Risas con acento andaluz
Manu Sánchez triunfa en el Infanta Leonor con su obra El buen dictador
Es andaluz —y presume de serlo sin tener por qué cambiar su acento y hábitos ante aquellos que prejuzgan los estereotipos sureños—, comunicador, humorista, empresario y, en esta última etapa profesional, también actor. Visitó la capital el pasado martes para presentar su libro, Surnormal profundo, en el Museo Íbero. Y no quiso despedirse de la ciudad sin mostrar su faceta interpretativa a los jiennenses. Así, Manu Sánchez llegó, vio y triunfó. Desde las tablas del Teatro Infanta Leonor no había ni un asiento vacío.
Colgó el cartel de “completo” y representó El Buen Dictador, una obra que trajo con la productora 16 Escalones, fundada por él mismo. Bajo la dirección de Fernando Fabiani, Sánchez volvió a sorprender al público con un desternillante, ingenioso y cuidado texto, al que acompañó una elaborada escenografía y una magnífica puesta en escena.
La sorpresa llegó cuando la música comenzó a sonar. Los asistentes conocían los temas pero pronto se percataron de que esa no era la letra original. Así, el humorista versionó canciones como Cara al sol —con la que abrió la función—, A quién le importa, de Alaska, y Supercalifragilisticoespialidoso, de Mary Poppins. Sabía lo que hacía y no dudó en que conseguiría su propósito de despertar las carcajadas del público, algo que logró hacer con creces. Sus composiciones fueron, de esta manera, pegadizas y en clave de humor. Y es que el cómico se caracteriza por no hacer dos obras iguales. Adapta siempre su texto para darle más actualidad y, dependiendo de dónde se realice la representación, destaca cosas particulares de cada tierra. En el caso de la capital, Sánchez añadió: “Viva Jaén, el olivar y las rotondas. Todos me piden que el tranvía funcione. Tenía que haber reventado como el lagarto de Jaén por inventar al hombre y a la mujer. Los sevillanos se creen que Andalucía es de ellos. Si todos viven en cortijos, ¿quien habita en los edificios? La historia es una mentira repetida mil veces hasta que se hace verdad”.
El buen dictador es la tercera entrega de una saga teatral que, aunque no tiene una continuación argumental, sí son obras totalmente complementarias. Le precede El Rey Solo. Mi reino por un puchero —su primera apuesta con la que reunión a 80.000 espectadores—, y , El Último Santo, donde el humorista se mete en la piel de un demonio un tanto peculiar. Con esta obra, el actor intentó presentar una situación en la que, cuando la mayoría falla y de todo se duda, se pierde la esperanza. Por eso, en tiempos de crisis —y como en la vida misma—, alguien toma las riendas de la situación y aparece “el todopoderoso, un de líder supremo que todos creen que es la solución definitiva. Aunque su título genera una contradicción en sí mismo, desde las tablas, el cómico puso en entredicho si realmente existe la figura del buen dictador o es solo puro “postureo”.
El aplauso final del publico —entre el que se encontraba Santi Rodríguez y la teniente alcalde XXX Reyes Chamorro— pareció no tener fin y Sánchez se despidió de Jaén con una gran ovación. Su gira continuará hasta noviembre, fecha hasta la que está confirmada en su página web.