Solidaridad en tiempos difíciles

El Seminario Diocesano acogió, en el Martes Santo, la misa crismal, presidida por el obispo, Amadeo Rodríguez Magro, y concelebrada por el rector del Seminario, Juan Francisco Ortiz González. En esta celebración, tan íntima y peculiar, participaron también algunos miembros de la comunidad de dicho lugar, como las religiosas mercedarias del Santísimo Sacramento, algunos presbíteros que viven en la residencia sacerdotal y los seminaristas, que fueron los encargados de las lecturas y la oración de los fieles.

Por su parte, el obispo comenzó su homilía explicando que la misa crismal “tiene, por el conjunto de sus ritos, una fuerte impregnación eclesial”. “Celebraremos un sacramental de gran valor para el servicio a la fe y a la gracia del pueblo cristiano. La Iglesia renueva en esta expresiva y simbólica celebración su unción y misión en el espíritu, en la bendición del óleo de los enfermos y de los catecúmenos, y en la consagración del Santo Crisma, instrumentos de la salvación de Dios en Cristo, utilizados en diversos sacramentos”.

Rodríguez quiso destacar la labor de los sacerdotes. “Naturalmente, cumplen como todos, la responsabilidad de aislarse, para no poner en riesgo su vida y la de los demás. Pero, como sabéis muy bien, están siempre disponibles a ofreceros lo que necesitéis. De un modo especial cada día ofrecen por todos los hombres y mujeres del mundo. Y junto a eso, todos están mostrando que son pastores cercanos que os dan lo que tienen”. Tras la bendición, el obispo invitó a todos los sacerdotes diocesanos a que tengan un gesto de generosidad con las víctimas sociales de esta pandemia, donando su sueldo de un mes a Cáritas, como él mismo ya ha hecho, para contribuir con los más necesitados.