Lista de lo necesario

    13 may 2019 / 16:32 H.

    Estamos toda la familia del Real Jaén (y, por los mismos motivos, lógicamente también la del Linares) que no nos cabe la piel en el cuerpo. Que, siguiendo al refranero, los dedos se nos hacen huéspedes (más de uno diría: como un flan superlativo) porque, después de algunas esperanzas fallidas, la vida nos ofrece una oportunidad, merecida sin duda y ganada a pulso, un lance de esos que calan profundamente y nos transforman del todo. Y, dada la importancia de lo que hay detrás de la puerta que se nos ha abierto, nos hallamos en una situación compleja, existencial, que diría un filósofo, porque están en juego demasiadas cosas, que a su vez dependen de una sola. Y, claro, cuando estamos en estas condiciones, tensos por lo que nos jugamos, nunca mejor dicho, como lo está el opositor que tiene delante la oportunidad de resolver profesionalmente su vida, si está preparado para la ocasión y confía en que la suerte no le sea por lo menos nefasta, empiezan a envolver nuestra mente temores más o menos infundados; empezamos a pensar en esos temas que no llevamos tan bien aprendidos; a recordar experiencias no demasiado brillantes... todos esos demonios que dominan nuestro mundo interno en una condición tan relevante como ésta. Lo que se llama el peligro de la “profecía autocumplida”: esa amalgama irracional de temores e ilusiones que nos preocupa y nos deja un sabor agridulce de gran esperanza pero siempre con una ligera preocupación, cuando la pesadilla se revuelve con el sueño ilusionante de algo muy bueno que está por llegar. Por tres fases se puede señalar ha pasado nuestro equipo en esta temporada de gozo y satisfacción y no hay manera de olvidarse de las cábalas. Pero “conozco muchos que andan por ahí con la lista de lo que es necesario”, dice un personaje de ficción que mira y apuesta al futuro. Y ya se sabe que apostar es una forma de pronosticar, de hacer predicciones. Por ello la mejor forma de acabar bien esta aventura que la vida nos ha proporcionado es que en esa lista no falte ni un detalle. Que seguro que sí. Y ahí radica nuestra ilusión y nuestra confianza.