Moisés P. Sánchez: “El arte de improvisar es un salto al vacío”

El músico actúa este sábado interpretando la obra de Bach, en clave de jazz, en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza

02 dic 2022 / 17:19 H.
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LA ENTREVISTA

El músico Moisés P. Sánchez va a interpretar la obra de Bach, con estilo de jazz, este sábado a las 20:30 horas, en el Auditorio del Hospital de Santiago de Úbeda. Tras su concierto en el Museo de Bellas Artes de Castellón, llega a la ciudad monumental para ofrecer su versión al público jiennense en el marco del Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza. Para Moisés P. Sánchez es un aliciente que el festival abra sus puertas a una música transversal como la suya. Defiende totalmente la improvisación y el recorrido que comporta. “La pena o el enfado son asociativas al músico y una droga, que hay controlar”, afirma en esta entrevista con Diario JAÉN..

—¿Qué supone para usted actuar en el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza?

—Es un festival muy bonito y reconocido. La verdad es que es un honor poder ir allí desde mi perfil con la propuesta que llevo. Que el festival se abra a este tipo de visiones de música transversal, me parece muy interesante y me siento bastante honrado.

—¿Es difícil interpretar la obra de Bach desde el jazz sin que pierda su potencia?

— No, no, para nada. Depende de lo que tenga cada uno en su cabeza, lo que imagine y la pericia que posea. Es una obra que no es ni primer intento y tampoco será el último. Hay gente que lo ha intentado y que ha hecho muchas cosas y, la verdad es que Bach se presta mucho a este tipo de fórmulas. Por ejemplo, el lenguaje que desarrolla Charlie Parker viene del punto bachiano

—¿Qué influencias tiene su estilo musical?

—Al final he estado rodeado de todo tipo de música desde que era pequeño, entonces siempre digo que la música clásica, el jazz y el rock son los tres pilares básicos en los que he basado mi formación. También me gusta la electrónica y la verdad que estos géneros siempre han influido en algún momento de mi vida

—¿Cómo llegó su amor por este género musical?

—Vino a mí de manera natural. Desde muy joven toqué el piano junto a mi padre y empezamos a estudiar y a improvisar de manera y salió así. Yo siempre he necesitado improvisar.

—¿Qué es lo que más le gusta de improvisar y qué pretende conseguir con ello?

—Es un salto vacío tremendo y una creación pura que nunca vuelve a ser como es en ese momento exacto y nunca se hará de otro modo. Se intenta elaborar un discurso que emocione a la gente y al final se intenta transmitir algo de lo que tú eres y se busca la comprensión. Desde mi punto de vista si te sientes comprendido en este aspecto, te alivia.

—¿Improvisar influye en un estado de ánimo?

—La pena o el enfado son sentimientos asociativos al músico y son una droga, por lo que hay que tener un gran equilibrio.

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