“En el libro faltan páginas para definir a Julio Millán”

—¿Cuándo conoció a Julio Millán Medina?

—Fue en 1991, antes de que me casara. Mi marido y yo le conocimos como párroco de Arjona y yo tenía unos 25 años. Enseguida nos marcó, era un cura que decía la homilía de forma muy distinta, con sencillez y cercanía. Conectaba mucho con la gente del pueblo.

—¿Cuánto tiempo estuvo en Arjona de párroco?

—Tres años y dejó una gran huella en los vecinos.

—Cuéntenos.

—Atraía mucho a la gente, sobre todo a los jóvenes como yo, que acudíamos a la iglesia para escucharle. Además, formó grupos con otros jóvenes y participábamos todos los del pueblos. Aún recuerdo cuando hizo una misa fuera del templo, nunca había visto algo parecido. Él llevaba el Evangelio a la gente joven. Fue una pena cuando se marchó.

—¿Qué aprendió de Julio Millán cuando estuvo ahí?

—A ser auténtico, a valorar la sencillez y la autenticidad. Es lo que enseñaba en misa y en las reuniones, a no ser hipócrita. Destacaba mucho esta idea.

—¿Qué opinión tiene sobre el libro con sus vivencias?

—No hay palabras para describirlo, ha hecho tanto y lo sigue haciendo por los demás, que no se puede escribir. Todo lo que sea de él es poco, lo que aparece en el libro apenas es una parte. Queda mucha ayuda por donde ha pasado, mucha solidaridad por todos los sitios. Las páginas se quedan cortas con lo que ha hecho. Me gusta bastante cómo se cuenta su vida, sus logros y aventuras, toda su trayectoria, pero faltan muchas páginas para definir a Julio Millán Medina al completo.

—¿Qué siente al ser la presentadora del acto?

—Yo solo soy una persona sencilla, con mucha ilusión, pero no soy nadie importante. Hay más gente por ahí que podría hacerlo mejor, pero intentaré estar a la altura. Es un orgullo que se hayan acordado de mi para estar aquí.