“Nos enfrentamos a un cambio de civilización”

Juan Luis Cebrián, presidente y fundador de “El país”, dará una conferencia, esta tarde, en la Real Sociedad Económica

19 ene 2018 / 11:26 H.

La posverdad” es el título elegido para la conferencia que Juan Luis Cebrián, presidente y fundador de “El País”, ofrece esta tarde, a las siete y media, en la Real Sociedad Económica Amigos del País. Presenta el acto Eleuterio Muñoz González, presidente de DIARIO JAÉN, S. A., periódico oficial de esta entidad con sede en la calle Bernabé Soriano. “La posverdad puede ser una mentira asumida como verdad o una mentira asumida como mentira, pero reforzada como creencia o hecho compartido en una sociedad”. De esto y de periodismo hablará uno de los periodistas más influyentes del panorama nacional. Y, además, dará su particular opinión acerca de los cambios en los que se encuentran inmersos los medios de comunicación, en gran medida por “culpa” de las redes sociales, que exigen inmediatez y reclaman más control para hacer Periodismo con rigor.

¿Qué es la posverdad?

—La posverdad es, como algunos lo definen, una verdad emocional, en contra de lo que la gente piensa, que es una mentira, pero no es una mentira clásica, porque la mentira es decir lo contrario de lo que uno piensa o siente. La posverdad es una mentira, porque no está basada en hechos objetivos, pero no es una mentira porque el que la escucha y el que la dice la sienten como verdadera. Lo que pasa es que se basa en las emociones y no se basa en la realidad.

—¿Cree que hay mucha posverdad en el Periodismo español?

—La posverdad no es un fenómeno exclusivo del periodismo, tampoco está en todas las manifestaciones públicas de la gente que la hace. No me gusta generalizar, yo creo que hay periódicos buenos y malos, lo que pasa es que la posverdad tiene mucho que ver con las redes sociales. Se han abandonado las prácticas profesionales que garantizaban un periodismo riguroso y el territorio de la posverdad es el de las redes sociales y el del populismo político.

—¿Por culpa de querer ser siempre los primeros?

—Por culpa de la falta de rigor en la comprobación de los datos. Cuando Donald Trump decía que había más gente en su toma de posesión que en la de Barack Obama yo veía en las fotos que no, y la portavoz de la Casa Blanca dijo que había otros hechos alternativos, o sea, es una información que no respeta las reglas de los periodistas.

—¿Qué impresión tiene de los periódicos de provincia?

—La prensa local tiene una misión muy definida y es muy importante. Algunos grandes periódicos nacionales empezaron siendo locales. El problema es que los tradicionales tienen sus días contados y lo importante es saber llegar a través de las nuevas tecnologías a los lectores interesados en el ámbito local y, quizás, pudieran tener una mayor defensa que los periódicos nacionales en el sentido de que pueden tener una estructura de costes inferior, si se dedican solo a informar de su entorno. Pero, en fin, padecen los mismos problemas, que la publicidad está en declive y el papel también.

—¿Por dónde pasa el futuro de los periódicos de tirada nacional?

—Hay una situación contradictoria. Por un lado, los periódicos tradicionales tenemos el problema de que la circulación del papel va a desaparecer y, al mismo tiempo, tenemos la ventaja de que se nos abren mercados importantes. En el caso de “El País”, estamos haciendo un periódico global para toda el habla en español. No puede haber muchos periódicos globales. La prensa local también puede abrir estos mercados. Cualquier jiennense que viva fuera de España y que tenga algún tipo de relación afectiva, personal o profesional buscará información sobre Jaén que antes no podía encontrar. No sabemos cuál será el futuro, sería absurdo predecirlo, pero está claro que estamos en un cambio sustancial, que es un cambio de civilización y, por lo tanto, pasará un tiempo antes de que encontremos el nuevo papel de los periódicos, tanto locales, como nacionales y globales.

—¿Considera que los medios de comunicación tienen garantizada la independencia editorial?

—Hay medios que sí y hay otros que no. Los públicos y privados deberían aliarse, porque nuestro éxito dependerá de la credibilidad que tengamos y, en este sentido, si no tenemos credibilidad, el éxito comercial será también pequeño. Hay muchas maneras de garantizar esto, nunca son perfectas, pero en conjunto creo que la prensa profesional española goza de una independencia no absoluta, pero sí más que razonable.

—¿Qué es lo que más le preocupa del sector periodístico?

—Me preocupan muchas cosas. Por ejemplo, el modelo de negocio, en el sentido de que si los medios no son rentables no son independientes. Y, por otra parte, si no son rentables, no podrán invertir en talento humano, en enviar corresponsales a los lugares donde se producen los sucesos... Y, por último, un control de las redes sociales y de aquellos medios tradicionales que tengan influencia y que configuran la opinión pública, que generan poder y, en un momento de debilidad económica, es pensable o posible que agentes económicos poderosos que tengan deseo de control o eficiencia traten de evitar eso.

—¿Qué cualidades debe tener un buen periodista?

—La curiosidad de saber lo que pasa. Un periodista es, como dice Eugenio Escalfari, es el que dice a la gente lo que le pasa a la gente, pero lo que pasa es que la gente ahora lo cuenta por sí misma a través de las redes sociales. Además de curiosidad, un periodista debe tener tenacidad, paciencia y humildad, saber que es un mediador, un narrador, no es el protagonista de la noticia, sino el que la consigue para contarla.

—¿En qué punto se encuentra el proceso de sucesión que abrió como presidente de “Prisa”?

—Está prácticamente terminado. Yo permanezco como presidente ejecutivo de “El País” y como presidente del comité editorial y estamos estudiando la creación de una fundación que defienda los valores, la identidad y la memoria de un periódico como “El País”, que es una institución de la vida española y de América Latina.

—¿Qué espera del público que asiste hoy a su conferencia?

—Que no se aburran y les interese algo de lo que diga.