrecidos, que como podéis comprobar, no es azarosa, pero creo que le toca al profesor de Filosofía seguir con la clase.

---Supongo que el primer día, celebrarías no tener clase de Historia y estudiar esas largas cadenas dinásticas y fechas tan irrelevantes como los matrimonios de los Austrias o los hijos de los Borbones. Pero, como todas las alegrías en la vida, eso fue hasta que conocisteis al profesor Miguel, gran defensor de que la Historia es la propaganda de los vencedores, prefiriendo así hablaros de Kart-Hadtha (púnico) o Karjedón (griego) cuando se refiere a Cartago (latín), que fue el nombre que le impusieron los romanos una vez que la quemaron tras la tercera guerra púnica. Algo parecido a como hace cuando habla de los fascistas, africanistas, monárquicos, etcétera, autoproclamados, tras la propaganda, nacionales. Por eso, tampoco os sorprende cuando empieza con la Protohistoria, sabéis que se dirige al siglo XXI, lo que no sabéis es qué ha ido a recoger tan lejos.

---Una sociedad primitiva está regida según dicta la naturaleza: por la fuerza. No siempre, pero permitídmelo. Cuando hay un nuevo candidato, se reta al actual y, después de una muerte, el ganador se queda con las hembras y disfruta de equis tiempo de esos privilegios hasta que se repite el ciclo. Este sistema, con sus inconvenientes, la genética entre otros, es abierto, entra quien lo reclama. Brutal y salvaje, pero justo. Las sociedades, ya no tan primitivas, empezaron a desarrollar el misticismo, no todas, pero permitidme, que era el medio con el que los charlatanes de la época daban respuestas a todo lo que los demás no podían. Ya hay un problema, pero vienen más. El caudillo de turno, conocedor del sistema social con el que se rigen, ve peligrar su posición conforme va avanzando en edad, y los más jóvenes se vuelven más aptos para sucederlo, así que decide adelantarse al futuro y habla con esos aspirantes y les concede cierto privilegios sobre las hembras y resto de posesiones a cambio de sumisión. Éstos, encantados, aceptan y así se crea el primer concepto policial, que velará siempre por proteger a los poderosos. Pero nuestro caudillo, aburrido en su cueva debido al extra de años que va a vivir por no haber muerto en un duelo, ve que sus hijos, a los que ama con locura, sobre toda a ellas, a las que ama aún más intensamente, que no van a ser capaces de retar, cuando crezcan, al siguiente caudillo, así que empieza a tramar un plan para que sus hijos disfruten del mismo cargo que tuvo, aunque no sean los más aptos, en este caso, fuertes. Entonces se acuerda del chamán de la tribu, al que tolera por una mezcla de miedo e ignorancia a partes iguales. No hace falta que os diga que una de las grandes ideas de la historia no han sido internet o la penicilina, ligar el linaje al misticismo han construido la sumisión humana durante miles de años. La mal llamada ciencia, Economía, ha ido catalogando esos períodos según la sumisión, dando lugar a esclavitud, feudalismo o capitalismo, por ejemplo. Hasta aquí puedo leer yo. Mi guante, para hablaros de cuentas lo recogerá el profesor Espejo.

Sé que el profesor Espejo es el que más quebraderos de cabeza os trae y el que más odios genera, sin embargo, no es culpa suya, le ha tocado bailar con la más fea: las Matemáticas.

---En la Protohistoria hay manzanas en el suelo, da igual las que haya, el más fuerte decidirá sobre ellas: división entre uno. La esclavitud es fácil, yo sabía que existían estas manzanas, pero descubro que hay vecinos con sus propios montones; nos peleamos y no sólo nos quedamos sus manzanas, también con aquellos a los que derrotamos, que harán lo que les ordenemos, o los matamos: suma y división entre uno. En el feudalismo ya está todo descubierto, mañana le preguntáis al profesor Miguel sobre lo que supuso someter a África y a América, aunque ya os adelanto yo, que vuelta a la esclavitud. Lo dicho, el feudalismo coge ese montón de manzanas y te dice que son suyas, aunque te las deja para que hagas lo que quieras con ellas, pero que de lo que hagas, le des una parte, porque si no, como son suyas, se las da otro que acepte esas condiciones: multiplicación y división entre uno. Me han pedido que también os hable del capitalismo. Está muy enrevesado, pero voy a tratar de hacerlo: sigue habiendo ese montón de manzanas, que vamos a someter a muchos procesos, para que podamos hacer infinidad de cosas con ellas, e intercambiamos esas cosas que podemos hacer, independientemente de si llegan a llevarse a cabo o no: esto es exponenciar y dividir entre uno. Si esto ha resultado fácil de entender, quedaos con el concepto pero aplicadle capas de complejidad en las operaciones y conceptos tales como propiedad privada, economía y Bolsa, para entender por qué los ricos nunca quieren dividir por otro número distinto de la unidad.

