Solemnidad en el Vía Crucis
El Miércoles Santo se cerró con una masiva estación de penitencia
Numerosos vecinos participaron, de forma activa, en el tradicional y solemne Vía Crucis de la Juventud, con el que se cerró la noche del Miércoles Santo linarense. A partir de las once de la noche se abrieron las puertas de la parroquia de San Agustín para que comenzara a desfilar esta estación de penitencia, caracterizada por la fe y la devoción, simbolizada a través de rezos, promesas y oraciones. Casi un millar de penitentes formaron parte del cortejo, vestidos con la representativa túnica de esparto y portando, sobre sus hombros, las pesadas cruces de basta madera de olivo.
El rezo de las estaciones se llevó con plena humildad y sencillez, la misma con la que fue acompañado, por la zona más céntrica de la ciudad, el Cristo Crucificado de la Misericordia. Una imagen de aspecto sereno, que fue encargada, en la década de los años cuarenta, por el párroco Miguel Juárez a los talleres de Olot, por un importe económico de 2.500 pesetas. El Vía Crucis de la Juventud fue reorganizado por Acción Católica tras la Guerra Civil.