Ahora tocan goles

    19 nov 2016 / 11:14 H.

    M ientras se extiende la penumbra sobre los asuntos financieros del club, que de momento se han callado, el equipo visita al Murcia. Andábamos un poco aturdidos con el revuelo de lo que podríamos llamar las “escaramuzas mercantiles”, que si uno dice que paga y otros lo dudan; que si unos ultra-secretos dicen que son ricos y quieren comprar y otros parece que vacilan si vender; que si deudas van y deudas vienen cada día más; que si unos aseguran que hay dinero hasta junio y otros que no hay ni para arreglar el tablón de los cambios... total, un lío en el que de pronto, con informaciones a toda marcha, se han visto envueltos todos los aficionados, dispuestos ya, para evitar más dolores de cabeza, a matricularse en la Facultad de Economía o, al menos, comprarse una buena calculadora que les ayude a entender algo. Andábamos así cuando, como por arte de magia que se dice, va un árbitro con decisión y pita dos penaltis, dos nada menos en un minuto, y ya todos diciendo que lo que importa es lo que importa, es decir, los goles y los puntos y que de ello es de lo que hay que preocuparse. Es decir, se abre un buen panorama. Porque mientras la refriega económica va a sus cuarteles de invierno, o sea, de otoño, volvemos por tanto a los quehaceres deportivos, que a pesar de los pesares deben ser los principales, por mucho que sea verdad lo de primero vivir y luego filosofar. Regresamos, pues. a lo deportivo y en estas el equipo se encuentra camino de la huerta murciana, la de la zarzuela, que por cierto vive y florece gracias al agua de Jaén de la sierra de Segura. Y del Murcia, aunque no hayan sido muy frecuentes los enfrentamientos, se sabe que alguna vez ha sido grande y, a pesar de que de momento no lleva buen camino, parece que trata de volver a serlo. Así es que mientras vuelve el turno de lo que pomposamente llamamos lo institucional, que tendrá que venir naturalmente y de nuevo dará la lata y producirnos disgustos e incertidumbres, a ver si somos capaces de conseguir una buena renta de goles. Ello será, entre otros motivos, una buena oportunidad de gozo para los aficionados y de enojo o salvación, según se vea, para los financieros que, ante los triunfos, verán cómo suben las acciones. Y el puesto en la clasificación.