El nacimiento del río Muso vibró al son de Apache. Hazlo tú también con esta recopilación del concierto

El público disfrutó del mejor rock de todos los tiempos allí donde el agua nace cristalina

11 jul 2022 / 16:00 H.
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Hasta las estrellas que alumbraron una noche con temperaturas poco habituales en un rincón privilegiado de la provincia aplaudieron un espectáculo único, irrepetible, original y lleno de sentido. Quien no conozca el nacimiento del Río Muso, en la pedanía de Santiago-Pontones llamada La Matea, ni siquiera podrá imaginar lo que medio millar de ciudadanos del mundo pudieron vivir, en directo, el sábado por la noche. Entre las aguas cristalinas del paraíso, allí donde la vida es otra cosa, el lugar en el que la flora y la fauna ganan protagonismo y el sitio en el que los vecinos son como hermanos, la banda de rock de todos los tiempos, Apache, triunfó. Los indios de la tribu dieron lo mejor de sí y los astros se alinearon, en el “starlight” de la Sierra de Segura, para que la distancia quedara en el olvido.

El estreno del festival Trashumante Fest, el primero que organiza el Ayuntamiento del municipio con la colaboración de la Diputación Provincial de Jaén, puso el listón alto. No hay un escenario parecido en el que la mítica banda jiennense, aquella que grabó un concierto en los Campos de Hernán Pelea en pleno confinamiento, haya actuado alguna vez. Entonces lo hicieron sin sonido y sin público y, ahora, con los instrumentos afinados y asistentes completamente entregados. Javier llegó desde Lorca en bicicleta. La familia García, desde Murcia, con jamón incluido. De Albacete un grupo de amigos “apacheros” hasta la médula... Así unos y otros, con muchas historias que contar, porque si no hubo quinientas personas en la explanada campestre y virgen del nacimiento del río Muso es que no hubo ninguna.

El nacimiento del río Muso vibró al son de Apache. Hazlo tú también con esta recopilación del concierto

Luis Miguel Peláez, el vocalista, fue el encargado de verbalizar el sentimiento unánime de los integrantes de una banda que disfrutaron tanto como su público. Emocionante cada gesto, como las esperanzadoras palabras de cuatro niños que representan las futuras generaciones de los aldeanos de Santiago-Pontones y que leyeron unos textos para enmarcar. Claudia Palomares Berzosa, Elena María Botella Cortés, Hugo Mendoza Teruel y Alejandro Muñoz Martínez compartieron escenario con Apache para pronunciar palabras tan bonitas como: “Somos agua, somos aire, somos materia que viene y va por los siglos de los siglos y, mientras tanto, disfrutamos de lo que hemos heredado de nuestros mayores, una naturaleza sin parangón, en un lugar maravilloso como el que nos encontramos”. No había más excusa para estar allí que disfrutar de la vida, sobre todo después de dos años de una pandemia que fue capaz de encerrarnos en nuestras casas y, ahora, sentir recelo por un beso y apretón. “Cuidemos el medio ambiente, el futuro de la humanidad pasa por ahí, porque hagamos lo que tenemos que hacer”. Sabias palabras emitidas por quienes no levantan un palmo del suelo, inocentes miradas que dejaron claro que la música es un idioma universal, la mejor comunicación que existe, lo que hace sacar lo mejor de cada uno.

Se pudo comprobar en La Matea, donde un grupo mítico con más de cuarenta años de trayectoria regaló un soplo de libertad hace dos años y, el sábado, hicieron más grande un rincón de la Sierra de Segura ahora mucho más conocido. Luis Miguel Peláez, Juan Carlos González, Diego Contreras, Antonio Molinero, Isaac Aguilera y Pedro Bría, los responsables de canciones tan exitosas como “Sobrevivir” y “Tú no tienes sentimientos”, o las versiones mejor hilvanadas de “África” y “Hotel California”, representaron, una vez más, un universo de dignidad humana. Quedó claro que la amplitud de posibilidades que ofrece su repertorio y la calidad del espectáculo que encierran sus conciertos se abren a diferentes generaciones que vibran con temas propios y con las recopilaciones más preciadas de artistas como Led Zeppelin, Rolling Stone, Midnight Oil, David Bowie, Pink Floyd, Knack, Toto, Dire Staids o Queen. Allí había desde recién nacidos hasta personas mayores, porque no hay edad para el buen gusto por la música y por los grandes artistas del pop-rock.

El nacimiento del río Muso fue testigo de una noche especial, que invitó a los asistentes a no dejar de bailar y, sobre todo, al reencuentro físico rodeados de una naturaleza en estado puro. Dos horas de concierto que supieron a poco y que Apache, con más tiros dados que un buen cazador, bordó con “The Waal” y “Champion” antes de apagar las luches y dejar protagonismo a las otras estrellas, las que siempre nos acompañan. A la mañana siguiente, los encargados de dejar como la patena el paraje comprobaron que los consejos que habían dado los cuatro niños para respetar la naturaleza se cumplieron al dedillo. No había prácticamente rastro de basura entre los colores verdes y amarillos que dibujan un cuadro perfecto, aquel que permanecerá inalterable al paso del tiempo, el mismo que hay que cuidar para que el manantial nunca se seque. Amén.

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