Adiós a una insignia de la cultura

Fallece Pilar Palazón, una mujer pionera en diferentes ámbitos de la vida pública de Jaén

25 abr 2020 / 10:59 H.
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Una mujer de Jaén, ligada desde siempre a la enseñanza y la cultura, dos pilares sin los que no habría sido quien llegó a ser. Hija de un catedrático de Griego que ejercía como profesor de instituto, comenzó sus estudios en la pública y a pesar de las insistencias que le llegaron de varios frentes, decidió que la Universidad Complutense de Madrid era la mejor opción para licenciarse en Geografía e Historia. Tuvo la oportunidad de prosperar en la capital de España, pero decidió hacerlo en su tierra, Jaén, donde llegó a ser, durante el mandato de Emilio Arroyo en el Ayuntamiento, concejal de Cultura, la primera mujer edil. Muy ligada a la arqueología íbera, sin su empeño, el edificio que hoy lleva el nombre de Museo Íbero no sería lo que es. Fallece Pilar Palazón Palazón, toda una insignia para Jaén, una luchadora de raza que echaremos de menos.


José Guirao, exministro

Una mujer clave

Ha sido una mujer muy ejemplar porque ha sido una figura clave de la sociedad civil. No hay tantas como ella, no hay gente que haya dedicado tantos años y tanto esfuerzo para defender el patrimonio, sobre todo el patrimonio ibérico, de la cultura ibérica y la creación del Museo Ibérico, que está creado y a falta de convertirse en museo nacional pero, en fin, el edificio ya está hecho en Jaén. Me parece que hay que dejar constancia del reconocimiento a una mujer que ha dedicado gran parte de su vida, desde la sociedad, a defender los valores del patrimonio, los valores de la arqueología y, en particular, de la cultura ibérica (íbera).

Rosa Aguilar, exministra

Jaén la echará de menos

Quiero trasladar mi pésame a toda la familia y a la gran familia de los museos y, desde luego, es una gran pérdida, porque Pilar Palazón ha sido una mujer que, desde siempre, ha estado en primera línea queriendo mejorar la cultura, desde el punto de vista museístico, mejorar Jaén y ha hecho un gran trabajo. Estoy convencida de que era una mujer valiosa y que supo mantener su planteamiento, defenderlo, dialogar, acordar... y Jaén y Andalucía la vamos a echar de menos. Pilar Palazón ha sido el alma y los latidos del corazón del Museo de Arte Ibero, porque ha estado ahí, permanentemente, a sabiendas de lo que suponía para Jaén, en cuanto a recuperar una parte de su historia y con vistas al futuro. Supo reivindicar, dialogar y exigir y pudimos culminar ese espacio museístico haciéndolo realidad. Es un golpe duro en estos momentos tan complicados, y hay que recordar todo lo que ha hecho Pilar Palazón.


Pedro Molina, secretario de la Asociación de Amigos de los Íberos y miembro fundador

Gracias Pilar

Con la emoción y la pena que me invade, escribo unas letras que nunca hubiera deseado. Recién jubilada Pilar Palazón y teniendo en cuenta su hiperactividad le comenté la itinerancia de la exposición “Los Íberos. Príncipes de Occidente por París, Barcelona y Bonn” y la importancia de las piezas que se desplazarían desde Jaén. Era el momento de que los Iberos de Jaén fueran reconocidos a nivel internacional y ella debía contribuir con su trabajo a esta tarea de difusión de la cultura Ibero de la provincia de Jaén a esos niveles. El buque insignia de esa labor ha sido la realidad del Museo Ibero en el lugar donde se encuentra a pesar de las múltiples dificultades que han servido para fortalecer la idea nada fantasiosa, como algún inepto diagnosticó. Pilar, viajera universal, ha sido un lujo para Jaén, Provincia y ciudad. Ella decía que tenía una relación de amor y odio. Yo digo que su amor era extraordinario por los temas de Jaén y ha vivido lo suficiente para ser reconocida, pese al freno de la ignorancia y la mediocridad. El Museo es una realidad como la letra del tango “veinte años no son nada”. Los andaluces de Jaén hemos reconocido su altura de miras sin censuras y la necesidad de su existencia para que esté donde esté podamos reconocer que ha vivido como ha querido y ha amado esta maravillosa tierra conquistadora como uno de los mejores rincones de este mundo. Como el viajero Andalusí, he viajado por todo el mundo y elijo Jaén para vivir, como Pilar. Descansa en paz y la tierra de nuestra geografía te sea leve. Gracias por tu amistad y haber compartido, dicho en lenguaje quijotesco, algunas aventuras.


