Recuerdo y gran homenaje al mejor disco de Sabina

Televisión Española habla sobre el proyecto más personal del ubetense

15 sep 2019 / 12:30 H.

La carrera de Joaquín Sabina es larga y duradera, pero durante todo este tiempo, si hay un proyecto que marcó al artista ese es el disco “19 días y 500 noches”, con el que el ubetense reinventó su sonido, su forma de comunicarse con el público al abandonar los adornos y el maquillaje instrumental. Mostró su “voz de lija”, que sorprendió tanto a su discográfica como a sus seguidores. Fue el 14 de septiembre de 1999, con Sabina al borde de los “cuarenta y diez” y el siglo XX llegando a su fin, cuando se publicó ese trabajo de estudio que se tradujo en éxito de forma inmediata y convirtió al artista en mito. Pero semejante alumbramiento no habría sido posible sin las particularidades del contexto y sin la influencia de Alejo Stivel, el productor del álbum, que animó al cantautor a dar un volantazo y optar por un sonido distinto.

“19 días y 500 noches” llegaba después de la tormentosa experiencia que supuso grabar “Enemigos íntimos” (1998) junto a Fito Páez y afloró justo en la época en la que el “flaco”, con su aireado amor por la noche, contribuía sin querer a perfilar su propio personaje, el que él mismo describe y desmonta en la canción “Lo niego todo”. En una noche de juerga de las que se vivían en la casa del artista, se acercó Alejo Stivel, quién consideraba que los discos del artista estaban muy procesados y que la voz quedaba parada por los instrumentos. Ese fue el comentario que hizo que en Sabina cambiase todo y quisiese que Alejo Stivel fuese el nuevo productor de su disco. Aceptado el reto, la meta era buscar para 19 días y 500 noches un sonido de maqueta, sin ornamentos en la voz ni en la música. De hecho, a Stivel no le importaba tanto el virtuosismo en los instrumentos y, por eso, animó a Sabina a que también tocara la guitarra en la grabación de algunos temas. Como resultado, el ubetense disfrutó de una de sus experiencias musicales más libres desde el punto de vista creativo.

Sin embargo, el cambio de sonido sorprendió a todos. Los directivos de la discográfica tuvieron que acostumbrarse, como los propios seguidores de Sabina, a la nueva voz del maestro. Un disco en el que Sabina, a través de su filtro personal y único como artista, tuvo muy presente a grandes nombres de la música: Bob Dylan, Leonard Cohen, José Alfredo Jiménez, Georges Brassens, Bambino y los Beatles. De hecho, reconoce que es su mejor disco, el álbum de su vida y en el que aceptó su voz como era. Un proyecto que cambió el rumbo del compositor y es historia de la música española.