Sinceramente, la sencilla elegancia con la que transmite conceptos Espejo, es brillante. Va siendo hora de finalizar, que la tripa ruge y la imaginación, como los ordenadores, se calientan del uso. Al profesor Torres, que no tiene idea de nada, ni sabe de nada, se le presenta una papeleta complicada. Después de gente que sabe qué decir y cómo, Torres se siente empequeñecido. No domina ninguna materia, ha picoteado de muchos campos sin alcanzar la excelencia en ninguno. Pero, no es un tipo medio, su importancia es la de saber hilvanar las cosas, ver conexiones donde otros ven azar. Por eso es el tutor, a pesar de que no se considere cualificado para ello.

---Supongo, que ya os habrán explicado quiénes son los pobres y quiénes los ricos. Os muestro quiénes votaron en contra, en el Parlamento Europeo, para mutualizar (recordar, dividir) la deuda por el coronavirus: PP y Ciudadanos. Sí, los de las banderitas. Sí, son ricos (ellos) votando contra pobres (nosotros). Que no se os olvide, que el capitalismo, se sirve del patriotismo, pero le da igual tener fábricas o capital en el país de origen, cuando les deja de ser rentable, se van. Decían los analistos, estos que son listos pero por la parte anal, que el capitalismo era una gran rueda girando sin parar, inalterable en su ejecución. Pues bien, analistos, llevabais razón, el mundo no se ha parado, pero ha hecho un amago. Las familias han vuelto a sus casas, a pasar tiempo en común, a darse cuenta de la cantidad de basura consumista que han ido almacenando en el trastero durante tantas décadas. Y no sólo eso, ven peligrar la estructura social de la que formaban parte. Y es que, si bien me gustaría decir los cambios que se avecinan, el tener amigos imaginarios no está dentro de mis capacidades, así que me limitaré a decir que habrá preguntas. Preguntas, además, de las cortas: ¿Edad?, ¿Qué es un rey? ¿La bandera se puede comer? Antes de seguir, he cometido un error y tengo que rectificar. Aporofobia, es una palabra de reciente inclusión en nuestro idioma que significa miedo a las personas pobres. Porque no olvidemos que la puñetera R(eal) A(academia) E(spañola) no es más que otro sistema, con el que los poderosos de turno, sugestionan la mente, y al machismo del lenguaje, como la iglesia, llega tarde; a acuñar el concepto de ludoteca o ludificación, también: ya hace años se viene usando gamificación (game juego en inglés). Y entre éstos, que son otros analistos, hay fascistas descubiertos o camuflados, pero todos ellos, en su momento, al definir aporofobia, acordaron el hecho de que es miedo a los pobres, que no a los empobrecidos. Porque, como todos sabemos, ser pobre es activo (uno lo es porque quiere), mientras que ser empobrecido, es pasivo (nos lo hicieron ser).

Sabía que os gustaría Torres, parece que no está diciendo nada, pero cuando termina, tienes la sensación que es el más lúcido de los cuatro. Siento el desglose, vuelvo a ser yo, pero hay veces, que poco, da para mucho. No hagáis como el eslogan de #Jaénmerecemás, no supliquéis las migajas de un pastel que no os han invitado a comer. Exigid lo que creáis justo, y creo que sobra decir, que lo que le molesta a los ricos, es que los pobres nos consideremos también personas, con derechos y no esclavos, siervos o trabajadores. Salud y República.

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