Adiós a Ali, el hombre que flotaba como una mariposa y picaba como una abeja

Muhammad Ali (27 de enero de 1942, Louisville, Kentucky, Estados Unidos), el hombre que flotaba como una mariposa y picaba como una abeja, falleció a los 74 años, después de una vida de lucha no sólo en los rings, sino contra las injusticias. Creció en el seno de una familia negra de clase media, en una sociedad marcada duramente por el racismo. El boxeador cambió su nombre original, Cassius Marcellus Clay, a raíz de su ingreso en “Nación del Islam” un día después de su primer combate contra Sonny Liston (25 de febrero de 1964).
Su posición le permitió vivir de forma satisfactoria durante la infancia, aunque Ali no esperaba un futuro muy prometedor en esas condiciones. Entonces, el boxeo era una de las opciones predilectas para quienes arriesgaban su salud en busca de riqueza, y Ali, que era un estudiante mediocre, se decantó por el pugilismo en detrimento del baloncesto o el béisbol, disciplinas que precisaban de mayores recursos y formación universitaria. Con 12 años, comenzó a entrenarse y, en cuanto ganó fuerza y tamaño, empezó a depurar su estilo. En 1957, ingresó en el Instituto Central de Louisville, uno de los centros más importantes del país para alumnos de raza negra. Debido a sus malas notas, se retiró y tuvo que volver al año siguiente, aunque terminó graduándose gracias al apoyo del director de la institución, Atwood Wilson, quien se quedó impresionado por la disciplina atlética de Ali. A los 18 años, acudió como “amateur” a los Juegos Olímpicos de Roma y venció en la final de los pesos semipesados al polaco Zbigniew Pietrzykowski. Su medalla de oro coincidió con una época convulsa en Estados Unidos.