Rendidos a Apache

El Infanta Leonor se vuelve a llenar para disfrutar de un espectáculo musical sin precedentes

28 ene 2018 / 11:41 H.

R oqueros vertiginosos escondiendo pasiones, en ráfagas de incensantes, melodías, llevando un rasgueo al universo para poder sentir adrenalina.

Roqueros con pluma en la mano viajando a lo alto del crepúsculo, componiendo con frases célebres sensaciones como ninguno. Roqueros leyendas eternas, llevando su música al infinito, hasta que tu cuerpo vibre y sus canciones sean tu alimento”. Parecen solo palabras bonitas escritas de la mano de un escritor inspirado como Ale Corner, pero no, es mucho más, son sensaciones, sentimientos, fuerza y pasión que se unen gracias a un talento que solo alcanzan unos pocos, y entre esos privilegiados se encuentra el grupo Apache. Porque sí, llegó el gran día y para ello el Teatro Infanta Leonor se puso elegante, porque hasta él llegó la música de unos abanderados de su tierra, de Jaén, y la ocasión no merecía menos. Una jornada tan especial, un espectáculo que para el que no los haya visto puede parecer un concierto más, pero no lo fue, en tan solo unos metros se vivió un sueño, el de unir canciones que recuerdan al mejor rock de todos los tiempos, que dio vida a grupos que han marcado a generaciones, que han acompañado vidas y que no se olvidarán jamás.

Ya en los ensayos previos al gran momento era palpable la expectación que causaba una de las grandes citas del año, que a pesar de ser la tercera vez que ocurría, entre los presentes y aquellos que contaban los minutos desde sus casas para que llegaran las nueve de la noche, sabían que no sería como antes, que no era comparable a nada, que nunca volverían a ver un espectáculo similar. Risas, compenetración, minuciosidad en cada detalle y por supuesto, muchos nervios se apreciaron entre bambalinas mientras la gente se agrupaba a las puertas del teatro, y es que hubo gente que se trasladó desde Madrid para ver al admirado y querido grupo. Y llegó, todo listo mientras los artistas se concentraban, los aficionados empezaron a entrar aunque, antes de acomodarse en sus butacas, muchos de ellos pasaron por el “photocall” para dejar constancia de lo que iban a vivir y es que, la noche prometía y no defraudó. Poco después de que las agujas del reloj pasaran las nueve apareció en escena el presentador, Ángel Gónzalez, jefe de sección de Diario JAÉN y encargado de presentar al grupo y a algunos de sus acompañantes. “Déjense llevar y disfruten”, comentó el periodista para animar a los asistentes, más de ochocientos, a abrir sus sentidos y... ta-chan el telón se abrió y en él situada la Joven Orquesta del Sur de España, trasladados desde Granada y dirigidos por un excomponente de Apache, Rogelio Rojas, para acompañar a los músicos de Apache que regaló al público un recorrido por los comienzos del grupo con un popurrí de algunas de sus mejores canciones acompañadas de diapositivas que recordaron los inicios, sus primeros trabajos, sus viajes y su aparición en los medios de comunicación cuando aquellos jiennenses sonaban con hacer lo que mejor sabían, música. Un paseo por los setenta y ochenta que afloró recuerdos y la emoción en muchos. Y les tocó a los protagonistas, los miembros de Apache salieron con fuerza para comerse el escenario y hacer que el público se entregara. El espectáculo arrancó con el tema Kashmir y las famosas plumas de Luismo, para hacer que la primera impresión fue única: rostros que brillaron, un ritmo imparable y los primeros indicios de que la noche prometía. “Estamos muy felices de volver y queremos que sea una noche para pasarlo bien”, decía Luismi, el vocalista del grupo, justo antes de comenzar a cantar English Man New York, aunque no la interpretó mucho ya que el público no dejó de acompañarlo en varios momentos de la letra en la que hubo muchas palmas y ritmos que no dejaron de cambiar. “Viaje en el tiempo a los ochenta”, eso fue lo que produjo el tercer tema, Shout, y para los que no lo sepan, significa gritar, lo que muchos hicieron en el concierto a base de “artistas”, “únicos” y algún que otro “guapo”. La cuarta fue Confortably Numb, una de las más esperadas, algo que se notó por los pequeños “nudos” que produjo en algunas gargantas y para terminar su primera intervención como Apache Sinfónico interpretaron Don´t Bring me Down, en la que la compenetración fue tal que orquesta y músicos bailaron al son de cada nota. A continuación llegaría un momento muy especial, la elegancia se apoderó del escenario para recibir al tenor Miguel Ángel Ruiz que cantó con Luismi la canción Miss Sarajevo y Dust in the Wind con dos protagonistas, sintonía y admiración durante casi diez minutos. Stairway to Heaven y Still loving you fueron los dos temas que siguieron, este último acompañado acrobacia que dejó atónitos a los presentes, aunque fueron tales las figuras que representó que a muchos les invadió la tensión. El concierto lo medió Hotel California, un “temazo” que no dejaron de tararear y unió a los componentes en un baile que dejó entrever el espíritu del grupo, “el buen rollo”, seguida de Loosing my Religión. Y por fin el momento más dulce, el escenario se reclinó ante la entrada de la soprano granadina Mar Blanco, que interpretó, junto a Apache, The Way You Look Tonight, One y Nothing Else Matter, a la que también se unió Miguel Ángel Ruiz, que provocó algo poco explicable, cariño y fuerza cuando se unieron ambas voces. El final del concierto lo protagonizaron los temas Long Goodbyes, Africa para los que les acompañó el Coro de Amigos de Apache que reunió casi a cuarenta artistas, que estuvieron presentes en Tears in Heaven, Holly Mother y Knocking on Heaven Door. El gran final vino con We are the World, con todos los participantes en el escenario, el público en pie y momentos que estuvieron protagonizados por un grupo de amigos, como ellos se llaman humildemente pero que dejó imágenes muy difíciles de olvidar.

