Jaén, reflejo del arte más internacional

El parque del Bulevar, al caer la noche, acogió la presentación del trigésima tercera edición del Festival Internacional de Música, Danza y Canciones Populares “Folk del Mundo 2019”, con las actuaciones de Jaén, India, Hungría y República de Benín. Como si de un domingo de playa se tratase, numerosas familias acompañadas de los más pequeños y con sus respectivas sillas plegables y mantas, eligieron apostar por una cita con la cultura folk como plan de viernes noche.

Por otro lado, los más mayores tampoco se perdieron el emocionante reencuentro con la cultura, los bailes, las danzas y trajes regionales de otros países. El primer aplauso del público se lo llevaba la propia organización del festival, que anunció, además, que lo de esa noche, en comparación con lo que hay programado para hoy, fue tan solo un “simple aperitivo”.

Tras la presentación, el escenario acogió a los integrantes de la Asociación Provincial de Coros y Bailes “Lola Torres” que deleitaron al público con varios bailes por parejas acompañados, también, con música folclórica y cante en directo. Cabe destacar el especial interés que han mostrado los jiennenses con la tercera actuación de la agrupación, que fue una tradicional “jotilla nueva de Quesada”.

“Lo bueno que tiene el folk del mundo es que vamos soñando en unos segundos de un continente a otro”, afirmó el presentador, que invitó de esta manera al público a viajar a la India con el segundo grupo de danza y canciones. Los distintos bailarines hindúes llenaron el escenario de colores con sus tradicionales trajes, adornados también con unos llamativos collares dorados.

Para captar la atención de los más pequeños, mientras muchos de ellos danzaban a los pies del escenario, la presentación del tercer grupo vino acompañada de una ingeniosa comparación con el Conde Drácula. En esta ocasión, el cante no estuvo supeditado a un segundo plano, sino que fueron los propios bailarines, junto a la agrupación musical, los que pusieron la voz. Por último, pero no menos importante, el viaje aterrizó en la República de Benín con su particular y colorido conjunto artístico.