Misericordia para la liberación

La Hermandad del Rescate abre una gran jornada con un sol esplendoroso

25 mar 2016 / 10:00 H.

El Jueves Santo linarense amaneció y transcurrió tal y como la población cofrade local se merecía: con un radiante y brillante sol que reinó en todo lo alto de un cielo azulado y “limpio” de nubes. El ambiente se palpaba, en las calles, desde primera hora de la tarde. Miles de vecinos y visitantes tomaban posiciones y esperaban, con ilusión, la salida de las tres hermandades y cofradías que hacían su estación de penitencia.

La primera en iniciar su recorrido penitencial por el casco urbano de Linares fue la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de los Dolores. Una cofradía que, establecida canónicamente en la iglesia de Santa María la Mayor, gozó de un importante atractivo y elevada expectación este año, ya que volvió a celebrar, tras dos ediciones sin hacerlo, el tradicional acto de la liberación de un preso.

En concreto, fue una mujer de 47 años la protagonista del indulto, que fue concedido por el Consejo de Ministros tras la petición formal que realizó la cofradía trinitaria linarense. La reclusa “liberada” cumplía condena en el Centro Penitenciario de Jaén por un delito menor y aún le quedaban quince meses para obtener la total libertad. Sin embargo, gracias a los trámites ejecutados, podrá iniciar su proceso de reinserción social a la mayor brevedad. Para ello, contará con la mano tendida del Rescate, pues “la hermandad la ayudará a ella y su familia en todo lo posible”, según recordó el hermano mayor, José Esteban Castro.

Con una profunda solemnidad, y ante una marea de personas que abarrotaron, por completo, tanto la lonja de Santa María como la Plaza del Ayuntamiento y la calle Carnecería, se celebró el acto de la liberación. El escenario elegido fue, como marca la historia, en la puerta del edificio del Pósito, ya que fue la antigua cárcel que había en Linares. Así, un representante del Centro Penitenciario de Jaén leyó el auto del indulto y, tras esto, la reclusa se situó detrás del paso de Nuestro Padre Jesús del Rescate. Un escapulario le cubría el rostro, para así mantener su anonimato y poder iniciar el camino hacia una nueva vida en plena libertad.

Sin duda alguna, este fue uno de los momentos cumbre de la cofradía trinitaria en las calles, aunque también llegaron otros muchos, como su paso por las añejas calles del Casco Antiguo o la Carrera Oficial. Tras el Cristo, el paso de palio de María Santísima de los Dolores acompañó a su Hijo, esplendorosa y bella, siendo mecida gracias al trabajo y buen hacer de su cuadrilla de costaleros. Como es habitual, la Banda de Cabecera fue otro de los grandes atractivos de esta procesión.