Marcos Gutiérrez, abogado

Dolor y mucha impotencia

Dolor e impotencia: se nos ha ido Pilar Palazón, en silencio, el silencio que marca este tiempo que nos arranca de nuestras vidas a personas a las que tanto queremos y no hemos podido ni visitarlas en la enfermedad ni darle el último adiós. Ella, tan joven y tan sabia, que nunca se amedrentó ante nada, luchadora incansable por lo justo. Maestra de tantos jóvenes y mayores que hoy lloramos su pérdida. Su carácter afable, culto y moderno como profesora marcó a varias generaciones de jiennenses que hoy lloran por el dolor de su pérdida. Me dio clase en San Agustín, a finales de los años 60, y a partir dé entonces se inició mi admiración y cariño hacia ella. La vida nos ha hecho coincidir en muchas luchas y hoy quiero agradecerle que cuando le pedí con 72 años que viniera en la lista a las elecciones municipales del PSOE, que yo encabezaba, no lo dudase porque era mucho el trabajo que había que hacer para conseguir el Museo Ibero y la cultura de Jaén. También te quiero agradecer la despedida que le hiciste a María José, mi esposa, que denotaron lo mucho que la querías, que nos querías. La última vez que hablé con ella, hace unos días, me dijo: “cuídate, que nos quedan muchas cosas que hacer”. Me voy a cuidar, querida Pilar, porque tu muerte no se lleva a tus anhelos pues somos muchos los que tenemos los mismos que tú y seguiremos luchando hasta que los conquistemos y cuando lo hayamos conseguido, comenzáremos con otros como harías tú. Has sido y serás mi ejemplo.

Francisco Zaragoza, director de Teatro La Criba

Pilar, alma íbera

Despedir desde estas páginas a Pilar Palazón, con quien tanto he querido, me es forzosamente triste. 47 años de sueños compartidos, desde que Pilar luchaba, frente al Colegio de Doctores y Licenciados, por la democracia en este país. Aún el franquismo apretaba las clavijas, cuando Pilar abría sus puertas a los grupos de la oposición. Fue un referente para todos: comunistas, socialistas, andalucistas, ácratas... Allí estaba Pilar, con su firmeza y su sonrisa. La claridad de ideas y la valentía se daban la mano, en su persona, con aquel “módico” afable y cariñoso que la convirtió en punto de equilibrio de un universo, el de la oposición al régimen, donde los enfrentamientos estaban a la orden del día.

Pilar ejercía de demócrata consecuente cuando muchos compañeros seguíamos afectados por el sectarismo y los dogmas ideológicos. Nadie representó el consenso antifranquista mejor que ella. Luchadora en todos los frentes, citaré de pasada su liderazgo en las durísimas huelgas de la enseñanza, en las movilizaciones del Primero de Mayo (ambos compartimos multas estratosféricas del entonces gobernador civil), en la Junta Democrática, o en el naciente movimiento feminista. Al frente de cada lucha por las libertades, allí estaba Pilar. Y a la primera ocasión posible (elecciones de abril del 79) Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Jaén, gracias al pacto de izquierdas.

Fueron aquellos años de transición el germen de nuestra amistad: inquebrantable, continuada y sin paréntesis, viva hasta ayer mismo, a base de lealtad y cariño. Su asombrosa vitalidad la llevó a disfrutar de la vida sin barreras, a viajar por todo el mundo, regalándonos su desbordante optimismo, junto a un humor irónico, mordaz, muy propio de Jaén.

Objetivamente, creo que Pilar Palazón merece, por su generosa entrega a múltiples causas culturales, en especial por ser alma del movimiento en favor del Museo Nacional Íbero, un reconocimiento público en la ciudad y en la tierra que tanto amó. Jaén está en deuda con una mujer sin parangón, tal vez la figura femenina más luminosa en el último medio siglo de la historia y la cultura de nuestra provincia.

Mar Moreno, expresidenta del Parlamento

Determinación

Echaremos en falta la voz y la determinación de Pilar Palazón apoyando proyectos que merecen la pena. Los años nunca vencieron su dinamismo. Admirable.

