Jaén a través de la acuarela

El artista jiennense Julio Gámez presenta su primera exposición en solitario sobre su ciudad natal

02 sep 2017 / 10:59 H.

El arraigo histórico de una tierra no solo explica los orígenes populares de sus ciudadanos, sino que, además, sirve para concienciar del patrimonio cultural, una herencia de los antepasados enmarcada bajo la línea de pensamiento de que no hay que olvidar el pasado para saber a qué futuro dirigirse. Con esta idea en mente, el arqueólogo y ahora pintor, Julio Tomás Gámez, presenta, en el bar Bomborombillos de Jaén su primera exposición. Bajo el título Dibujando Jaén, el artista se atreve, por primera vez, a mostrar al público sus obras, de manera gratuita, y en una muestra que durará hasta el próximo 15 de septiembre. “He querido transmitir, en las veinte trabajos de acuarela que componen mi obra, una misma temática, que no es otra que exponer la ciudad vista desde una perspectiva histórica. A través de esa visión, rastreo espacios donde aún se conservan restos de la antigua muralla o lugares donde se asentaba la misma y en los que, por desgracia, ahora, no se aprecia vestigio alguno”, afirma el artista.

De esta manera, entre cuadro y cuadro, los visitantes podrán ver escenarios jiennenses como El Arco de San Lorenzo, La Puerta del Ángel, La Carrera de Jesús, el callejón de la Mona, la Catedral, el Castillo. “Son espacios que, aquellos que les apasione esta ciudad, su arte y su historia, disfrutarán mucho”, indica Gámez. El autor realiza así un recorrido paisajístico por la logia de la Catedral de Jaén, el olivar jiennense o el sol estival que impacta sobre los terrones removidos por la maquinaria agrícola, con la sierra al fondo. “Siempre me ha fascinado la ciudad de Jaén, su historia y su acervo. Nací en ella hace un buen puñado de años y me siento orgulloso de ello. Sillares, mampuestos, torres y edificios singulares con muchos cientos de años constituyen la esencia de mis modestos dibujos en los que he querido perpetuar la memoria de tantos siglos de historia”, afirma el pintor, y añade: “Mi intención no es otra sino la de compartir una visión de esta bella ciudad, en la que he querido destacar su color y su luz, y dejar a un lado los grises y negros, pues Jaén es una ciudad luminosa y rica en matices, que es lo que pretendo reflejar”.

historia. El Cerro de Santa Catalina sobre el que se asienta la ciudad y la ladera que corre en busca de la campiña jiennense, acogieron desde tiempos prehistóricos a diferentes grupos humanos que fueron configurando el germen de lo que, siglos después, fue la ciudad romana, y más tarde la islámica, ordenada esta última en adarves angostos cerrados. Tras la conquista castellana, la nueva urbe se configuró en espacios que se aglutinarían en torno a los diferentes templos religiosos cristianos, algunos de ellos edificados sobre los vestigios de las culturas anteriores. Una potente muralla y una barrera, jalonadas ambas por puertas, postigos y torreones, envolvía la ciudad que, tras la Guerra de Granada y la conquista del reino Nazarí, perdió su inicial carácter defensivo para dar paso a un carácter fiscal e, incluso, profiláctico frente a las epidemias que asolaban el entorno. El Renacimiento trajo consigo la construcción de la magna obra de la Catedral que, a pesar de su perfecta uniformidad, conserva trazas de la antigua Iglesia Mayor edificada al gusto gótico. Posteriormente, las diferentes órdenes religiosas prodigaron su labor en Jaén y construyeron nuevos edificios conventuales, que dieron a la ciudad otro aspecto.

El bar Bomborombillos, lugar donde se realiza la exposición, situado en la calle Pintor Carmelo Palomino, posee también el carácter histórico que Gámez imprime a su obra, ya que se asienta sobre los terrenos por los que discurrió la muralla medieval de Jaén y, en particular, la Torre de la Puerta de las Carnicerías, más tarde denominada de San Agustín por haberse instalado junto a la misma su convento homónimo, ya desaparecido.