El sentir de un genavero de adopción

Manuel Cortés, primer alcalde de la democracia, elogia la tenacidad de las gentes serranas

22 sep 2019 / 14:03 H.

Una personalidad que dejó huella en Génave. El nombre de Manuel Cortés Ballesteros dice mucho a los vecinos del pequeño municipio de la Sierra de Segura. A pesar de que lleva mucho tiempo fuera, se trata de alguien fundamental en el devenir histórico del pueblo en la segunda mitad del siglo XX. Sus múltiples méritos suponen un aval más que suficiente para que se le otorgara la condición de pregonero.

En un salón de actos, el del Ayuntamiento, abarrotado, hasta el punto de que, ante la expectación, el discurso podría haberse pronuncia perfectamente en la plaza, Cortés tomó la palabra. Lo presentaron el alcalde, Jaime Aguilera, y el cronista oficial, Manuel Rodríguez, quienes compartían mesa con la pregonera de 2018. El discurso fue sencillo pero repleto de contenido, breve, pero intenso. Expresó su añoranza después de años de ausencia y cantó los valores del pueblo genavero. Elogió la lucha “a brazo partido” por el futuro, pese a todas las dificultades que afectan a los municipios rurales más pequeños. Añoranza de cuando uno deja algo y tarda tanto en regresar. Tesis doctoral sobre Génave. Auguró que esa tierra tiene mucho porvenir por su idiosincrasia, las personas que residen en él y las iniciativas que promueve. Con esto sustentó su percepción de que, al regresar, encuentra un lugar “infinitamente más hermoso y participativo” que al irse. Su mensaje fue que el carácter serrano es lo suficientemente sólido, atrevido y tenaz para hacer a estas gentes capaces de aguantar todos los embates del destino y la modernidad, en definitiva los desafío del progreso. Manuel Cortés se siente muy orgulloso de su condición de “genavero de adopción”, que lleva a gala.

El protagonista del acto con el que se abrieron las celebraciones patronales en honor de la Virgen del Campo tiene una trayectoria muy fructífera. A sus setenta años, y ya jubilado, reside en Sevilla y llevaba alejado de Génave más de dos décadas. Llegó al pueblo al terminar el servicio militar. Allí ejerció de maestro, una profesión que ama, durante una década y media. Sin embargo, merced a su vocación de servicio público y a su compromiso social, en su camino se cruzó la política. Se presentó como candidato por el PSOE a las elecciones municipales de 1979. Su victoria, con mayoría absoluta, lo convirtió en el primer alcalde genavero de la democracia. Después tuvo la responsabilidad de montar la estructura de la Junta de Andalucía en la provincia, al ser el primer delegado en Jaén del Gobierno regional. De la mano de José Rodríguez de la Borbolla dio el salto a la Consejería de Gobernación. No obstante, hace algo más de treinta años optó por dejar la política y volver a la actividad en las aulas.

En esta nueva etapa tuvo tiempo para una de sus pasiones, la investigación. Así, preparó su tesis, titulada “Génave (Jaén) durante el antiguo régimen: vida y muerte en una comunidad rural de la Sierra de Segura (Siglos XVI-XIX)”, una obra de referencia para conocer la evolución histórica de esta comarca oriental de la provincia.