La Estrella de la mañana y la madre del Dios mismo

Agustín Guerrero Parreño fundó, en el año 1955, una cofradía con el nombre de Piedad y Estrella, que incluso llegó a tener estatutos aprobados por Romero Mengíbar, y que se estableció en la iglesia de Cristo Rey. Con la marcha del hermano mayor a la vecina provincia de Córdoba, la hermandad quedó en suspenso, pero había adquirido una Dolorosa al escultor granadino Sánchez Mesa en el año 1956, que quedó depositada en un domicilio particular ubicado en la Carrera de Jesús.

Ya en el año 1981, un grupo de jóvenes catequistas de la parroquia de San Ildefonso decidieron fundar una cofradía que, bajo el nombre de La Sangre y Estrella, tenían la intención de procesionar desde la parroquia de San Pedro Pascual. Ante este movimiento cofrade, Miguel Fernández recuperó los estatutos de la cofradía “en suspenso”, de tal forma que la reactivó, y se estableció en la parroquia de San Eufrasio con las imágenes situadas en el Convento de la Concepción. De esta forma, la Virgen de la Estrella salió por vez primera el Domingo de Ramos de 1983, el 27 de marzo. Primero lo hizo desde unas cocheras de la Plaza de San Félix, luego desde la nueva iglesia del Convento de las Dominicas y, definitivamente, desde su casa de hermandad, adyacente al convento.

La Virgen de la Estrella ha “sufrido” variadas y no poco polémicas restauraciones a lo largo de su historia. Es el caso de la acometida en el año 1983, por José López Arjona, y en 1988 por Miguel Ángel Pérez Fernández, tras las que Antonio Bernal Redondo rescató de nuevo la fisionomía y policromía propias de Sánchez Mesa.

La devoción a la Virgen de la Estrella arraigó de forma plena en el barrio de la Alcantarilla, y se trata de uno de los pasos de palio más completos en cuanto a orfebrería, a cargo de Hijos de Juan Fernández y Manuel de los Ríos, y en los bordados de José Manuel Martínez y Antonio Villar, que es el vestidor de la Virgen. Como curiosidad, la Virgen de la Estrella porta en la mano derecha un relicario con una reliquia de Santo Domingo de Guzmán por su relación con la Orden Dominica.

Por su parte, desde su fundación, en el año 1955, la única imagen titular de la Cofradía del Silencio ha sido la del Cristo de la Humildad hasta que, impulsado por un grupo de cofrades, se dio forma a la necesidad de incluir una advocación mariana a la hermandad. Así surgió la advocación de la Madre de Dios. El colectivo le encargó al imaginero malagueño Israel Cornejo Sánchez la ejecución de una bellísima Dolorosa bendecida en el año 2013, que guarda todos los cánones de imagen clásica tanto en su hechura como en su policromía. A pesar del poco tiempo desde que se realizó su bendición, la imagen ha calado muy hondo tanto en su feligresía como en los propios cofrades.

Desde entonces, se realiza lo que será en su momento el paso de palio más original de la Semana Santa de Jaén, acorde con las formas y estilos de la única cofradía de Silencio de la capital. Por el momento, ya están terminadas tanto la talla como la estructura de la base del palio que, a diferencia de los demás, serán de madera, realizados por Francisco Rosado Borja y Cristóbal Sequeda Pérez. Las ánforas de distintos tamaños son de diseños distintos de estilo manierista, con galleras, esmaltes y querubines. También está presente el escudo de Santiago, que es el símbolo de la hermandad. Elementos realizados por la empresa Herpolar, de Córdoba.

En su momento la presencia de esta Madre de Dios será todo un alarde de buen gusto y reminiscencias de antaño durante su caminar por las calles de Jaén.