Maribel Lozano, delegada del Gobierno andaluz en Jaén

Una persona carismática

Apenada por la muerte de Pilar Palazón. Fue Bandera y Medalla de Andalucía en 2018 e impulsora del Museo Íbero de Jaén. Una persona carismática, reivindicativa, luchadora y con un gran corazón. Ejemplo de compromiso y entrega. Nos deja un amplio legado.

Francisca Hornos, directora del Museo de Jaén

In Memoriam

Recordar a una amiga que tanto me ha enseñado es difícil porque ahora las palabras se hacen blandas, ahora solo pienso en que será raro no encontrarla en una inauguración, en una conferencia, será raro no recibir sus recomendaciones de lectura, de cine, será raro no disponer de sus consejos siempre sabios y valientes.

Pero es tanto lo que vivimos juntas tantos viajes, tantos paisajes, tantos monumentos y ciudades que con ella disfruté que me considero una privilegiada por haber aprendido de su sabiduría, de su experiencia, de su valentía. Nuestra provincia, nuestra ciudad no puede olvidar a esta mujer que tanto ha hecho por la cultura : su pasión por el Arte Contemporáneo nos trajo al Museo de Jaén obras de Manuel Ángeles Ortiz, Picasso y otros. Su implicación con la investigación de la Cultura Ibera a través de la Asociación Amigos de los Iberos hizo del Museo Ibero una realidad.

Nos deja un listón muy alto pero aprendimos de la mejor profesora y continuaremos la tarea que nos queda pendiente. Nos enseñó que nunca hay que rendirse hasta conseguir la meta. Gracias, por tanto y para tanta gente, Pilar.

Julio Millán, alcalde de Jaén

Un referente

El alcalde de Jaén, Julio Millán, lamenta el fallecimiento de Pilar Palazón y traslada en nombre de la ciudadanía y de la Corporación Municipal su pésame y condolencias a familiares y amigos. Destaca que Palazón “ha sido un referente de la sociedad jiennense, una figura indispensable y un perfil íntegro, vital y reivindicativo empeñado en hacer de Jaén una ciudad mejor”. El regidor subraya la vertiente política de Palazón en el Ayuntamiento de Jaén durante los primeros años de despegue de la Democracia y cómo su vocación docente tuvo su impronta en la Universidad Popular Municipal, de la que fue alma mater y que se considera hoy en día un centro de referencia para miles de personas de la capital. Del mismo modo, destaca su labor al frente de “Amigos de los íberos”, “no solo por su amor a la cultura y la Historia, sino por la firme convicción que tenía del futuro que tiene Jaén gracias a nuestro pasado íbero”. “Pero sobre todo, los que conocimos de cerca a Pilar destacamos su inquietud constante y su bondad y cómo la capital estaba siempre entre sus preocupaciones. Hemos de saber recordar su figura y su aportación, que tendrá su justo reconocimiento”.

