Nosotros, ocasionalistas

    14 dic 2015 / 11:50 H.

    Si algo caracterizó el grandioso partido del Real Jaén ante el san Roque de Lepe del pasado sábado no fue ya el resultado, casi incomprensible por fabuloso, por maravilloso e inesperado. Lo que extasió y fascinó, si uno analiza serena y racionalmente, en especial la segunda parte, fue la facilidad con la que se presentaban ocasiones de gol, lo de los vicegoles que en otras oportunidades se ha citado. Cuatro goles que bien pudieron ser algunos más. Aseguran los expertos que estas condiciones son las flores que adornan el fútbol. Cuando de un equipo que no consigue resultados más o menos beneficiosos se empieza a dudar, la mejor defensa es presentar el balance de ocasiones de gol que consigue fabricar, dejando luego a la suerte o al azar lo que falta. Es el “ocasionalismo”, que diría algún pensador utilizando el nombre de una teoría filosófica de largo alcance y contenido. Nosotros somos por encima de todo “ocasionalistas”, podría decir algún técnico tratando de explicar las virtudes de su equipo, nosotros sólo nos dedicamos a crear ocasiones de gol y lo hacemos bastante bien y con mucha frecuencia a lo largo de los partidos. El objetivo futuro deberá ser por tanto mantener este tipo de jugadas que, como un remedio general, una purga de san Benito o el bálsamo de Fierabrás todo lo cura, sobre todo a los espíritus selectos. Además hay que recordar que para los romanos la ocasión era una diosa alegórica que tenía como justificación de su existencia disponer el momento más favorable para obtener éxito al llevar a cabo una acción. Estar a bien con ella, por tanto, era de una utilidad casi infinita. Ya podían los dioses superiores ejercer el dominio y el poder sobre los hombres, los animales y las cosas porque a veces, como acontece en la vida misma, los elementos menores, los dioses menores y casi circunstanciales tienen, en la práctica, más poderío. Y si la representan calva por detrás y con pelo por delante es para que recordemos que la ocasión perdida ya no vuelve y hay que estar muy atento a lo que se nos ofrece. Habrá por tanto que elevar rezos y oraciones para que nos mire con buenos ojos. ¡Diosa ocasión, ruega por nosotros, a veces un poquillo pecadores pero con buenos propósitos!