Martes Santo de recogimiento

El olor a incienso y el silencio arropan a las dos estaciones de penitencia

23 mar 2016 / 09:20 H.

Tras toda una mañana con el cielo cubierto, las nubes dejaban paso, a última hora de la tarde, a una ligera estabilidad atmosférica que permitió la salida de las dos cofradías que realizan su estación de penitencia por las calles de la ciudad monumental el Martes Santo. El olor a incienso, el silencio y el recogimiento se apoderaron, pues, de las calles de la ciudad patrimonial.

La Cofradía de Nuestra Madre y Señora de la Lágrimas y San Nicolás de Bari salió pasadas las nueve de la noche, desde la Santísima Trinidad. Es la hermandad más joven de cuantas procesionan en la Semana Santa ubetense. Fue declarada como tal el 17 de enero de 2012, mientras que ese mismo año fue bendecida la imagen titular de la congregación de fieles. Es obra del imaginero cordobés Alfonso Castellano Tamarit. Es una talla de candelero realizada en cedro que muestra una dolorosa de ojos verdes en la que se aprecian ocho lágrimas, siete por los dolores y una por el escultor para que siempre valla con ella. Bajo el manto, se descubre un cabello tallado recogido en la parte de la nuca con una peina que tiene dos remates como adorno y que está dedicada a San Rafael, Custodio de Córdoba.

Cientos de personas se acercaron hasta el templo de la Trinidad para no perderse la primera “levantá” y “chicotá” de la Virgen de las Lágrimas. Es muy especial ver esta cofradía a su paso por las calles Compañía y Ventanas, porque son vías adoquinadas y muy estrechas, pero para los hermanos el lugar más especial de su recorrido es la estación de penitencia que realizan en la iglesia de San Nicolás de Bari. Este año la hermandad estrena faroles de cola, de la Orfebrería de Manuel de los Ríos, en Sevilla. Mientras las Lágrimas realizaba su estación de penitencia, en la monumental Plaza Vázquez de Molina, y sobre las diez y cuarto, la Cofradía Penitencial del Cristo de la Noche Oscura, con sumo respeto y en silencio riguroso, aguardaban ubetenses y visitantes para ver salir al Cristo de la Noche Oscura de la Sacra Capilla de El Salvador. Algunos de estos devotos acompañaron a la imagen y realizaron el viacrucis penitencial junto a los hermanos de la cofradía, desde su salida hasta su encierro en el Santuario de María Auxiliadora. El recorrido fue muy parecido al que se realizó durante en su primera estación penitencial, allá por 1966.

Y es que la Noche Oscura celebra, este año, el cincuenta aniversario de la bendición y primera procesión de la hermandad salesiana. Por este motivo, el 11 de marzo se celebró un viacrucis extraordinario claustral en la Basílica Menor de Santa María de los Reales Alcázares. De ahí que los textos que se leyeron en las meditaciones fueron los preparados por el cardenal Amigo y el ubetense Ramón Molina Navarrete. Las estaciones fueron leídas por Antonio Campos, María García, Alfonso Miranda y María Teresa Ortiz. A todos ellos se unió, este Martes, Santo Ramón Molina.

Los faroles característicos del Cristo de la Noche Oscura iluminaron el recorrido de su imagen titular por las calles del casco antiguo hasta llegar a su sede, en el Santuario de María Auxiliadora. La talla representa a un Cristo muerto en la cruz y es obra de Francisco Palma Burgos. Antes de su salida de la Sacra Capilla de El Salvador, se celebró la fiesta principal, presidida por Fernando Nieto, capellán del templo. Durante la eucaristía, se dio lectura a la Bendición Apostólica de Su Santidad, concedida a los asistentes y participantes en el viacrucis extraordinario claustral.