Antonio Garrido, periodista

Imprescindible

La muerte de mi querida Pilar Palazón Palazón me ha dolido en el alma, porque era una persona a la que admiraba y quería, a partes iguales. En un mes se iban a cumplir nada menos que 47 años desde que tuve el privilegio de conocerla. La traté siendo ella una persona que ya estaba de servicio en los estertores del antiguo régimen, en la última corporación franquista presidida por Antonio Herrera García (por cierto una gran persona, educado y correcto como todos los Herrera), la única mujer concejala en aquel periodo tan singular, pero pronto entendí que no pertenecía a ese mundo y que se recelaba de ella. Tan es así que guardo una anécdota de un acto que protagonizaban altos mandos del Movimiento en lo que hoy es el edificio de la Policía Nacional, en el que varios jerarcas tuvieron un clamoroso desaire para Pilar, que no era fácil de doblegar, tenía personalidad, principios y no acataba el ordeno y mando sin más. Terminó ese acto, muy concurrido por cierto, y yo que lo cubría informativamente, aproveché que la dejaron completamente sola en la presidencia y en el salón, sin duda enojada por lo ocurrido, y me acerqué para mostrarle mi consideración y apoyo, sentí que esta persona merecía tal gesto sin importancia, pero que ella siempre me ha tenido en cuenta. Ahí empezó una relación de cordialidad y de afecto de amplio recorrido y me ha permitido sentirme muy orgulloso de esta mujer tan especial a la que hoy llora todo Jaén y sé que no me equivoco al hacer esta afirmación. Y al recordarla ahora no me quiero olvidar de Jesús Nogales, su compañero que nos dejó hace muchos años, con un talante que parecía hecho a su medida. Pilar Palazón se ha labrado con su trabajo y con su amor a Jaén una biografía ejemplar, y lo ha hecho como profesora, como política y desde luego como activo cultural. Como decana del Colegio de Doctores y Licenciados abrió su sede en los años setenta para que se fraguaran ideales democráticos, a través de reuniones clandestinas de partidos políticos de izquierdas que surgieron a partir de esta experiencia. Ahí se alentó su vocación política que le hizo concurrir a las primeras elecciones democráticas al Ayuntamiento de Jaén, en 1979, encabezando la candidatura del Partido Socialista Andaluz (PSA) y fue elegida teniente de alcalde de la tan valorada primera Corporación Municipal presidida como alcalde por Emilio Arroyo López y en el que ella asumió la responsabilidad de Cultura, con una labor admirable que todavía se recuerda y se pone como ejemplo. Entre los hechos más sobresalientes estuvo la creación de la Universidad Popular Municipal o la recuperación de la figura del gran pintor de la tierra Manuel Ángeles Ortiz, que sería designado hijo predilecto de la ciudad. Más recientemente volvió a formar parte de la candidatura del PSOE, pero abandonó rápido, ya que ni eran los mismos tiempos ni tampoco ella se sentía útil en la oposición.

Abandonó la política activa pero nunca ha dejado su pasión jaenera, de hecho esta mujer hiperactiva ha estado más de cincuenta años reivindicando en favor de Jaén. Hace casi un cuarto de siglo, en el año 1996, inició una cruzada en favor del patrimonio arqueológico, y en gran medida gracias a su insistencia, a su tenacidad y a su reivindicación permanente, ha sido posible la construcción del Museo Íbero, una vez que creó la Asociación de Amigos de los Íberos, con el fin de promocionar esta riqueza tan asentada en la geografía jiennense. Se nos ha ido sin ver funcionando a pleno rendimiento este magnífico recurso cultural, pero bien sabemos que tarde o temprano el Museo Íbero ya es un hecho irreversible. Para llamar a las puertas de las instituciones lo mismo se vistió de íbera con su gente de la asociación, que desfiló por los despachos oficiales sin que le temblara la voz al exigir en nombre de esta tierra. Su perseverancia ha sido ampliamente reconocida, de tal modo que se ganó la simpatía de todos sus paisanos, sin distinción, porque demostró ser, a pesar de las dificultades encontradas en el camino, una mujer invencible, a veces incluso una “mosca cojonera”, pero siempre decidida, contundente y acompañada de una actitud irreprochable. El reconocimiento hace dos años de una doble distinción de la Junta de Andalucía, la bandera con carácter provincial y la Medalla en el ámbito andaluz, expresan con rotundidad el consenso establecido en torno a su persona y el respeto institucional que supo granjearse. Más recientemente también ha sido galardonada con la Medalla de las Bellas Artes. Además ha sido objeto de reconocimiento por parte de diferentes colectivos de la capital y provincia, aunque una persona tan valiosa mereció en vida un testimonio expreso de gratitud del Ayuntamiento en nombre de toda la ciudad. Tras el mazazo de la noticia de su muerte y repasando la biografía de Pilar Palazón, por lo menos sus aspectos más conocidos, he pensado en el valor de esta enorme guerrillera siempre con su Jaén y su Andalucía en la boca, implicada hasta los tuétanos, ciudadana militante, por encima de sectarismos, y desde luego adornada por una simpatía arrolladora, una sonrisa franca, una personalidad en suma tras la que se escondía una mujer única, insobornable e íntegra. Se nos ha ido con 88 años, ese corazón grande y generoso que tanto se dio, le ha gastado finalmente una mala pasada. Pero hasta hace poco, y desde luego la última vez que la vi, Pilar conservaba su plena lucidez y la encontré tan pletórica, combativa y enérgica, con ganas de seguir arrimando el hombro, deseosa de inaugurar de verdad el Museo, y es que estaba hecha de una pasta especial, la de las personas que no se rinden hasta el minuto final. Me despido hoy de ella con pena, consciente de que se nos va un referente del mejor Jaén que podamos haber soñado, una mujer necesaria e insustituible. En este punto me viene a la memoria la frase de Bertolt Bretch de que hay quienes luchan toda la vida y son los imprescindibles. Este es el caso de Pilar. Su recuerdo siempre acompañará a tanta gente como la hemos querido y la queremos. No se me ocurre mejor “hasta luego” que este verso de su admirado Miguel Hernández: “Qué sencilla es la muerte: qué sencilla, pero qué injustamente arrebatada! No sabe andar despacio, y acuchilla cuando menos se espera su turbia cuchillada”.

