Quién dijo miedo al cambio
El trotamundos jiennense Baltasar Infante publica su primera novela, Y el tiempo se paró
LA ENTREVISTA
Es cierto que la idea de felicidad es diferente según qué personas, aunque por norma general la mayoría de la sociedad la asocia a los mismos factores: trabajo estable, buenas amistades, familia cercana y un amor duradero. Por esta razón resulta siempre refrescante encontrar a personas como Balta Infante Fuentes, que a sus 33 años ha pasado el último tercio de su vida de viaje por el mundo, sin más objetivo que recorrer camino, conocer culturas diferentes y enriquecer su alma por el camino. Estudió Ingeniería de Telecomunicaciones y poco después de conseguir su primer trabajo en Barcelona, decidió dejarlo todo para transformar su vida de cabo a rabo. Actualmente se encuentra en Corea del Sur, y desde allí cuenta a Diario JAÉN sus aventuras, al tiempo que nos presenta su primera novela autoeditada: Y el tiempo se paró.
“La felicidad para mí es viajar”
—¿Cuándo pensó usted “lo dejo todo y me voy”?
—Realmente todo comenzó hace cerca de diez años. Estaba haciendo Ingeniería de Telecomunicaciones y dos cursos los hice en el extranjero: Suecia y California. Cuando terminé los estudios, conseguí mi primer trabajo en Barcelona y durante ese periodo hice mi primer viaje largo en vacaciones por Asia. Me di cuenta de que seguía teniendo ganas, así que opté por dejar mi trabajo, cogí un visado Working Holiday, que te permite estar en el destino durante un año. En mi caso trabajé durante dos meses, viajé por Australia, volví a trabajar y, cuando se terminó el visado, me fui tres meses por el sudeste asiático, concretamente Indonesia, Filipinas y Myanmar. Después regresé a casa, en España, donde estuve durante un año.
—¿Y después?
—Volví a coger el mismo tipo de visado, esta vez para Japón. Era 2020 y la covid me pilló allí, así que lo que iba a ser un año se convirtió en dos años y cuatro meses. Después volvía a España por tres meses, para estar con mi familia. Después Japón de nuevo, y ahora estoy en Corea. Llevo diez días, y luego iré a Borneo, Vietnam, Laos y Camboya.
—¿Se considera a sí mismo un nómada?
—No sé si soy un nómada, simplemente tengo la suerte de no tener que mantener a nadie y poder hacer lo que me gusta. En Barcelona, con un trabajo normal de oficina no podía viajar lo que me gustaría, y ahora viajo, trabajo tres meses de lo que me va saliendo en cada país, hostelería principalmente, ahorro y vuelvo a viajar al siguiente destino.
—¿Cómo lo lleva su familia? ¿Le apoya?
—Les costó entenderlo y aceptarlo. El mejor camino que ellos veían para mi felicidad es que estudiara una carrera, encontrara un trabajo y escalara puestos en él, como el gran porcentaje de las personas en nuestra sociedad. En el momento en el que les dije que iba a dejarlo todo, incluido un trabajo en el que tenía buenas perspectivas de futuro, para irme a Australia sin ningún plan..., fue difícil para ellos. Pero era un momento de mi vida en la que para mí la felicidad era viajar, aprender otra cultura, otro idioma. Conocer a otras personas y enriquecerme de ese modo. Poco a poco lo fueron entendiendo y tengo la suerte de tener unos padres que si me ven feliz, ellos también lo son. Claro que duele cuando me paso tanto tiempo sin pasar por casa, pero lo aceptan. También saben que es una etapa que no puede durar siempre, como yo lo sé.
—¿Y qué le impulsa a escribir Y el tiempo se paró?
—En mis viajes me di cuenta de que había un patrón que se repetía en todos los países a los que iba, independientemente de la clase social, la religión o la raza. Al final, todos los seres humanos buscamos la felicidad, y lo hacemos, independientemente de la forma de ser, buscando compartir momentos con las personas queridas, con los allegados, disfrutar de la música, de la comida... Así que me di cuenta, siempre desde mi perspectiva, que los problemas que las personas atravesaban, independientemente de su lugar de origen, tenían un denominador común, la mente del ser humano. Así que me propuse escribir un libro que fuese ameno de leer, como El Principito o El Alquimista. A mí estos me ayudaron, por ejemplo, a dar el paso a la vida que llevo ahora. Así que en Y el tiempo se paró busco también algo clave: que la gente pudiera reflexionar sobre los problemas que nosotros mismos causamos, y que tengan posibilidad de afrontar el miedo al cambio.
Bloguero y autoeditor
Baltasar Infante Fuentes es natural de Valdepeñas de Jaén y cuenta en su blog “https://chasingmylegend.com/” sus experiencias mientras viaja por todo el mundo. La novela Y el tiempo se paró está completamente escrita, editada y maquetada por el propio autor. De momento, puede adquirirse únicamente en la web de Amazon, tanto en su edición de papel como en la digital. Sin embargo, el autor planea poder colgarlo próximamente en otras plataformas de venta, de manera que sea más accesible a todo el público. Asimismo, Infante está trabajando en una versión en inglés, con lo que ampliar su nivel de difusión durante sus viajes.