Una cita necesaria y consolidada

Vértigo Estival concluye su duodécima edición con los conciertos de Automatics y Sex Museum

08 ago 2016 / 11:30 H.

El festival Vértigo Estival es, desde hace varios años, una muestra plenamente consolidada y absolutamente necesaria en el calendario de festivales provinciales, pues acerca al público jiennense una selección de algunos de los mejores grupos actuales de pop y rock con independientes. La duodécima edición de la cita se cerró en la Caseta Municipal de Martos, y concluyó con ello, por esta temporada, la iniciativa Jaén en Julio, de la Diputación Provincial.

Tenían el honor de abrir la noche los sevillanos Miraflores. Son una de las bandas más originales y sinceras de la escena actual en Andalucía, integrada por músicos experimentados que han formado parte de recordadas formaciones como Sick Buzos o Salieri. División de opiniones entre el respetable: Su música, incuestionablemente influenciada por Nick Cave o Spacemen 3, requiere de la complicidad del oyente para calar. La fórmula pasa por la repetición como vía hacia el éxtasis, en un viaje, regido por la abrupta voz de Emilio Cascajosa, en el que, si no se agarra (con fuerza y a tiempo) al tren, no se detiene a esperar. A continuación, los madrileños Autumn Comets cerraban en el Vértigo Estival la gira de presentación de We Are Here / You Are Not (Subterfuge Records, 2015), cuarto disco en su carrera, que desde septiembre les ha llevado por escenarios de todo el país. Intensidad sónica en desarrollos marcados por unas guitarras que traen al presente el “shoegaze” y el noise-pop “noventeros”, actualizados e impulsados por el elegante aporte, en segundo plano, de los teclados de Gonzalo Bautista. Se esperaba con impaciencia la presencia de Automatics en el festival marteño. Desde su regreso a los escenarios tras un parón de largos años, los linarenses han firmado grandes conciertos, como el que se pudo vivir a finales del pasado año en Jaén capital, dentro del ciclo etc., en el que presentaron “oficialmente” su nuevo álbum, Big Ear (Clifford Records, 2015), y son, sin dudas, uno de los grupos con un directo más cuidado en la escena independiente del país. Pero en su paso por el Vértigo Estival no tuvieron su mejor noche, probablemente lastrados por la ausencia de una de sus almas, el guitarrista Manuel Aranzana (solventemente, eso sí, sustituido por León Fese, de The Dirty Dogs), y del teclista David Morales, quien aporta la carga energética de la electrónica en contrapeso a las afiladas y mordientes guitarras de Alfonso “Poncho” Linares. Aún así, se pudo disfrutar del noise-pop elegante de temas del pasado (Suicide, French Boyfriend, Watch Over You...) y del presente (Monsters, Puppet Boy...) de la más emblemática banda “indie” surgida en la provincia.

Y, si se habla de bandas emblemáticas, en este caso en el rocanroll nacional, ninguna como la elegida por la organización para cerrar esta edición. Sex Museum volvían a impartir cátedra con un doctorado en rock que se sustenta en los “riffs” guitarreros de Fernando Pardo, los teclados “setenteros” de Marta Ruiz y la voz rota y los movimientos descosidos en el escenario de Miguel Pardo. La ausencia, por una fractura de clavícula, de su baterista, el incomparable en su faceta Roberto Lozano “Loza”, suplido con admirable robustez por Juan Diego Pérez “Jota”, condicionó un repertorio en el que se echaron en falta algunos de los trallazos en forma de canciones con las que agitan al público en la gira de celebración de su trigésimo aniversario como banda. Firmaron un concierto sobresaliente que fue in crescendo con clásicos como Two Sisters o I Enjoy The Forbidden.