Un viaje sensorial hacia los sonidos más actuales en el “EnSueña Jaén 6”

El disyóquey Fran Requena embriaga al Mirador del Lirio de ritmos eléctricos

19 mar 2024 / 11:46 H.
Ver comentarios

Reconozco no haberme perdido ni una sola entrega de estos Ensueña Jaén que acertaron a inventar los inquietos duendes del Diario JAÉN. Y la sexta entrega no iba a escapar a mi voraz curiosidad.

Para mí fue una sorpresa la localización elegida, aunque quizá no tanto, conociendo al alma mater de esta locura. Es más, uno que se ha adentrado más de una vez por esa Comarca del río Guadiana Menor, ese cauce encajado entre enormes barrancos, en un puro desierto, porque a nuestro pesar lo es, que se ha enamorado del color de esas tierras, de los rayos del sol que subrayan contornos casi mágicos y realzan colores espectaculares; sabe bien que la luz allí es ideal para cualquier evento o montaje. Descubrí que se haría en el Mirador del Lirio, en El Fontanar, una de las aldeas más bonitas con que cuenta Jaén, con características muy singulares, y que el protagonista, junto al paisaje, sería Fran Requena, un chico al que solo puede uno querer, inquieto como pocos, vivaracho y decidido. Tanto que colgó las botas, al poco tiempo de conocerle en la redacción del rotativo provincial, de “motu proprio” y lo hizo por amor a la música, su mayor pasión. Un músico, porque lo es, que mezcla con maestría la canción que caiga en su mano.

Sabiendo ya del sitio y del artista, reconozco que me decepcioné un poco al ver, al comienzo de la emisión, a Juan Espejo junto al cauce del río, casi 400 metros de desnivel más abajo del Mirador. Ya me han engañado, pensé. Fue momentáneo, enseguida comprobé, tras la introducción del director, que estos diablillos del JAÉN habían rizado el rizo, no solo no se retransmitía desde el mismo Mirador, es que en su osadía habían llevado a Fran, a su mesa de mezclas y toda la infraestructura de cámaras, unos 100 metros ladera bajo, al borde mismo de un precipicio vertical que, créanme, da vértigo.

Sin ser un amante de la música electrónica, reconozco que la elección del repertorio escogido por este chico de Villacarrillo me agradó. Nunca había oído, en manos de un DJ, sonar a Raphael, Zahara e incluso algún acorde de música específica de Semana Santa. Fueron 90 minutos intensos, una hora y media donde se fundieron acordes musicales y estampas maravillosas de una zona, una comarca, bastante desconocida para la gran mayoría. Y a esta fiesta de música, luz con un infinito abanico de colores que variaban conforme el sol se iba despidiendo allá por las lejanas cumbres de Mágina, se le abrazaron las modernas tecnologías: el uso de drones dio un toque de distinción al evento, de matrícula de honor. Las imágenes desde dichos aparatos realzaron mucho la grabación.

Ver a Fran, al borde del mismo abismo orográfico, dejarse llevar por los ritmos, interactuando con sus platos de última generación, manejando su mesa de mezclas como si estuviese en una sala cerrada cualquiera, me impresionó. La pasión que le puso es digna de elogios y aplausos.

Puedo asegurar que es la primera vez en mi vida que he estado más de una hora y media pendiente de un DJ, y también que el tiempo se me hizo breve.

Solo me queda la duda, conociendo a los actores que hay tras esta genial locura, si procuraron que fuese un concierto íntimo o si, por el contrario, llevaban en sus mochilas la pretensión que fuese una tumultuosa y multitudinaria sesión del, sin duda alguna, uno de los mejores pincha discos del panorama andaluz. Si hasta las aves del lugar acudieron en bandada para volar sobre la cabeza de Fran. Sea como fuere, Fran podrá presumir ante quien se le ponga por delante de este Ensueña 6. Pocas veces se trabaja en un auditorio tan espectacular sabiendo que lo verán decenas de miles. Por otra parte, todo el equipo que hizo posible esta aventura puede presumir de una localización y producción que ni muchas de las películas de cine.

Me alegra saber que, desde ya y para siempre, Fran estará ligado a El Fontanar, al Mirador del Lirio, al Guadiana Menor. ¡Qué no pare la música!

Cultura