Francisco Reyes, presidente de la Diputación Provincial

Legado íbero

El presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes, expresa sus condolencias por el fallecimiento de la profesora Pilar Palazón. “Su papel, su esfuerzo y su compromiso han sido claves para la puesta en valor del legado íbero en la provincia de Jaén, con proyectos tan importantes como el Museo Íbero”, destaca Reyes, que hace hincapié en la contribución de Palazón, presidenta de la Asociación de Amigos de los Íberos, a la “creación de una conciencia en la provincia sobre la importancia de nuestro pasado íbero, base para el impulso de iniciativas tan importantes como la ruta turística Viaje al Tiempo de los Íberos”. Nacida en Jaén en 1932, Pilar Palazón se licenció en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. “Fue una voz siempre activa, reivindicativa y comprometida con esta tierra”, subraya el presidente de la Diputación. Además de docente, fue concejala en la década de los setenta y ejerció como teniente de alcalde y edil de Cultura tras las primeras elecciones democráticas municipales en 1979. Con esta responsabilidad, Palazón creó la Universidad Popular de Jaén. Entre otros reconocimientos, en 2018 fue condecorada con la Medalla de Andalucía y, a finales de 2019, con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes junto al catedrático Arturo Ruiz, director del Instituto de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.

Carmen Peñalver, exalcaldesa

Entusiasmo

Pilar Palazón dedicó mucha energía y mucho entusiasmo a la ciudad de Jaén. Persona de muchas inquietudes, siempre sumó su voz a las aspiraciones de la ciudad. Nos deja una mujer activa y luchadora a quien debemos gratitud.

Arturo Ruiz, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Jaén

Activista cultural

En los últimos años de la Dictadura conocí a Pilar Palazón. Era la decana del Colegio de Licenciados y Doctores y a su alrededor, con su equipo, hizo surgir un extraordinario espacio de protección y desarrollo de la Libertad. No imaginaba que volveríamos a encontrarnos muchos años después, cuando desembocó de un viaje a Paris en 1997, que le había llevado a ver la exposición “Los Iberos, Príncipes de Occidente” e hizo del Patrimonio Ibero de Jaén un objetivo para la siguiente fase de su vida. Desde entonces la activista cultural Pilar Palazón, como gustaba llamarse, ha estado siempre dispuesta a dar cualquier batalla que llevará a hacer realidad el Museo Nacional Ibero. Prácticamente hasta su final. El día 24 de marzo tuvimos que suspender en Madrid el encuentro que teníamos con el nuevo equipo del Ministerio de Cultura, para exponerle la importancia de Patrimonio Ibero de Jaén y porque podía ser la imagen del legado ibero nacional. Pilar se nos ha quedado en el camino, aunque con muchos pasos dados, desde que comenzamos a reclamar el Museo en la puerta de la prisión de Jaén en 1998. Lamento tanto que esa espléndida mujer: culta, valiente y que jamás se cansaba no lo haya visto, paseado, disfrutado. Sin embargo no hay que olvidar que cuando la sociedad de Jaén se reconstruya tras la crisis sanitaria, el Museo Nacional Ibero podrá ser una de las mejores herramientas de futuro, tal y como Pilar quería para esta tierra.

