El flamenco en “Odette” no rechina, más bien seduce

Rocío Martínez triunfa en el estreno de su espectáculo flamenco en el Infanta Leonor

26 mar 2022 / 11:19 H.
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Odette u Odile, bailarina o bailaora, clásico español o flamenco, blanco o negro. Son dos las personalidades que se contraponen en el mismo ser, pero no como ocurre en El lago de los cisnes, que en el Infanta Leonor lo que se estrenó ayer con un éxito arrollador fue “Odette” —un espectáculo flamenco creado por la jiennense Rocío Martínez— a pesar de que el telón se elevara por vez primera acompasado a las primeras notas de la magistral obra de Chaikovski tocada excelentemente por el violín del torrecampeño Pedro Pancorbo.

Así fue el inicio de un espectáculo nacido de la necesidad de su autora de expresar sus emociones a lo largo de su trayectoria como bailaora. Como si fuera Odette u Odile, Rocío Martínez surge en escena como un nuevo personaje, pues a fin de cuentas es todo lo que concierne a su carrera lo que narró sobre las tablas, su devenir como bailaora, el devenir de Odette y de Odile, hilo conductor de una obra que mantuvo atentos a los espectadores, al borde de ocupar todas las butacas.

¿Cómo se narra la trayectoria profesional y vital de una bailarina sobre el escenario? Como lo haría un escritor en un libro, haciendo lo que mejor sabe hacer: bailar. Solo eso sirvió para vertebrar una historia que no dejó indiferencias y que Martínez consiguió encuadrar en el clásico español y el flamenco, los estilos que ha mamado desde pequeña.

La idea de utilizar el personaje de Odette fue posterior. Es la protagonista de El lago de los cisnes y se caracteriza por su dualidad, el negro sobre el blanco, la contraposición en una misma mujer, el clásico y el flamenco que Odette y Odile llevaron ayer al Infanta Leonor con la tibiedad y pulcritud de los primeros segundos de Moonlight de Beethoven.

Necesario el inciso en este punto para advertir de que no se trata de un espectáculo de ballet. ¿Hay ballet? Lo hay, pero en su esencia Odette, que así se llama también la obra, es flamenco. ¿Predomina entonces la personalidad de Odile? Habrá que ir al teatro para comprobarlo. Lo que se puede afirmar es que utilizar la vieja historia de El lago de los cisnes fue todo un acierto. Dos personalidades que se fusionan, el flamenco puro, un público que parecía ni respirar, un espectáculo mágico sin que hubiera por allí nadie con chistera y un conejo.

Acompañaron a la artífice, Rocío Martínez, Mario Moraga, de Andújar, a la guitarra; el ya citado Pancorbo; Belén Vega, de Linares, y el jiennense Curro Pérez, ambos al cante; Alberto Garrido hizo las veces de percursionista y a la principal se unieron dos bailaoras secundarias: Alba Domínguez y Elena Linares.

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