—¿En qué consiste el nuevo proyecto?

—Últimamente nos dedicamos más a las versiones. En el grupo mantenemos el contacto por teléfono y cada uno confinado desde su casa preparamos repertorio nuevo para que cuando hagamos la reaparición sea con temas nuevos, sin olvidar nunca nuestro fondo de armario, las canciones que siempre nos pide el público. Tenemos la mente puesta en el horizonte musical y esperamos que esto pase.

—¿Cómo son los ensayos de Apache en este momento de confinamiento?

—Normalmente cada uno propone a los demás una canción. Al que se le ocurre la canción pasa una grabación al grupo y lo decidimos entre todos. Después cada uno trabaja el tema desde su casa y se queda a falta de montar. Es un poco como en las Fallas. No podemos ensayar todos juntos pero al tener tantos años de experiencia lo hacemos bien.

—¿Nota una diferencia muy grande al ensayar de esta forma?

—Se pierde todo. Esto es una cosa que si hace unos años me lo hubieran dicho habría pensado que es más propio de una película de ciencia ficción. Ensayar cada uno en su casa no tiene la calidez de lo que es un ensayo. Por otra parte, no puedes parar. La gente que nos dedicamos a la música debemos recordar constantemente los temas que tienes. Llevo en el sector 40 años y nunca había vivido esto, no había estado dos meses sin montarme en mi autobús y hacer un concierto. Creo que cuando volvamos al escenario sentiremos lo mismo como cuando empezamos hace años.

—¿Qué ocurre con los conciertos programados?

— A pesar de que teníamos una temporada por delante cargada de conciertos, se van cayendo porque no se pueden hacer. Esta temporada la damos casi por perdida. Los conciertos del mes de mayo y junio están todos cancelados. Algunos simplemente se han aplazado a septiembre, pero las noticias van cambiando y todo depende de cómo avance el virus. Cuando mi manager llama a las empresas, la respuesta es una pregunta. Lógicamente nadie sabe nada. Lo nuestro es muy complicado. Si el concierto es en una sala grande no se permite mucha gente, y si es en una pequeña, como en las que estamos de grupo residente, es un gran problema.

—¿Cree que cambiará mucho la experiencia de los conciertos?

—Creo que cuando salgamos estaré expectante para ver cómo está situada la gente y si llevarán mascarilla o no. Estamos acostumbrados a darnos las manos y abrazos en los conciertos. No sabré si estamos tocando en la Tierra o en Marte. Me tendré que hacer a la idea de que en vez de haberme montado en un autobús estoy en una nave espacial y estamos tocando en una colonia terrestre establecida en otro planeta. Tengo muchas dudas.