Marcelo Castro. Conjunto Arqueológico de Castro

Un espíritu insobornable

Desde el dolor por su pérdida, repaso apresuradamente en esta tarde triste bajo el amago de la tormenta, los compromisos que Pilar Palazón sostuvo a lo largo de su vida con esta tierra y su gente. El primero con la cultura en el páramo provincial, desde la Universidad Popular de Jaén en los albores de la democracia a la Asociación de Amigos de los Iberos. El segundo, o tal vez el principal —no lo sé—, con la docencia, y en particular de la historia, en la convicción de que la enseñanza nos igualará a todos —el pueblo sin distinciones—. Pilar fue un modelo de persuasión, no admitía el “no” por respuesta, de hecho sólo recuerdo una vez haberme negado a su solicitud suya, y aún lo estoy lamentando. Su capacidad de seducción sólo estaba a la altura de su incorrección política, no le venía bien cualquier cosa, era un espíritu insobornable. En estos días, cuando se multiplicará el coro de alabanzas fúnebres, no quiero relegar al olvido su determinación al margen de quien tenía enfrente —sus críticos—, que los tuvo, eran inevitables. Desde Cástulo, perdemos a una de nuestras más incondicionales propagandistas, su amor al mundo de los iberos fue incuestionable, pero su corazón era grande, y en un rincón habitaba la ciudad de las minas, donde cultivó tantas amistades. Sus amigos de la Sociedad Española de Estudios Clásicos volverán a visitar la ciudad de Cástulo, y entonces repararé en su ausencia. Que la tierra te sea leve, descansa ahora, otros seguiremos batallando en tu memoria.

Concha Choclán, directora del Museo de Arte Ibero.

Propulsora del Museo Ibero

Si alguien ha tenido un papel definitivo en la creación del Museo Ibero, ha sido Pilar Palazón. Durante más de veinte años de lucha ha impulsado la creación de la Asociación de Amigos de los Iberos, organizado acciones reivindicativas para conservar nuestro patrimonio, apoyado la valoración y dinamización del patrimonio cultural ibero en nuestra provincia... siempre en una misma dirección, la creación del Museo Ibero, que por fin abrió sus puertas en 2017. Alcanzar ese objetivo habría sido mucho mas difícil sin su impulso, su enorme capacidad de trabajo, y su tenacidad (ella misma se reconocía, con una sonrisa, como “una mosca coj...”). A pesar de las dificultades que se plantearon en este proyecto, y a pesar de los retrasos, nunca cejó en su empeño y siempre encontraba el cauce adecuado para que no se olvidara el proyecto en algún cajón de la Administración. Hoy, ya inaugurado el Museo, me duele que ella no esté cuando sea una realidad la exposición permanente. Pero seguiremos trabajando para finalizar el proyecto y el museo quede como muestra de esta lucha ciudadana que encabezó, y que le llevó a obtener el aprecio y el reconocimiento de todos.

No le ha dado tiempo a recoger su Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, inmersos en este momento aciago que dejaremos atrás, pero ha podido disfrutar del reconocimiento que se le otorgaba a su trabajo. Para ella, un recuerdo y un abrazo.

Fanny Rubio, escritor

Transformadora

Su curriculum como organizadora, directora, responsable de cultura de la ciudad y como símbolo de las reivindicaciones políticas antifranquistas de los años setenta no impidieron que Pilar Palazón recorriera el mundo con levedad adolescente. La encontrábamos casualmente en la Alpujarra, en Madrid, en Roma o en Japón con la naturalidad de quien ha convertido el paisaje de su domesticidad en mapa de confluencia humana. En esos espacios de tránsito en que se celebraban los encuentros, después de recordar a los amigos comunes, terminaba surgiendo, como una referencia familiar en la que se comienzan a limar las inevitables dificultades, cómo crecía el proyecto culminante de su vida, su apuesta por levantar el Museo Íbero sobre los restos de una cárcel en la ciudad que amaba. Transformación que deseaba palpar también en los ambientes que la rodeaban y compartía con sus amigos. En Jaén enseñó, formó y estructuró las conciencias de varias generaciones de estudiantes y en Jaén, como la tercera de las tres morillas, recogió frutos, el merecido reconocimiento, aunque tardío, de su lucha durante años por unos ideales a los que nunca renunció, aunque sesgados por los obstáculos que se tendieron a su paso en determinadas épocas como las manzanas cortadas de la bucólica Marién.

