Jiennenses del Año 2022: El Almendral, un emblema para la capital
Vecinos del barrio consiguen dar un vuelco a una zona que estaba deprimida y que hoy en día se ha convertido en un atractivo turístico y el lugar perfecto para vivir gracias a coloridos murales

Fue en 1965 cuando un grupo de vecinos “conquistó” una de las zonas más altas de la capital, un lugar estratégico, a medias entre las Faldas del Castillo y la ciudad, en el que hay calles y cuestas de vértigo y, en contrapartida, unas vistas envidiables. Jiennenses humildes y de los que trabajan de sol a sol sin rechistar empezaron a comprar los primeros trozos de tierra y entre unos otros construyeron sus lugares de residencia con ilusión y alguna que otra penuria. Entonces no había asfalto, tampoco canalizaciones de agua y, en resumen, todo estaba por edificar en un barrio situado entre cantones.
El Almendral, conocido por sus añorados almendros y una vegetación de auténtico lujo, empezó a caminar en un Jaén con gran potencial de crecimiento y en unos años de explosión económica, social y cultural hasta que, por suerte o por desgracia, entró en declive. Hay ocasiones en las que hay que tocar fondo para coger impulso y, en este sentido, algo parecido ocurrió en este barrio señero entre unos vecinos que se remangaron para intentar renacer una zona en la que es todo un privilegio vivir.
No hace mucho de esta historia, apenas cuatro años de aquella iniciativa elegida, ahora, Premio Jiennense del Año en el apartado de Iniciativa. Un jurado paritario, soberano, libre y muy representativo de la sociedad jiennense eligió este proyecto entre unos cuantos más presentados en las tradicionales ternas que confecciona la Redacción de Diario JAÉN. Dimas García Cruz, presidente de la asociación vecinal “Entre Cantones”, asegura que se sienten como niños con zapatos nuevos desde que conocieron la noticia. “Esto nos da ánimos para seguir, porque no es fácil mantener
en el tiempo una apuesta tan importante como la nuestra”, asegura.
¿En qué consiste la propuesta? En llenar de vida un barrio que estaba deprimido con la creación de coloridos murales realizados por artistas jiennenses de renombre. Los hay de Maneiras, de José Ríos, de Icat, de Adoro, de Ana Corazón... y, muy pronto, habrá uno de Belin.
Alrededor de quinientas casas y en torno a tres mil residentes pueblan “El Almendral” en este momento, una etapa dulce en la historia de esta zona, porque el ochenta por ciento de las viviendas que estaban en venta ya están ocupadas, con “c”, no con “k”. Gente joven se anima a dar el paso de adquirir en propiedad esos espacios grandes, con patios incluidos y con vecinos que todos conocen por su nombre, porque eso de dar las buenos días y las buenas noches y de salirse a la puerta a tomar el fresco nunca
pasará de moda en un rincón de la ciudad con alma de pueblo.
Un castillo y la flor del almendro ocupan el primer mural de los diecisiete paridos por un colectivo vecinal que puede estar orgulloso del ejemplo que da a la ciudadanía. Del bolsillo particular han nacido, nacen y nacerán iniciativas pequeñas que, una tras otra, hacen grande el barrio. No hay papelera que no esté pintada, ni bordillo, ni banco... Fachadas impolutas, todo limpio como la patena y unas plantas que da gusto ver. Hasta un díptico informativo tiene “El Almendral” con los rincones que el visitante no puede dejar de pasear cuando se decida a hacer un recorrido por unas calles en las que uno se siente como en casa.
La “bola” muralista se hizo cada vez más grande hasta encontrar, incluso, patrocinadores para embellecer una zona que ya es bella de por sí. Están representados todos los elementos que caracterizan a la capital e, incluso, a la provincia, porque todo es de todos y nadie es de nadie. La capital tiene, ahora, un atractivo turístico más, de tal forma que resulta habitual encontrar cada vez más gente de fuera, familias enteras que acuden al lugar para deleitarse con la grandeza artística allí creada, una joya jiennense digna de un galardón como el Jiennense del Año 2022. Reforestaciones, construcción de maceteros con material reciclado, mucha pintura y, sobre todo, limpieza y orden imperan en un lugar convertido en patrimonio internacional con sello jiennense. Un privilegio.

