“Me siento solo e incomprendido”

Andrés Rodríguez

27 feb 2020 / 11:04 H.
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No es fácil la situación que atraviesa. Preside el palco deportivo más importante de la provincia, centra las miradas de los aficionados y es la diana de todas las críticas, aderezadas con insultos y ataques que no tienen nombre. El presidente del Real Jaén, S. A. habla sin tapujos de una realidad que, en primera persona, asusta. Su intención es que los jiennenses sientan el equipo como algo propio, asistan al fútbol para disfrutar y dejen a la directiva trabajar para sacar adelante el club. Andrés Rodríguez Tapia (Zamora, 1971) subraya su soledad, su incomprendida gestión y el miedo a la falta de respeto.

—¿Cómo vive desde el palco ver que el equipo que usted preside está en continuo riesgo de desaparición?

—El riesgo existe desde que entré en el Real Jaén. De hecho, por eso di el paso y convencí a otra persona de Jaén muy conocida para que me acompañara en esta aventura. Se vive mal.

—¿Se siente incomprendido?

—Lo ha definido usted perfectamente, me siento absolutamente solo e incomprendido.

—¿Por qué?

—Yo creo que por desinformación.

—¿Qué pasa realmente?

—Pasa que, desde que entré en el club, en 2017, tengo plenos poderes. Se trata de una sociedad anónima deportiva que siempre ha tenido muchos problemas económicos, siempre ha estado al borde de la desaparición, pero muchos de los acreedores que antes no venían ahora han venido y esto ha ido en aumento hasta el pasado verano, que tuve que coger la Presidencia tras la dimisión de mi compañero. Desde entonces, he visto aumentada la presión y una campaña de acoso y derribo.

—¿Por parte de quién?

—No lo sé. Yo no tengo redes sociales, pero sí sé que hay una corriente generada que dice muchas mentiras y, cuando una mentira se dice muchas veces, luego parece verdad. Ese es el problema, creo. También mi carácter.

—¿Cómo es su carácter?

—Soy muy joven, cercano y también algo impulsivo.

—¿Eso es malo?

—Esa jovialidad y cercanía hace que la gente no me respete.

—¿Qué ha conseguido usted desde que llegó al club?

—Que se mantenga vivo y reducir una deuda superior a los 700.000 euros. Estoy haciendo muchas cosas, no tengo sueldo...

—Está claro que sufre ataques. ¿Tiene miedo?

—Más que miedo hacia mí es hacia personas cercanas. El expresidente del Real Jaén, Tomás Membrado, sufre ataques diarios, así como el negocio de su hija, que es una farmacia muy conocida en la capital. Como saben la relación que tenemos de afecto, utilizan la violencia para que me vaya.

—¿Y se irá?

—No sé qué hacer, aunque no es mi intención. Nunca he visto pancartas por las calles, ni las agresiones, los insultos y los ataques en un partido... No lo veo justo, porque llevo las cuentas al día y al cobro, hay menos deudas, por lo que no entiendo esta situación.

—¿Hay miedo a la liquidación, al odio, a la maldad...?

—A todo. La verdad es que no sé qué hacer.

—¿Le da vértigo que, finalmente, se liquide la sociedad?

—Mucho. Si el club se liquida, no es por mi gestión, porque no he generado deuda, sino todo lo contrario. Si uno está al día y no comete irregularidades fiscales, por qué se va a liquidar. Me gustaría que la gente supiera la verdad y si he hecho algo punible, la justicia será la que me diga si me tengo que ir.

—Usted, en su primera comparecencia pública como presidente, hizo un llamamiento a las instituciones para que le ayudaran. ¿Lo consiguió?

—Nada. Me sorprende que no me ayuden y me sorprende que, incluso, normalicen la situación. El año pasado batimos récord de puntos, no ascendimos, con el Levante no pasamos la eliminatoria por penaltis... Yo comprendo que esto es un equipo de fútbol, pero en aras de un sentimiento o bajo una pasión no puede uno hacer cosas que van contra la ley. Si mañana subimos a Segunda B... ¿qué pasará?

—¿Le han llegado a agredir?

—Lo han intentado, pero más que por mí, que yo asumo la responsabilidad que tengo al frente de una institución tan importante como el Real Jaén, tengo miedo por otras personas que ya no tienen nada que ver con el club.

—Será para hacerle daño...

—Este es el problema y el dilema que tengo. A mí no me ha llamado la Policía Local, la Nacional o las instituciones para decirme cómo estoy, cuando hay pancartas en la calle y, sin embargo, si dejas el coche mal aparcado en Semana Santa o en una carrera, enseguida te llaman a tu casa. Como presidente de un club de fútbol asumo la responsabilidad que tengo, yo entiendo el desasosiego que existe porque no ascendamos, pero yo también estoy muy preocupado. Hemos puesto un dinero muy importante y hay personas que han tenido que renunciar a ese dinero por el acoso que sufren. Por favor, que pare esto, porque Jaén así no va a avanzar, con peleas y sinrazones. Insisto, si yo hubiera hecho algo ilícito... ¿Me equivoco? Claro que sí, si estoy solo, cómo no me voy a equivocar. Y, encima, tengo miles de personas observando lo que hago. Pero, de ahí a tacharme de delincuente e irresponsable...