Pilar Palazón hablaba con frecuencia de “su” Museo, ese logro finalmente reconocido, como el escultor se refiere a su talla predilecta. Con la turbación que produce en el artista el reconocimiento de su esfuerzo titánico, imposible de sostener por un cuerpo tan frágil, aliviado por su núcleo de amigos, de amigas, con quienes renovaba el conocimiento compartido a base de una apuesta nueva: Siempre quedaba algo, un último intento pendiente, un plazo nuevo que requería una preparación que ya estaba de antemano garantizada. Con pocas palabras Pilar mostraba la necesidad que de la educación tienen, todavía, nuestros pueblos, porque en la educación, con la cultura, se encuentran en entera presencia todas las cosas, decía citando a María Zambrano. En ese espejo de Pilar se miraban sus compañeros de los años más duros en la batalla de los entonces incipientes Colegios de Licenciados y Doctores, que han dejado de recordarse sin que nadie rinda homenaje a esa generación de profesores no numerarios que dignificaron antes de la Transición el ejercicio de la docencia.

A Pilar Palazón se le iluminaban los ojos al referirse a Aurora de Albornoz, el PSP de Tierno Galván, o a Carmen Díez de Rivera, a quien admiraba, que fue la amiga común que nos unió en los primeros años. Verla mirar desde el fondo de esos ojos tan verdaderos que también nos miraban respondiendo a la circunstancia pedagógica con la que leía el mundo llevaba a su interlocutor a creer firmemente en la capacidad de los seres humanos para mejorarlo.

Gabriel Ureña, profesor

Mujer pionera

Tuve mis primeras relaciones con Pilar Palazón a finales de la década de los 1970, con motivo de participar en la Comisión de Arte que organizó el homenaje a Manuel Ángeles Ortiz. Ella era concejala de Cultura del Ayuntamiento de Jaén y el evento de homenajear a un artista nacido en Jaén, amigo de Lorca —“pinta con la misma sensibilidad que yo hago versos”— y de Picasso —“es mi amigo del alma”—, condenado al exilio, con sensibilidad pictórica cercana a la filosofía poética de María Zambrano, admirador de la singularidad creativa, a la vez vanguardista y campesina, de Zabaleta... mostraban que el nuevo Ayuntamiento democrático en el que Pilar se convirtió pronto en emblema, venía a democratizar la cultura en nuestra ciudad. Pilar asumía el papel de impulsora de una nueva política cultural con sello andaluz y giennense. Aquel homenaje a Manuel Ángeles Ortiz, hombre bueno y pintor con duende, celebró su acto central en el patio del Museo Provincial, y Pilar se mostró muy receptiva a todas las iniciativas de la Comisión, haciendo gala de su talante liberal, generosidad y discreción personal. La conferencia inaugural la impartió el Catedrático de Arte de la Universidad Complutense, Antonio Bonet Correa, se hizo una interesante publicación sobre Manuel Ángeles y se recuperó y difundió la figura de un hombre fundamental en la cultura artística del siglo XX. Tras este evento, la misma Comisión propuso a Pilar un homenaje a Pablo Picasso, como el más significativo representante de las Vanguardias artísticas. Y de nuevo la concejala Pilar prestó todo su apoyo el proyecto. Pedro Galera, Miguel Viribay y yo mismo, con su impulso, diseñamos las actividades e hicimos una publicación sobre Picasso, editado por el Ayuntamiento y el Museo, que ponía de nuevo de manifiesto las líneas de esa nueva cultura de fuste democrático y abierta a la ciudadanía, a la que pilar se había comprometido a llevar a cabo municipalmente. Recuerdo con particular emoción el homenaje que, con motivo de su jubilación como profesora de Historia del IES de Fuentezuelas, se le rindió a Pilar con una muy amplia participación de giennenses de diferentes generaciones y posicionamientos. Pilar con su hablar pausado, micrófono en mano, se paseó por todas las mesas, llamando por su nombre a cada uno de los asistentes y haciendo una frase definitoria de su personalidad. Aquel acto se convirtió en un evento cultural de gran importancia en la ciudad y fijaba la contribución de Pilar a la vida docente y cultural de Jaén. Mujer siempre activa, dedicó grandes esfuerzos y energía para impulsar la creación de un Museo Ibérico en Jaén, objetivo conseguido, lo que le granjeó con toda justicia la reciente Medalla de Bellas Artes. Aquella foto, con Carmen Calvo, caracterizadas ambas de ibéricas, fue memorable. La última vez que estuve con Pilar fue en una concentración para protestar por el proyecto urbanístico que el Ayuntamiento proyectaba en la plaza de Deán Mazas. Pilar, micrófono en mano, con la misma rebeldía, valentía y civismo que le caracterizaba lideró una vez más aquel acto ciudadano.

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