Dimas García: “Llegué con 9 años y ya no me voy nunca”
Siempre estuvo implicado en el movimiento vecinal de la ciudad y ni recuerda el año que fue elegido presidente de “Entre Cantones”, un colectivo que representa la unidad de los residentes en un barrio situado en las faldas del Castillo, el emblema de Jaén. Dimas García Cruz llegó al Almendral con nueve años, allí se crió, creció entre esas calles de memorable altura y, en ese mismo lugar en el que todos se conocen por su nombre, quiere morir.
Recuerda cuándo empezó la autoconstrucción en una zona en la que unos vecinos se ayudaban a otros. “Mi padre se hizo su casa y luego me quedé yo con ella”. Ni que decir tiene que él formó parte de aquel equipo de creadores de los murales del Almendral, una iniciativa que empezó con el Colectivo Maneiras, formado por Sara Ocampo y Pablo Torralba, y que continuó con un buen puñado de artistas más. Ellos crearon el mural de la Catedral, un excelente punto de partida hasta llegar a los diecisiete que adornan tan singular lugar de la ciudad. El bolsillo de los residentes salvó
las primeras creaciones y, después, se amplió el campo de la economía
con patrocinios que, como todo, cuesta la misma vida conseguir. La Caja Rural de Jaén invirtió dos mil euros, los mismos que después Diputación, y así sucesivamente hasta llegar a convertir El Almendral en un icono turístico de la ciudad. No todo el trabajo vecinal queda ahí. Basta con un paseo por sus recónditas calles para comprobar el trabajo bien hecho y meticuloso en cada rincón. Hasta las papeleras están pintadas, los bancos e, incluso, los escalones, no precisamente por arte de magia, sino con la implicación desinteresada de sus vecinos. Con ruedas recicladas tienen unos espléndidos maceteros y las plantas están cuidadas al detalle para dar resplandor a las fachadas. Son casas humildes, de gente trabajadora como Dimas García, que no cambia su barrio ni por todo el oro del mundo.

Alejandro Domínguez: “La obra fue todo un reto para mí”
Es conocido con el nombre artístico de Adoro, un muralista de prestigio que tuvo el honor de dejar su impronta en el barrio del Almendral. Alejandro Domínguez Rodríguez, por encargo de Radiotaxi y de la asociación “Entre Cantones”, realizó el mural titulado “Taxi a la Carrera”, en el que representa la emblemática calle Bernabé Soriano con el taxi 36 de subida, un número que no fue elegido al azar, sino que es el que tiene en propiedad su tío Gabriel. “Ha sido un placer conocer a los vecinos y un reto para mí, porque fue complicado colocar el andamio sobre unas escaleras y, además, me tenía que ir a pintar de madrugada porque hizo mucho calor”, expone Adoro, feliz de formar parte de esta gran familia.

Daniel García y Mónica Gómez: “Nos hemos venido a vivir”
Habla Daniel García Ruiz en nombre de los dos, porque junto a Mónica Gómez Martínez, o viceversa, son protagonistas en el barrio del Almendral. Conocidos artísticamente como Icat, fueron de los primeros que dieron vida a esos murales que llenan de color las fachadas. Más de una decena son de su autoría, un arte con el espray que se demuestra en cada rincón de una zona privilegiada para los jiennenses. “Nos hemos portado siempre lo mejor que hemos podido”, explica él, consciente de que la iniciativa surgió a base de poner dinero del bolsillo vecinal. Hoy en día ambos residen en El Almendral, donde empezaron el año estrenando una casa que ya es de su propiedad. Forman parte del paisaje “almendralero”.

Daniel Rodríguez: “Hay que elogiar a los vecinos”
Es el actual entrenador del equipo de fútbol sala Jaén Paraíso Interior y guarda una estrecha relación con el barrio del Almendral. Daniel Rodríguez Martínez tuvo familia en el lugar y allí conoció a su esposa, por lo que los recuerdos son inolvidables. “Es una zona humilde y de gente trabajadora”, comenta. Subraya que le encanta la iniciativa de pintar murales en sus calles e, incluso, el equipo que entrena visitó el barrio en un recorrido en el que los vecinos dieron las explicaciones oportunas acerca de cada obra de arte. “Estamos acostumbrados a que nos lo den todo resuelto y hay que elogiar la implicación de los residentes del Almendral en mejorar su barrio”, agrega. Recomienda a todos un buen paseo.

