La Borriquilla y La Santa Cena abren el primer día de la Pasión
Ambas cofradías salen a la calle pero tienen que acortar sus respectivos recorridos por la posibilidad de agua
El Domingo de Ramos marcó el inicio de la Pasión 2016 en la ciudad de Linares. Una jornada que amanecía con un cielo prácticamente despejado pero que, con el paso de las horas, se fue cubriendo de nubes y dejó una ligera lluvia a eso de las tres de la tarde. La Semana Santa minera arrancaba, por tanto, de manera “agridulce”, ya que la popular Borriquilla tuvo que acortar su recorrido y regresar antes de tiempo a su casa. También la Santa Cena, ya por la tarde, se vio obligada a reformular el itinerario por culpa de la meteorología adversa. Pese a todo, ambas cofradías pudieron salir.
Eran las diez de la mañana cuando el portón de las dependencias parroquiales de San José, ubicadas en la calle Santa María Rosa Molas, se abría de par en par para que comenzase a desfilar el cortejo procesional de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Señor Jesucristo en su Entrada Triunfal en Jerusalén, María Santísima de la Alegría, San Juan Evangelista, San Pedro y Santiago Apóstol. Un cielo “limpio” y azulado recibió a la primera cofradía en realizar su estación de penitencia por el casco urbano linarense.
La ilusión por vivir de forma intensa la Semana Santa se palpaba en las calles. Así, fueron numerosos los vecinos que acudieron al histórico barrio de Cantarranas para disfrutar con el paso de misterio del “Maestro” y el palio de la Señora de la Alegría. Los aplausos ya se dejaron sentir desde el primer momento, con las primeras “chicotás” que marcaban los 48 costaleros del Señor y las 35 costaleras de la venerada Virgen.
Este año, la Hermandad de La Borriquilla ofreció a los linarenses varias novedades y estrenos significativos, con respecto a la edición anterior. Así, Nuestro Señor Jesucristo no lució sus habituales potencias, sino que salió a las calles luciendo un manto que cubría su cabeza y caía sobre su espalda. Asimismo, el paso se exhibió con el nuevo respiradero delantero tallado, al que se sumarán el trasero y los laterales en años sucesivos.
La procesión transcurrió sin inconvenientes durante la primera parte del recorrido, es decir, hasta que se produjo el paso por la —renovada, este año— carrera oficial de la calle Isaac Peral. Ese momento fue uno de los más esplendorosos para la cofradía. Sin embargo, conforme se avanzada hacia la zona de la Corredera de San Marcos y el Pasaje del Comercio, la amenaza de lluvia hizo que se modificara el itinerario, realizándose un acortamiento y llegando, así, al templo antes de lo previsto.
Fue una decisión acertada, ya que comenzó a llover ligeramente con los pasos aún en la calle, en torno a las tres de la tarde. Pese a todo, ningún enser sufrió daños y La Borriquilla, aunque durante menos tiempo, pudo cubrir parte de su recorrido viario de forma eficaz y más que digna.
La amenaza de lluvia se prolongó hasta la tarde, razón por la que la Hermandad de la Santa Cena Sacramental y Nuestra Señora de la Paz salió después de su horario establecido. La cofradía se acogió, así, al margen de dos horas de espera reglamentario que tienen las hermandes para decidir si intentarlo o no. En este caso, finalmente, la Santa Cena salió a las calles linarenses sin más complicación. La estación de penitencia varió en cuanto a su itinerario, siendo también recortado en algunas de sus calles. Pese a todo, la hermandad sacramental dejó bellas estampas por las ciudad gracias a sus tres pasos, sus trompeteros y su Banda de Cabecera. Este año, tras el trono del Señor sonaron, por primera vez, las marchas de la Centuria Nazarena. En cuanto al tercio de la Virgen de la Paz, contó con varias novedades para conmemorar el 25 aniversario de la llegada a Linares de la imagen, entre ellas, un estandarte para la Señora, así como un manto brocado dorado que llenó de belleza el paso de palio del Domingo de Ramos.