Álvaro Vega
“No puede ser Fran Carles. Tú eras el alma de este equipo, tío. Nos has roto a todos. Allá dónde estés, gracias capitán”.
“Nos has dejado huérfanos. No es posible que te vayas tan pronto. Eras el alma de este vestuario, el confidente, el amigo fiel, la sonrisa en los momentos más duros. Los niños, a los que tantas horas dedicaste, sienten tu vacío, al igual que Linarejos, el estadio en el que hemos compartido todo lo que el fútbol nos ha podido dar. Gracias, capitán”.
“Te me vas con 1.000 cosas por decirte y agradecerte. Eres y serás siempre enormemente un grandísimo amigo y un gran compañero. Nunca una mala contestación, un mal gesto o una mala cara; siempre con esa sonrisilla picarona que te hacía distinto a los demás. Siempre llevaré a mi Fran Carles en mi mente y en mi corazón, porque personas y amigos como tú no se encuentran tan facilmente. Me has dejado marcado y nunca me olvidare de ti. Allá donde estés, sé que no vas a estar solo y que te cuidara esa persona que tanto echabas y echamos de menos. DEP y te quiero, hermanito”.
“Contigo se ha ido un trozo de mi corazón. Contigo empecé una amistad verdadera, la que me dabas sin pedir nada a cambio. La vida sin ti ya no será lo mismo de especial. Perdurarás para siempre en mi memoria y dentro de mi corazón. Gracias por tanto”.
“Descansa en paz, Carles. Siempre te recordaré, además de como un pedazo de futbolista, un compañero y, por encima de todo, una gran persona, un amigo de verdad. Te echaré mucho de menos capitán”.
“Eres, eras y serás un ejemplo para mí. Te quiero mucho hermano”.
“Siempre servicial, siempre humilde, un tío alegre, feliz. Las personas como tú dejan huella. No te olvidaremos. Aquí nos quedamos con tu recuerdo, amigo”.
“Honrado y humilde. Así te recordaré, capi. Auténtico. Dale Carleto, siempre presente”.