VÍDEO

El coche de Fórmula 1 que ha ganado este año el campeonato por tercer vez consecutiva, del equipo Red Bull, no tiene el motor más veloz, pero sí el diseño y la aerodinámica más eficiente. La importancia de la mecánica del movimiento y comportamiento de los cuerpos que se mueven en el aire es fundamental. Aerodinámica que no sólo es importante en la alta competición automovilística, también en el sector del transporte. De ahí el calado de un nuevo elemento, alerones, que ha diseñado un equipo de investigación de las universidades de Jaén, Granada y Liverpool (Reino Unido). Son elementos flexibles que, acoplados a camiones en su parte trasera, reducen el consumo de diésel al proporcionar menos resistencia al aire en la circulación, informa la Fundación Descubre, entidad de divulgación científica.

Los alerones pueden minorar hasta un 10% la resistencia aerodinámica del camión en movimiento, precisa. Tiene un doble efecto, porque suma al del ahorro en combustible la reducción de emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, uno de los causantes del cambio climático. Las tres universidades han verificado ya su eficacia. Los investigadores han verificado su trabajo con una simulación numérica y, después, en túneles de viento, tanto de escala de laboratorio como industrial. Así se verifican también los diseños de los Fórmula 1, en los túneles de viento de las fábricas de sus equipos. “Actualmente, estamos en la fase de pruebas en circuito real, pero todo indica que los resultados serán igual de optimistas que los realizados en los ensayos previos”, han explicado a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Jaén José Ignacio Jiménez González, responsable del proyecto y autor del artículo que se ha publicado sobre este avance tecnológico en la revista de referencia Physical Review Fluids. Explica en el artículo la colocación de los alerones con bisagras móviles y flexibles en la parte trasera de los camiones. Asó consigue regular el flujo de viento alrededor de su caja, que es un prisma, y reduciendo ese 10% la resistencia aerodinámica, que se traduce en un 3% menos en el consumo de combustible.

Hay más detalle de este diseño: las bisagras con las que se articulan los alerones se abren o se cierran en función de la velocidad y el viento para regular las corrientes de aire que se producen en la parte trasera del camión, conocido como ‘estela turbulenta’. Es un efecto que tiende a frenar el vehículo y que demanda, por lo tanto, mayor potencia para mantener la velocidad, lo que se traduce en más consumo de diésel, en este caso. ¿De qué están hechos lo alerones? De fibra de vidrio, material muy resistente pero flexible y que evita vibraciones que podrían afectar a la conducción. La bisagras rotatorias son las que permiten adaptar el alerón al viento en cada circunstancia concreta. Las pruebas previas se han realizado en la Universidad de Jaén, en un túnel de viento de laboratorio de, aproximadamente, un metro cuadrado. También se han validado a escala industrial en el Instituto Interuniversitario De Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, con un túnel de cuatro metros cuadrados.

(*) Vídeo de la Fundación Descubre.