“El Abuelo” en tiempos de la peste

La leyenda cuenta que Nuestro Padre Jesús procesionó hasta el hospital y la epidemia remitió

10 abr 2020 / 16:16 H.
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Salió “El Abuelo” en procesión en plena epidemia de peste? Sí y no. Nadie puede afirmar o desmentir tal hecho debido, por un lado, a la existencia de documentación contradictoria y, por otro, a que hechos tan lejanos ya en el tiempo —ocurrió, según los escritos consultados, el 11 de agosto de 1681— quedan diluidos y no permanecen más que plasmados en los documentos de aquella época.

No obstante, la leyenda dice que sí, que se llevó la imagen de Nuestro Padre Jesús a un hospital de afectados por la peste —o apestados— que estaba en la actual calle Josefa Segovia —Juan Izquierdo entonces—. De hecho, todavía hoy se puede ver, en el número 17, un cuadro de azulejería artística que representa la imagen de “El Abuelo”. En este sentido, la incidencia de este “trágico jinete del Apocalipsis” —como bien se refiere María Antonia Bel Bravo en la publicación “La religiosidad asistencial en el Jaén del siglo XVII— remitió tras la visita de Nuestro Padre Jesús a dicho hospital, aquel 11 de agosto, a las tres de la tarde, de hace ya 339 años.

Esta es una de las explicaciones a las llaves que cuelgan del brazo derecho de “El Abuelo” desde “tiempo inmemorial”, expresión recogida por el historiador jiennense Manuel López Pérez —cronista de la cofradía hasta su fallecimiento, en 2016— en el número 33, de marzo de 2014, de la publicación “Jesús Nazareno”. Sobre esto, recoge algunos de los mitos que brotaban “de la ingenuidad de las gentes sencillas”. De este modo, en función de a quien uno le preguntara, obtenía una respuesta bien distinta. Unos decían que las llaves que colgaban de la imagen de “El Abuelo” eran las de la ciudad de Jaén, otros, sin embargo, aseguran que son las del Camarín y, como versión más extendida, hay quien cuenta que son las llaves del hospital anteriormente nombrado.

Fuera como fuese, según la información de la que se dispone y que está plasmada en un documento cuyo original, según López, es “huidizo y nebuloso”, ante la epidemia de peste que asolaba entonces la ciudad de Jaén —hubo oleadas anteriores de dicha enfermedad—, en el verano de 1681, a las tres de la tarde del 11 de agosto, se llevó la imagen al hospital que había en la actual calle Josefa Segovia para, decía este historiador jiennense, “suplicar su divina misericordia”. Desde aquel momento remitió la epidemia, cesaron las muertes y se cerró el hospital. Por este motivo, para que en la memoria colectiva de los jiennenses permaneciera el “milagro”, las llaves de este centro hospitalario quedaron colgadas del brazo derecho de la imagen de Nuestro Padre Jesús.

Se aceptó, oficial y popularmente, que las llaves eran del hospital de apestados, por lo que a lo largo del siglo XIX no fueron pocas las veces que se solicitaron a la cofradía para ponerlas a la cabecera del lecho de los enfermos graves o agonizantes. Además, tal y como expuso el ex cronista, incluso se enviaron a la reina Isabel II para que las mismas la protegieran durante los alumbramientos de la infanta Eulalia y el infante Francisco Leopoldo. Finalmente, se optó por hacer una reproducción de las llaves para “ralentizar su deterioro”.

La devoción y las costumbres en torno a “El Abuelo” proliferaron tras la leyenda. Desde entonces, se hizo habitual que en la fachada de algunas viviendas haya azulejos con la imagen que aún permanecen. Un hecho que, según la historia, remitió la epidemia de la peste, que asoló la capital y muchos municipios de la provincia.

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