Álvaro Urquijo, en vísperas de Arquillos Suena: “Hemos calado en la gente por la vía natural”

Entrevista de Diario JAÉN con el vocalista y compositor de Los Secretos, que el próximo 22 de abril actúan en el ciclo musical arquillero

16 abr 2023 / 09:11 H.
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La primera maqueta de Los Secretos se publicó en el 78. 45 años han pasado desde entonces y siguen al pie del cañón, inspirando con su música a tres generaciones diferentes. El próximo día 22 recalarán en el ciclo Arquillos Suena. En esta entrevista con Diario JAÉN, Álvaro Urquijo, vocalista y compositor de este grupo, desgrana un poco su trayectoria y da pinceladas de cómo ve el futuro de Los Secretos.

—¿Cuál es su motivación para seguir al pie del cañón después de tantos años, cuando realmente lo han vivido todo?

—Hombre, yo creo que es que es difícil de explicar. Yo muchas veces comento, en broma o en serio, no lo sé muy bien, que realmente mi trabajo no es tocar, mi trabajo es viajar, estar fuera de casa, pasarme media vida viajando. Eso es por lo que realmente a lo mejor puedo decir que estoy cobrando. Porque la música es un privilegio poder interpretarla dominando un instrumento, dominando la voz y teniendo un repertorio como el nuestro y con un público fiel que llena tus recintos. No encontraría muchos motivos para no hacerlo, realmente. Es algo que es muy divertido, nunca dejamos de aprender. Nuestra motivación para salir al escenario y para tocar es pasarlo bien, hacer disfrutar a la gente y devolverle a la gente el esfuerzo que hace pagando la entrada y desplazándose, haciendo que nuestra música sea parte de su vida. Eso es un honor para nosotros, y tenemos que devolver ese honor, ese agradecimiento haciendo lo mejor posible y disfrutarlo para que ellos disfruten también.

—¿Cómo es la adaptación de un grupo de la movida a las nuevas tendencias musicales?

—Aunque parezca un tópico, nosotros no éramos precisamente ajustables a un prototipo de grupo de la movida. Yo me identificaría más con gente como Nacha Pop, por ejemplo. ¿Por qué? Ellos tenían su estilo propio, tenían su forma de interpretar, no eran estéticamente acordes o transgresores. Fuimos bandas que surgimos a la vez, no realmente íbamos acorde a un estilo musical conjunto como a lo mejor se impuso en los primeros 80. Desde 83 a 86, había muchos grupos muy similares, todos con sus parámetros, como Durán Durán, Spandau Ballet, Olé Olé en España y otras bandas. Nosotros no encajábamos con ese perfil ya entonces, habíamos hecho un disco muy jovencito que tenía a Vidrio Mojado, Déjame, Loca por Mi y Niño Mimado, eran cuatro canciones en el 80, y luego hicimos un EP que tenía canciones muy chulas. Pero sin embargo en aquella época no se vendían discos, era una época muy primaria en la que vender 12.000 copias era un exitazo. Recuerdo que estábamos en la misma compañía que Miguel Ríos con Santa Lucía y tampoco creas tú que vendió cientos de miles de copias. En aquella época había muy poca gente que tuviera tocadiscos, que tuviera un equipo bueno, luego empezó a haber más, cada vez más gente, pasamos del cassette al vinilo, luego al final de los 80 se pasó del vinilo al CD, ya a partir de los 2000 llegó la época del no soporte. Ahora todo el mundo se lo baja de Internet o lo escucha en un pendrive o en un iPod o en un iPhone, etc. Ya no había algo tangible que pudieras negociar con ellos, entonces la adaptación de una banda era por un lado estilísticamente: Si te ibas con las modas estabas cavando una fosa porque la propia intensidad del mercado te hacía que estuvieras siempre a la última y no te perdonaba estar fuera de moda; y por otro lado a los que no estábamos en esa línea pues tampoco se nos hacía mucho caso.

—¿Cómo han conectado con hasta tres generaciones distintas?

—Nosotros tenemos la fortuna de que hemos calado en la gente por la vía natural, la vía de que la gente escucha el disco, le gusta y lo comparte con hijos, con primos, con parejas, con hermanos. Parecido a lo que hago yo. A mí si me gusta un disco que he descubierto, digo “mira escucha el disco que te va a gustar”. Yo estoy abiertísimo, si me gusta se lo mando a cinco o seis amigos que sé que les va a encantar también. Esta promoción natural de cuando te gusta algo y te gusta una canción de disco que no es un single. Luego está el mainstream, del que nosotros nunca formamos parte. Siempre tuvimos la independencia y la suerte de tener un público que nos mantenía vivos en cuanto al directo se refiere y con motivación para ir haciendo discos porque éramos rentables para alguien. Pero nunca hemos sido súper vendedores ni los que más caché cobrábamos. Sí hemos trabajado mucho pero porque éramos bastante asequibles, éramos gente que cumplía siempre y que hacía las cosas bien, con un buen repertorio y con mucha profesionalidad.