Cinco intervenciones de un maestro de la lírica que pusieron el vello de punta
Mar Blanco puso el toque de cariño y sensualidad en el teatro con su gran voz

La soprano Mar Blanco llegó desde Granada para apoyar a sus grandes amigos e interpretar con ellos algunos de los temas, concretamente seis, The Way You Look Tonight, One y Nothing Else Matter. Al final, regresó con parte de los Solistas y el Coro Amigos de Apache para interpretar los temas Tears in Heaven, Holly Mother, Knocking on Heaven y We are the word, que hizo levantarse a los asistentes para fundirse en un aplauso que pareció interminable. “Les tengo un gran cariño al grupo y estoy muy feliz de poder acompañarlos”, dijo Blanco, que confesó encontrarse nerviosa momentos antes de que comenzara el espectáculo. Una artista propietaria de una voz con una fuerza desgarradora que demostró en el escenario y que la ha llevado a formar parte de un dúo bajo el nombre Dúo Blanco y Negro, que cuenta con múltiples proyectos en varios lugares de España, aunque por un fin de semana tuviera que dejarlo para acompañar a sus grandes amigos.

La mejor música con la Joven Orquesta del Sur de España

Dos veces salieron a escena, dos momentos que hicieron que el espectáculo fuera irrepetible. Dos canciones fueron en las que aparecieron Javier Cobo y Laura Armenteros para colgarse por la cintura, por las manos, por los pies y por muchas más formas para acabar con un rápido desliz que provocó susto en algunos de los asistentes al concierto a la vez que emoción en estado puro. Tampoco faltaron escenas de pasión entre ambos, a los que acompañaron otro grupo de profesionales para que todo saliera perfecto. Al final de su intervención ambos salieron del escenario abrazados. Laura Armenteros en brazos de Javier Cobo ante la atónita mirada de los asistentes, en una de las mayores y más emocionantes sorpresas de la noche.

Acrobalia llena de magia, emoción y tensión el escenario, por encima de los músicos