El peso de la tradición

La jiennense Natalia Rueda está a punto de ganar la Liga de Jábegas, barcos con 3.000 años de antigüedad

21 ago 2019 / 11:14 H.

Las jábegas son un testimonio vivo de 3.000 años de antigüedad que han sobrevivido al paso de los siglos y se han convertido en un emblema de Málaga. Son embarcaciones de remo que suelen rondar los diez metros de eslora y los dos metros de ancho. Han llegado a estos días con rasgos distintivos de las culturas milenarias que habitaron en esta tierra. Los ojos pintados en la proa o el remo a modo de timón transportan al tiempo de los fenicios. También tienen su vertiente deportiva. La Liga Provincial en una referencia y en el equipo femenino de Torre del Mar, conocido como las “torreñas”, compite la jiennense Natalia Rueda Molina, una estudiante de 22 años que cursa el grado superior de Infantil. Considera el municipio como su segunda casa. Desde el 1 de julio compite en el torneo y está a un paso de lograr el título en la segunda participación del equipo en este torneo tan prestigioso. “Es histórico lo que estamos viviendo. Contamos los días que faltan hasta el 31, que es cuando se celebrará la última prueba y en la que busca mantener el liderato”, revela. Las sedes de la Liga son La Cala del Moral, El Palo, Rincón de la Victoria, Pedregalejo, el Puerto de Málaga, Torre del Mar, Fuengirola, El Candado, Benalmádena, Torremolinos y la capital, que acogerá la última jornada La tripulación de cada embarcación está integrada por 9 miembros: 7 remeras, más el “mandaor” o “animador”, que es la persona que dirige a las participantes y les regula su esfuerzo, y el “espaílla”, el encargado de realizar los giros. Las jábegas tienen un peso medio de 900 kilogramos. La eslora media es de 8,30 metros y el ancho es de 2,20 y el puntal alcanza los 75 centímetros. El origen de las competiciones de barcas de jábega se remonta al siglo XIX, cuando eran organizadas por los pescadores del litoral malagueño, que fueron asimismo los responsables de su reactivación en las últimas décadas del siglo XX, tras un periodo en el que las embarcaciones tradicionales estuvieron a punto de desaparecer. Los años 1980 se consideran el punto de partida de la era moderna y Natalia Rueda está feliz por practicar este deporte. Cada regata, que consta de dos mangas, tiene un recorrido entre 800 metros y un kilómetro, lo que pone de manifiesto su tradición y competitividad. Es la grandeza del deporte, que se fuisiona con la historia.