—¿Se siente observado cuando está en el palco?

—Me siento observado cuando estoy en la calle, que es lo que más me agobia. No me siento seguro.

—Eso tiene que solucionarlo...

—Espero que sí y, además, que sea una solución para siempre.

—Usted no es el que mete los goles. ¿Por qué esta animadversión hacia usted?

—Efectivamente, yo lo que tengo que procurar es que el club sobreviva, que no desaparezca.

—¿Cómo viven los jugadores esta complicada situación?

—Paradójicamente, están más unidos que otras veces. A ellos no les puedo faltar. Estoy muy orgulloso que, en estos momentos tan duros, nos hayamos metido en el play off, que seamos cuartos y que estemos mejor que antes de empezar las críticas, curiosamente. Por favor, que no dependamos de si entra la pelota o no entra.

—¿Cuáles han sido sus últimas decisiones como presidente?

—He convocado una junta general y una ampliación de capital. Animo a la gente a que entre en el club como en cualquier otra empresas, no a apretones, ni a insultos ni con amenazas, que lo hagan como entré yo.

—¿Le va a costar la salud?

—Sí, el dinero y la salud. Esto me afecta a otros negocios, porque puedo coger fama de mal gestor. Para mí el Real Jaén es un reto empresarial que me apasiona, porque anualmente no es una inversión muy grande, pero me supera el impacto mediático que tiene.

—¿Qué le gustaría que fuese el Real Jaén?

—El vehículo de unión de los jiennenses, fuera de ideas políticas, sociales o religiosas. Entre todos podemos demostrar a toda España que somos fuertes, que estamos unidos gracias al fútbol.

—¿Por qué un grupo minoritario, que insulta y ataca, coarta que así sea?

—Es que no es minoritario. Empezó por parte de alguna persona que quería dirigir el club, pero las redes sociales lo han engrandecido. Si fueran pocas personas, no estaría asustado ni preocupado.

—¿Qué le aconsejan en su entorno más cercano?

—Que me vaya.

—Pero eso sería dar la razón a quienes no la tienen, ¿no?

—Por eso no me voy, al menos hasta que venga alguien dispuesto a hacer lo que yo estoy haciendo.

—¿Cuál es su sueño?

—Sinceramente, no soy persona de soñar, sino de objetivos. El mío quizás sea, y es, que haya muchos aficionados, que la gente quiera entrar en el Consejo de Administración y que termine la situación que hay tan tensa dentro del club para cobrar las deudas heredadas. He aprendido mucho, estoy ilusionado, aunque un poquito asustado, pero mi deseo es que el Real Jaén fuese para que mucha gente entrase y pudiera opinar. El problema es cómo se hace eso. El 20 de abril habrá una junta general y animo a los jiennenses a que entren.

—¿Hay que arrimar el hombro?

—No es tanto arrimar el hombro, porque con un euro puedes estar en el Consejo de Administración. El problema es la responsabilidad que tiene entrar en una sociedad en liquidación... ¿Quién lo hace?

—¿Cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso?

—El otro día estaba con mi pareja en un bar y, al salir, me esperaban para pegarme.

—¿Qué llamamiento hace desde aquí a la sociedad?

—Que utilicen el fútbol para ir con la familia a pasar un buen día, que se informen de lo que es una sociedad anónima, que hay más gente con acciones y que un accionista no es el único. De hecho, he solicitado al resto que pongan su parte proporcional y no hay respuesta. Cuando jugaba el Levante y el Alavés sí venían muchos, el palco lleno. Tenemos que ser más normales, más cercanos a las personas y respetar nuestros sentimientos y nuestras ideas. Insisto, está acreditado que lo hecho es con arreglo a la ley, aunque no hemos ascendido. Espero que utilicemos el fútbol sin violencia, sin agresividad y para disfrutar, qué bonito, porque somos todos los que estamos ahí de una manera representada. Esta es la verdad, aunque yo me equivoque algunas veces.

—¿Y a los presuntos autores de los ataques y escraches?

—No soy quién para decirles nada, porque son mayores de edad. Me gustaría saber por qué lo hacen. Espero que la justicia no haga dejación de funciones y que no veamos normales cosas que no son. Uno de los errores más grandes de mi vida es haber convencido a otra persona para que entrara en el Real Jaén y, ahora, estoy pagando ese error. Él entró con la ilusión de hacer algo por su ciudad, para que no desaparecieran los concursos hípicos, el ferial, las corridas de toros, las tradiciones... Nos metimos a ciegas, no sabíamos nada de deuda, de papeles... Nada. Ahora, después de tres años y mucho dinero puesto, ya sabemos cómo sacar adelante esto, pero necesitamos el apoyo de la afición. Si hago lo que me dice mi familia, irme, ¿quién se queda? Yo tengo que preparar 50.000 euros cada semana y, encima, agredido y vilipendiado. El que se ve perjudicado, al final, es el Real Jaén, por lo que vamos a hacer todos un poco de examen de conciencia y si alguien considera que he hecho algo en contra de la ley, que me lo diga, pero no porque yo sea de una manera o de otra, porque eso me duele.

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