Primaveral exhibición de fe

La Virgen de la Cabeza atrae a miles de personas hasta el cerro de la Mesa

29 abr 2019 / 16:37 H.

Jaén tiene otro cerro de fe, aparte del Cabezo. Es el de la Mesa, en Hoya del Salobral (Noalejo). En este telúrico rincón, muy vinculado con la figura del Santo Custodio, se celebra, el último domingo de abril, las fiestas en honor de la Virgen de la Cabeza. La romería representa todo un acontecimiento para una aldea en la que normalmente hay poca gente. Celebrada a unos 1.300 metros de altitud, la cita permite literalmente estar cerca del cielo.

Este año la peregrinación fue una exhibición masiva de devoción mariana, en plena primavera, algo favorecido por el buen tiempo, con un sol radiante. Nada que ver con 2018, cuando, literalmente, cayeron chuzos de punta. Miles de personas, procedentes principalmente de las provincias jiennense y granadina, ascendieron hasta el cerro de la Mesa para reencontrarse con La Morenita en una jornada pletórica de vida. Las últimas lluvias permitieron que todo estuviera verde y que los paisajes serranos brillaran de una manera espectacular.

Desde bien temprano, los fieles, algunos de los cuales acudían para cumplir una promesa, se acercaron hasta la ermita para presentar sus respetos a Nuestra Señora. El templo y su entorno eran un constante ir y venir de gente. Especialmente alegre resultó la llegada de las cofradías.

La misa de campaña, oficiada desde la puerta, por el párroco de Santa Lucía, Miguel Ángel Soto, con presencia también del sacerdote encargado de colaborar con los cultos en la aldea de Santa Ana, el camerunés Bernand Fouda Etoundi. En su homilía, Soto llamó la atención sobre lo arraigado que está entre el pueblo la devoción hacia la Virgen de la Cabeza y en el símbolo de la medalla, como un referente al que agarrarse en los momentos. El coro de cofradía filial de Montillana (Granada) se encargó de amenizar la ceremonia.

El calor fue la nota dominante de la jornada y se dejó notar cada vez más conforme pasaban las horas. Cuando llegó el momento esperado de la salida de la procesión, mujeres y hombres, de diferentes edades —incluidos menores y ancianos—, se metieron debajo de las andas para conducir a La Morenita por los parajes del Hoya del Salobral, en un recorrido circular de unas dos horas de duración. La cofradía matriz, encabezada por el presidente, Salvador Peláez, desfiló junto con las filiales de Charilla y Alcalá la Real, Santa Ana, Mures, Castillo de Locubín, Valdepeñas de Jaén y Montillana. Cada cofradía llevaba una banda o una charanga. Banda de la Hoya del Salobral. Cada uno de los colectivos iba acompañado de una banda o una charanga. El momento culminante se produjo al regreso a la explanada de la ermita. Al ritmo de la música, los anderos hicieron que girara el trono de la Madre Celestial. Después, en un alarde de entrega colectiva, fueron capaces de superar los empinados peldaños que conducen hacia el templo.

Después del multitudinario desfile, las altas temperaturas hicieron que los presentes se dirigieran bien a los chiringuitos o bien a las diferentes casas de hermandad para saciar la sed y para almorzar. No fueron pocas las familias que aprovecharon para comer bajo los árboles, en plena naturaleza de la Sierra Sur.

Por la tarde, continuaron las manifestaciones de fe hacia la Señora y se despidieron de ella hasta el próximo año. La coincidencia con la jornada electoral se dejó notar en una llegada más escalonada de la gente y en una salida más rápida, de personas que, tras cumplir con La Morenita, querían hacerlo en las urnas.