La iglesia y la Plaza de San Bartolomé

17 dic 2016 / 21:32 H.

Apoyada en los lienzos de muralla que cercaban la ciudad, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XVI, es uno de los templos más antiguos de la capital jiennense y cuenta en su interior con piezas tan destacables como su maravilloso artesonado, un ejemplar retablo atribuido al gran Sebastián de Solís o la dieciochesca talla del Crucificado de la Expiración, de José de Medina, que cada Jueves Santo, desde hace ya más de una centuria, admira y emociona, a partes iguales, a quienes lo contemplan. Pero si resaltable es su contenido, la orilla que la envuelve no lo es menos. Sí, una recoleta, deforme plaza que invoca a los aromas con sus inquebrantables naranjos y que, acaso, evidencia como ninguna otra la llegada de la primavera. Rincón de recurrente veneración de la memoria, silencioso a veces, bullicioso otras, recinto sagrado y ágora pública figuran entre lo más granado del repertorio monumental de aquí y merecen un espacio acorde en estos “Sábados de Poesía” en los que Jaén se hace verso para, también, exaltar la belleza de la iglesia y de la Plaza de San Bartolomé.