Voces vestidas de flamenco

El Festival Pepe Polluelas cumple su 23 edición en Jaén con un gran éxito

21 oct 2017 / 11:18 H.

El Festival de Flamenco Pepe Polluelas cumple su vigésima tercera edición y lo celebra, por todo lo alto, en plena Feria de San Lucas, y rodeados de jiennenses. Más de 300 espectadores se dieron cita para ver, sobre las tablas del Teatro Darymelia, una muestra de este arte, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

De esta manera, Darío Chica dio comienzo a la cita e interpretó cantiñas, alegrías, granaínas, bulerías y un fandango. Rafael Valera, presidente de la Peña Flamenca de Jaén y presentador del encuentro, destacó que la su entidad, en pos de apoyar el arte jiennense, le ofreció esta oportunidad a Chica, que participa, habitualmente, con la raza calé, para desarrollar sus cantes flamencos. “Generalmente, se defiende bien por fandangos y bulerías”, destacó Valera. Y no se equivocó. El joven demostró su carácter sobre las tablas con el acompañamiento de Paquillo Cortés.

Le siguió, en orden de actuación, María Fernández, “María Terremoto”, una de las actuaciones más esperadas de la noche. Destacó con soleás, seguiriyas, serranas, cañas y martinetes junto a los acordes de Nono Jero. “Es muy joven y, si sigue así, ella ocupará un puesto muy alto en el escalafón flamenco”, destacó Valera. La cantaora desciende de la familia Terremoto, de Jerez de la Frontera, en Cádiz, estirpe de grandes maestros y nieta del genio del cante Fernando Fernández Monge.

La cantaora Vicky Romero, por su parte, deleitó a los presentes con tangos de la Carlota —muy típicos de Linares—, malagueñas, seguiriyas soleás y bulerías. La artista estuvo acompañada del guitarrista Juan Moreno, uno de sus músicos de cabecera en la mayoría de sus espectáculos. El guitarrista es uno de los grandes virtuosos que tiene la provincia de Jaén. Y no es para menos. Junto a él, deleitó este verano a muchos de sus seguidores con conciertos en los que interpretaban poemas musicalizados de Miguel Hernández, en unos casos, y fandangos, en otros.

Y es que el poeta de Orihuela brilló con luz propia gracias a Vicente Soto “Sordera”, uno de los grandes herederos del flamenco de su abuelo, Paco de La Luz, y su propio padre, Manuel Soto “Sordera”. El artista —que puso el broche de oro al festival— se caracterizó por instrumentalizar su arte con las letras de poetas de la talla de Hernández o Borges. “Sordera” es un cantaor largo y destacó en todos los palos del flamenco hasta elevarse como uno de los clásicos vivos del flamenco. Mostró un pellizco propio en el que recordó a Antonio Chaqueta y encauzó la poesía culta dentro de ese estilo. Al toque, le acompañó Juan Diego Mateo, un maestro de figuras flamencas que resolvió con garantías y virtuosismo la actuación.

Entre aplausos y punteos, la velada se desarrolló con grandeza. El quejío del alma flamenca de los protagonistas de su cartel llegó a los aficionados al cante que, emocionados, vitorearon a los artistas que, un año más, elevaron el Festival Pepe Polluelas a su máximo esplendor. Fue, sin lugar a dudas, un auténtico regalo para todos los sentidos, una apuesta que se tornó en un valor añadido para la capital.

De esta manera concluyó uno de los festivales flamencos más atractivos y referenciales de la provincia que, durante esta edición, tuvo la gran ausencia del baile. Según indicó Varela, se debió a “la falta de presupuesto por parte del Ayuntamiento”. Aún así, nada ni nadie ensombreció las cuatro voces —y sus correspondientes guitarras— que festejaron una de las grandes celebraciones culturales de Jaén.