Baeza resuena con sus sonatas

Fue una velada pasada por agua. Las bajas temperaturas y la lluvia no dieron tregua, pero a nadie le importó. Era una noche para el talento. Eso estaba asegurado. Nada podía fallar. Así continuó el Ciclo de Música en la Internacional de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) de Baeza, que ofreció un concierto que despertó las delicias de los asistentes. Las expectativas fueron altas y sus intérpretes, Pedro Gavilán al piano y Antonio Salguero al clarinete, no decepcionaron a nadie.

El salón de actos de la sede Antonio Machado se llenó de espectadores deseosos de escuchar piezas como Sonata para clarinete y piano (1970) y Tonada y cueca, de Rafael Guastavino; Sonata para clarinete y piano (1962), de Francis Poulenc; Sonata para clarinete y piano (1981) de Joseph Horovitz, y temas de Kovacs, autores y compositores de comienzos del siglo XIX y XX cuyas melodías se recrearon con gran éxito.

El concierto, titulado Clarinet Sonatas 20th Century, despertó un mar de aplausos en la ciudad patrimonial. En él, destacó el virtuosismo de Gavilán frente a las teclas. El pianista demostró ser uno de los eruditos del Conservatorio Superior de música “Rafael Orozco” de Córdoba, del cual ocupa una plaza como catedrático. Y es que no es para menos, pues recibió clases de maestros como Antonio Sánchez Lucena, Juan Miguel Moreno, Ana Guijarro, Almudena Cano, Julián López Gimeno, Joaquín Achúcarro y Rafael Quero. Gavilán, que actualmente es profesor de Repertorio del Conservatorio Superior de Música “Victoria Eugenia” de Granada, derrochó arte entre bemoles y sostenidos.

Igualmente, a la altura estuvo el clarinetista Salguero, quizás el que más peso interpretativo tuvo sobre las tablas. El dominio de su instrumento se hizo patente en uno de los lugares más emblemáticos de la tierra por la que Machado pasó. Deslumbró con su puesta en escena, que fue vitoreada por el público y valorada, posteriormente, por la crítica. Salguero ha pasado por grandes y reconocidos escenarios del ámbito internacional, como fueron los de Pekín, Bergen, Palermo, Madrid, Ostende, Sevilla, Oporto, Lisboa, y Argel, bien para tocar como solista o en formaciones camerísticas y orquestales. Además, fue miembro fundador de la Orquesta Arsian, proyecto andaluz que durante más de una década cruzó sus fronteras abarcando un repertorio operístico y sinfónico. Ante tales maestros del panorama musical, el salón de actos de la sede Antonio Machado se alzó y puso a su público en pie para despedir una cita que resultó inolvidable.