Del ‘sicté ya’ de los mayas al bazooka yanqui
Este 13 de enero se se ha celebrado el Día Internacional del Chicle, la golosina más popular

No es un invento comtemporáneo, ni muchos menos. Ni un hábito reciente. “La aparición del chicle se remonta a la época prehispánica. La civilización maya usaba el chicle para limpiarse la boca antes de las ceremonias, mitigar la sed en épocas de sequía y aumentar la salivación. La palabra chicle proviene del vocablo maya ‘sicté ya’, que vendría a significar masticar con la boca. La producción actual de goma de mascar ha evolucionado completamente, teniendo como materia prima derivados del petróleo. Aunque todavía hay comunidades que luchan por mantener y vivir de la tradición chiclera maya”. Con esta referencia, de 2018, situaba su marco histórico Cristóbal Baeza en un reportaje sobre el origen maya del chicle en un serial de aventura del BBVA. Hoy, viernes 13 de enero de 2023 es el Día Mundial del Chicle. ¿Quién no lo ha masticado alguna vez? Con toda probabilidad, la mayoría se ha llevado a la boca uno. De todos los sabores, formas y marcas. Son parte del imaginario colectivo de las generaciones que comenzaron a masticarlo a partir de los años 60. Hoy puedes masticar un boomer, orbit, trident o bubbaloo. En el siglo pasado los bazooka, aquellas pastillitas redondas liadas en una platina coloreada con su nombre, la del niño tuerto con un paarche en su ojo derecho. O su variante recntagular, como una pastillita, también coloreada en naranja y azul.
Rastreando en internet puede corroborarse que el chicle llegó a España en 1919, de Estados Unidos. Lo ¡hizo con una gran campaña publicitaria que, como ahora, garantizaba un aliento fresco, incluso que despejaba los dolores de cabeza. Y que un norteamericano, Thomas Adams, nacido en 1818, neoyorkino, fabricó pastillas masticables. Le habría llegado la idea através, historia rocambolesca, del secretario de un personaje real, impostado despuñés al cine. Lo reconocerán: Antonio López de Santa Ana, general mejicano, el que tocando a degüello, aniquiló El Álamo. Fue en 1859 cuando Adams habría conocido al secretario de Santa Ana ebn su tiene de Nueva York, donde vivía exiliado el general. En sus baúles se había aprovisionado de chicles, que eran de sus gusto. Adams adpato su producción con maquinaria moderna y triunfó. Su compañía Adams Chewwing Gum producía chicle con importaciones de centroamérica y con sabor a tutti frutti.

El portal diainternacionalde.com precisa que lo patentoun 28 de diciembre de 1869 William Semple
¿Es un buen hábito? Los expertos, como suele ser habitual en este tipo de productos, recomiendan moderación. No masticarlo más de 15 minutos diarios y preferntemente después de las comidas, por aquello de que ayuda a la limpieza bucal. Más allá de recomendaciones desde la perspectiva de la salud, es uno de los productos de consumo, de las golosinas, más extendidos. Y a cada cual le sirve para algo, en determinadas situaciones. El mismo portal enumera ventajas: Ayuda a mejorar la concentración, a limpiar los dientes, a vocalizar, hablar y respirar mejor; disminuye el estrés y aumenta la saciedad. ¿Inconvenientes? Generalmente, portales especializados en salud bucal indican que su abuso puede generar caries, sobre todo en los más pequeños, fenómenos de sobrecarga muscular en la zona de la boca y maxilares. Recomiendan masticar los que no tienen azúcar y destacan que estimula la producción de saliva.
Hay todo un anecdotario sobre el chicle que refiere el portal diainternacionalde. com: Chad Fell alcanzó el récord mundial de la pompa de chicle más grande del mundo, formando un globo de unos 50 centímetros al mascarlo. En San Luis Obispo (California) el callejón conocido como “Bubblegum Alley” se convirtió en un destino turístico muy peculiar, puesto que acumula chicles pegados en sus paredes desde la década de los años sesenta. Mide 21 metros de largo y 4 de alto. En Singapur está prohibido mascar, fabricar o importar chicles desde el año 1992. El primer chicle sin azúcar se creó en el año 1960. El chicle es el único alimento que se mastica y no se traga. Inicialmente se fabricaban chicles con sabores de regaliz y menta.