“The line”. ¿Querrías vivir en esta ciudad?

Es de ciencia ficción, pero el proyecto está en marcha. El traje urbano de la ciudad futurista de Arabia Saudí es único, casi inimaginable, y sus medidas son 170x200x500. La ciudad se encajaría a lo largo de 170 kilometros en línea recta entre dos cristales —enormes espejos— de 500 metros de altura y el vecindario de este delirio futurista viviría en los 200 metros de ancho que tiene este rectángulo: una raya luminosa en la que reverberaría el sol en el desierto saudí. El nombre elegido es el de The Line, La Línea. Lo desarrolla un consorcio saudí llamado Neom. Es quien relata el proyecto, cuya magnitud es difícil de digerir, pero seductora como todo aquello que nos introduce en territorios inexplorados. Tendría rascacielos de 500 metros de altura y su urbanismo elimina carreteras y, por lo tanto, coches. Han proyectado que su energía vital sea renovable para dar servicio a 9 millones de habitantes en una superficie de 34 kilómetros cuadrados.

Neom se compromete, eso asegura al menos, a que los habitantes de La Línea, los liniers, tengan acceso a todos los servicios básicos en 5 minutos andando, aunque todavía no se da conocer cómo y de qué forma. Quien quisiera recorrer de cabo a rabo la ciudad podría atravesarla en 20 minutos, otro enigma por aclarar en sus términos. Para hacerse una idea de su magnitud, algunos medios ya han hecho comparaciones. Los muros de cristal, algunos de sus rascacielos, tienen 500 metros de alto: el Empire State tiene 381 metros. La habitarían 9 millones de habotantes: Madrid tiene 3 millones. De punta a punta, su estructura urbana tiene 170 kilómetros de largo: son más kilómetros de los que hay entre, Jaén y Villarrodrigo, por ejemplo, tomando referencias en la provincia.

“Cuando presentamos The Line el año pasado, nos comprometimos con una revolución del urbanismo que ponga a las personas en primer lugar y que se base en un cambio radical en la planificación urbana. Los diseños revelados hoy respecto a las comunidades en capas verticales de esta ciudad desafiarán a las tradicionales ciudades planas y horizontales y crearán un modelo para preservar la naturaleza y mejorar la habitabilidad humana. The Line abordará los retos a los que se enfrenta la humanidad en la vida urbana actual y demostrará formas alternativas de vivir”. Quien dice esto en un comunicado oficial es Mohammed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí y presidente de Neom.

¿Urbanismo de gravedad cero?

En su comunicado, Neom asegura que los liniers se moverán en tres dimensiones: arriba, abajo y transversalmente. Lo llaman urbanismo de gravedad cero. ¿Cómo será?, Tampoco se ha desvelado aún ese grado y forma de movilidad. La ciudad tendría los equipamientos comunitarios que conocemos actualmente: parques, zonas peatonales, escuelas, las casas y los centros de trabajo y ocio. Son muchas las dudas sobre el proyecto y cuestiones que algunos especialistas ponen en solfa. Uno de ellos —citado por el diario As— es Alejandro Csome, que las expone en un hilo de su cuenta de Twitter. Tiene que ver con dudas que genera el hecho de que la ciudad se construya en tres espacios soporte diferentes: desierto, montaña y valle. ¿Cómo una ciudad tan grande tendrá cero emisiones de carbono?, es otra cuestión. O si es posible que tenga “árboles voladores” como se aprecia en el vídeo de su presentación.

Hay otras, no del citado hilo, que surgen de inmediato: ¿Quiénes vivirían en la ciudad si se construye finalmente? ¿A qué precio una casa o uno de sus pisos? ¿Cuáles serían los costes en términos de recursos naturales? Y más importante. ¿Cuáles serían los costes en vidas durante la construcción? La siniestralidad laboral en la región es un debate siempre latente, en el que subyace la explotación laboral de los migrantes. The Guardian, por ejemplo, denunció que en las obras para el Mundial de fútbol de Qatar 2022 murieron 6.500 trabajadores migrantes. La OIT desmintió la cifra y la FIFA la minimizó. La línea podría estar construida en 2030, según sus mentores, y según apunta el divulgador Alejandro Csome —@alejandrocsome— costaría 800.000 millones de dólares.