La costumbre de lo bueno
Malo es acostumbrarse a lo bueno, dicen todas las filosofías orientales y occidentales. Malo, dicen todos los sabios que en el mundo han sido. Y, si ese es un pensamiento tan común, será porque la doctrina y la experiencia así lo han demostrado. Malo, por tanto. Algunos hasta insisten más todavía en esos pensamientos y nos aconsejan que nos acostumbremos a lo que cuesta. Lo dice nada menos que el emperador romano Marco Aurelio, un santo varón siempre feliz y contento, que, además de sus responsabilidades públicas, fue un filósofo de mucha altura: La mano izquierda, pone de ejemplo, que suele ser lenta porque no se usa, sujeta las riendas con más fuerza que la derecha: se ha acostumbrado. ¿De verdad malo acostumbrarse a lo bueno? Mucha gente sabe que hay un cuento del poeta hondureño Augusto Monterroso que pasa por ser el más corto de la historia. Tiene solo siete palabras y sobre él se han hecho multitud de bromas. La más conocida es la que cuenta que un personaje que quería dárselas de culto contaba un día que lo estaba leyendo y, al preguntarle qué le parecía, contestó: es que aún voy por la mitad. Pues por la mitad andábamos los seguidores del Real Jaén en el partido de ayer ante el Vélez y no veíamos claro el final de la historia. Momentos hubo en los que como si por el frío se pusiera negro el horizonte y temimos un final desagradable, sabiendo, además, que todos los perseguidores más o menos cercanos habían ganado sus partidos. Fue solo al final cuando vimos que todo seguía igual. Es lo que dice el cuento: “cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Cuando despertamos, cuando la afición llegó al final, todavía el Real Jaén seguía allí, en el mismo primer puesto. ¡Menos mal! Y en ese contexto había quien en verdad recordaba el dicho citado, el refrán o consejo público. ¡Claro, después de un 8.0 y un 0.3, por ejemplo, mal lo estábamos pasando con un empate encima de la mesa! Cierto que había tensión, que estábamos para subirnos por las paredes, pero benditos los disfrutes de que ya habíamos gozado.