<i>De izquierda a derecha, los componentes de Los Secretos: Santiago Fernández, Ramón Arroyo, Álvaro Urquijo, Jesús Redondo y Juanjo Ramos.</i>
De izquierda a derecha, los componentes de Los Secretos: Santiago Fernández, Ramón Arroyo, Álvaro Urquijo, Jesús Redondo y Juanjo Ramos.

—¿Con qué canción se queda que no sea un éxito como ‘Déjame’ o ‘Pero a tu Lado’?

—Yo tengo canciones favoritas que sé que jamás van a poderse escuchar en un concierto de Los Secretos o que solo se escucharon en su día cuando grabamos su disco. Luego tienes un número determinado de canciones que tocar y por suerte en Los Secretos tenemos un cancionero repleto de éxitos que la gente quiere escuchar y que tienen prioridad a la hora de formar parte de los setlist. Hay canciones que me gustan mucho que nunca tocaré, por ejemplo, Está prohibido llorar, que es una canción del año 2002 o de ese mismo disco una que se llama Cada Día. Son composiciones mías que me encantan y que sé que están condenadas al ostracismo y al olvido, pero no me importa, porque creo que tenemos un repertorio tan rico que todavía dejando fuera canciones que me gustan mucho podemos ofrecer un show súper entretenido y divertido, incluso cambiando 7 u 8 canciones cada temporada. Tenemos repertorios distintos donde sí hay una parte central que son los éxitos más queridos.

—¿Cómo se han mantenido juntos? ¿Qué relación tienen entre los componentes de la banda después de tantos años?

—Mira, nos lo pasamos genial. Somos como hermanos pero mejor, porque entre hermanos te puedes hasta pelear. Pero somos amigos, nos respetamos profesionalmente y estamos muy compenetrados. Hay cierta jerarquía, si es cierto. Quien toma decisiones, a lo mejor puedo ser yo, seguido de Ramón Arroyo y Jesús Redondo. Pero todos nos tomamos en cuenta. A ver, yo cuando compongo una canción, espero que Santi Fernández haga la batería, porque yo no soy batería. Realmente lo que aporte él va a cambiar mi percepción del arreglo final y cómo va a sonar la canción. Es una obra coral y conjunta. Pero los grupos estamos en esa identidad sónica y es nuestra característica más atractiva. Es decir, cuando oyes cuatro compases de una banda, la reconoces y dices “ah, son Los Secretos”. Eso es bueno. Lo malo es cuando tu canción se parece a un millón de las que estás sonando en la radio. Eso es algo que nunca entendí. Y cómo las discográficas, la industria en general y los algoritmos de las plataformas, terminan dando vueltas a lo mismo. Es decir, si te gusta el pollo frito, te van a mandar anuncios de cosas de pollo frito y vas a comer pollo frito toda tu vida. Cuando hay paellas, pescado, pasta...

—Los Secretos hizo un homenaje por los 30 años. ¿Llegará en activo a los 50?

—Las carreras de los artistas, por lo menos en mi caso, las voy a medir por cómo estén físicamente mi voz y mis manos para tocar y que no sea patético. Yo, por ejemplo, a todos los conciertos que he ido últimamente son de gente de más de 70 años James Taylor, Jason Brown, Rod Stewart... Los que eran jóvenes en los años 60 son unos viejos ahora, pero son muy sabios. A mí qué me importa la edad que tenga mientras pueda hacer un buen espectáculo. Estamos viviendo una era en la que esto no había pasado nunca antes, porque la música grabada tiene apenas un siglo. Estamos viendo en ocaso de muchos artistas que van falleciendo y que han cumplido un ciclo, y me da muchísima pena que ya no estén, pero también es un ciclo natural. Cuando cumplamos el ciclo natural seguramente moriremos como todo el mundo, pero la música ahí queda.

—Si tuviera que quedarse con un artista de todos los que ha conocido, ¿cuál sería?

—Soy muy fan de la gente que lo hace bonito, y a mí Antonio Vega me sigue emocionando como si acabara de sacar su disco. Todavía no puedo asumir que nadie como él va a existir en el mundo de la música. Era un superdotado en cuanto a capacidad mental, puede ser que fuera lo mismo a nivel autodestructivo. Pero su talento como intérprete y como compositor estaba a un nivel estratosférico.

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