Cabaret, el género grande

Si al Ku Klux Klan le va la pira, el Kit Kat Klub, que comparte iniciales con los de la capucha, no se queda a la zaga a la hora de las calorías, ya que, como subraya el pasajero del tren, compañero circunstancial del protagonista, “es el punto más caliente de la ciudad”, la Berlín de 1931. Cabaret, el musical por antonomasia, se estrenó en Jaén, precedida del éxito del Teatro Rialto de Madrid. Su director, Jaime Azpilicueta, quiso celebrar su 50 aniversario y realizó una adaptación de la obra que conjuga con sabiduría la película y el musical original y desde su estreno en Madrid solo ha cosechado éxitos, que se suman a esta gira.

Un botón de muestra, es decir, prueba de ello, es que, en Jaén, este musical supera lo nunca antes visto en el Teatro Infanta Leonor. Las matemáticas hablan por sí solas. De las siete funciones que hay hasta el domingo (la de anoche y otras dos por día) se han vendido en torno a 4.300 entradas y quedan por vender 1.200, según fuentes del teatro. Las entradas para el patio de butacas están a la venta a 56 euros y para el anfiteatro a 40. Un jueves, ayer, a pesar de ser el día del estreno, se consideró una entrada “flojilla” respecto a lo que se espera para las dos funciones de hoy, de mañana y del domingo, y eso que el Infanta Leonor estaba casi lleno. Lo mejor de todo es que la obra no defraudó las expectativas. Cabaret fue una gozada, en todos los sentidos y para los sentidos. Todo hilado; con cambios de decorados, más que en un “kit kat”, como reza el club, en un “pis pas”, con las luces, la música y los actores, que lo mismo están en las escaleras de caracol, que revueltos con los músicos de la orquesta. Las canciones son las mismas, desde la apertura de Cabaret, que hoy es un clásico, hasta Money, money, que es otro.

Al comienzo del espectáculo, en el escenario se leía: “Willkommen Kit Kat Klub” (Bienvenidos al club Kit Kat). Pues eso: “Willkommen” a Cabaret en su 50 aniversario.