El camino de Transeúntes de Puñal llega hasta Portugal
El artista jiennense suma escenarios a su proyecto etnológico en zonas rurales
Más allá de la pura creación artística, Transeúntes es investigación, patrimonio y etnología. El jiennense Juan Ramón Puñal trabaja, desde 2013, en un curioso proyecto que acaba de cruzar fronteras para llegar hasta Portugal. Allí trabajó en el entorno rural de Concelho Viseu y mostró los resultados de esta primera fase del proyecto en una exposición. Pero no se quedará ahí, por el momento; no terminará, al menos, hasta 2018, tal y como adelanta, ya que trabajará también en el Norte de África, Chipre y Finlandia.
Transeúntes es, en palabras de su creador, un proyecto que pretende ser una herramienta más para “reconocer el rico patrimonio” de las diferentes zonas en las que trabaja, agrícolas, industriales y naturales, —antes de Portugal fue la Ruta de Los Torreones de Torredelcampo y Tejina, en La Laguna, Tenerife— y visibilizar la “estrecha relación que nos vincula como transeúntes de un mismo lugar en el que hemos compartido espacios y vivencias”. Esta amalgama de contenidos las une, con las evidencias materiales encontradas en las zonas, en un proceso artístico creativo.
En 2013, inició este proyecto con una primera fase, en la Ruta de los Torreones —El Castil, Torre la Muña y El Berrueco—. Allí recolectó y documentó elementos materiales sin valor patrimonial que albergaban percepciones, o culturas “transferidas”, que generaciones anteriores han ido dejando como huellas de su existencia. Al tiempo, también “recolecta” testimonios de profesionales de distintos ámbitos que en la actualidad están extinguidas, costumbres, vivencias y recuerdos. Para, con todo este conocimiento adquirido, generar obras de arte. “En estas zonas, aldeas con restos de viviendas desaparecidas, recogí, por ejemplo, huesos, botellas, maderas y piedras”, recuerda. “Mientras que trabajaba, gente que me veía se acercaba para interesarse por el proyecto y su testimonio me ayudó a reconstruir la historia del lugar”, añade. Encuentros que le ofrecieron las directrices de lo que significan estos espacios para los habitantes de la zona.
En el caso de Tenerife, donde trabajó en el verano de 2015, el proyecto se enmarcó en un taller que utiliza el arte como herramienta transformadora para usuarios con diversidad funcional. “En una semana, se realizaron unas 20 obras de arte, de las que solo se han expuesto 4”, detalla el artista, para remarcar el carácter abierto del proyecto y también “inclusivo”. De hecho, es vicepresidente de la Federación Nacional de Arte y Discapacidad.
Ya en Portugal, donde trabajó durante unos diez días, eligió el entorno rural de Concelho Viseu —Routar, Escouras , Vila Cha do Monte, Couto de Cima y Viseu— y valoró el material patrimonial de cada zona. De los diez espacios catalogados, con colaboradores locales, se centró en cinco. En estas aldeas, recogieron materiales como botellas, vidrios y hasta cerámicas. “En entornos tan rurales, no es extraño que todos los habitantes se interesen por el desconocido y establezcan una conversación que nos lleve a saber cómo viven o cómo trabajan”, reconoce. Así, cada pieza creada, finalmente, no es solo el resultado de la soledad del artista, tal y como detalla. “Contiene todas esas miradas”, añade. Además de las esculturas creadas, Transeúntes, incluye cortometrajes y mapas que tiñen la obra con más información. “Este proyecto se ha caracterizado por ser abierto y permeable, ha concurrido a él quien quiere descubrir quién es y dónde se encuentra, a través de una mirada renovada que conjuga las nuevas relaciones que subyacen entre el arte contemporáneo, la plena comunión con el entorno y las personas que lo habitan. Pero, sobre todo, desde el amor más profundo a la tierra, el respeto a las creencias y a la pluralidad ideológica y unificado desde un planteamiento diverso e inclusivo, entendiéndolo como una suma global necesaria para la comunidad”, concluye.