Ana Corazón: “Las manos son de mi abuela”
“Querida abuela” es el mural que Ana Corazón de Castro dedicó a Josefa Mazarro, Pepita, en el corazón del Almendral. Fue inaugurado el 8 de Marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, en un acto lleno de emotividad en el que su abuela recibió ese ramo de flores que se aprecia
en la fotografía. “Este trabajo ha sido una reconciliación con la vida de mi abuela, no porque estuviéramos peleadas, sino porque fue como la unión entre ese barrio que está lleno de gente mayor y la historia de mi abuela
proyectada con más gente”, expone la artista. Está en una calle sin salida, una zona de descanso en la que hay proyectado un huerto espectacular. Ana Corazón está agradecida por haber participado en esta iniciativa.

Juan Gallego: “Es un lugar estratégico”
No se lo pensó dos veces. El mismo día que Dimas García Cruz llamó por teléfono a Juan Gallego Cobo, director comercial de la Caja Rural de Jaén, tuvo respuesta. Consideró más que acertada la iniciativa de pintar con murales de punta a punta el barrio y movió Roma con Santiago para conseguir financiación con el fin de consolidar un proyecto que, hace cuatro años, estaba en pañales. “La verdad es que nosotros habíamos colaborado con ellos en la cabalgata de los Reyes Magos y en las fiestas del barrio y, cuando abordaron el proyecto de adecentar la zona, no nos lo pensamos”, subraya. Los tres primeros murales que fueron con patrocinio, es decir, fuera del bolsillo de los vecinos, fueron subvencionados por esta entidad financiera. “Lo que hicimos fue pegar el primer empujón para que otras instituciones se implicaran después”, añade Juan Gallego, quien valora las magníficas vistas que tiene esta zona privilegiada de Jaén. “Yo la conozco mucho porque mi madre vivía cerca del Camarín de Jesús, donde yo también me he criado”, asegura. Es tan querido en El Almendral el director comercial de la Caja Rural que el año pasado fue elegido para pronunciar el pregón de las fiestas, un honor para él que acogió con gusto y con el que disfrutó acompañado de su familia. “Valoro mucho el mérito de los vecinos y su empeño por poner en valor un barrio ubicado en las faldas del Castillo, con mucha altura, un lugar estratégico que antes tenía muchas casas vacías y ahora es todo lo contrario, porque se ha revalorizado”, expone Juan Gallego. La Caja Rural también colabora con el proyecto de reforestación de las Faldas del Castillo, con la plantación de los típicos almendros que dan nombre al barrio, además de pinos. También en la elaboración de un díptico promocional.

José Luis Cano: “El barrio está hermoseado”
No nació en El Almendral, pero poco le faltó. El profesor José Luis Cano Palomino, conocido por su faceta política, se considera uno más del barrio. Allí construyó su padre una casa y tuvo el privilegio de participar en aquellas reuniones vecinales para asfaltar las calles que, en aquel entonces, eran de tierra. “Es la historia de un barrio obrero; mi padre era conductor y la mayoría eran albañiles, yesistas... que hacían su casa y ayudaban al vecino”. Así resume la idiosincrasia de una zona de Jaén que, en tiempos de Emilio Arroyo en la Alcaldía y con Cándido Méndez (padre) como concejal de Mantenimiento Urbano, vivió su época de esplendor urbano. “Recuerdo que se planteó un sistema de contribución en función del ancho de cada fachada para pagar el asfalto”, relata. “Tengo memoria fotográfica y puedo decir de mi calle cómo se llaman los vecinos, los de mi edad y los de sus padres”, explica José Luis Cano de un lugar que define como “tranquilo” y con alma de pueblo. El Almendral, sin embargo, entró en declive cuando se pusieron de moda barrios nuevos de la ciudad que ofrecían más accesibilidad. Fue en plena crisis de 2008 el momento en el que sus vecinos consiguieron el guiño municipal de adecentar las calles, con el arreglo de las canalizaciones del alcantarillado, las tuberías que llevaban el agua a las casas y un asfaltado completo. “Esto lo hicimos en mi etapa como concejal, de tal forma que la gente empezó a ver que se podía comprar una casa y reformarla a un precio más asequible que un piso en otra zona, lo que hizo que empezara a acoger a personas jóvenes”, expone. Añade que el impulso de la asociación fue clave para su dinamización. “El barrio está hermoseado y engalanado. Me parece un premio muy merecido el Jiennense del Año”, concluye.