“Kasler”, imaginación culinaria

06 abr 2016 / 20:37 H.

La cocina alemana nunca supo tan de nuestra tierra. Y es que lo que nació en 2001 como un reducto culinario para los amantes del país de las salchicas, poco a poco se ha ido castellanizando para ofrecer al comensal una variedad infinita de sabores con los mejores ingredientes. Solo con oler el fuerte aroma de un aceite de oliva de virgen extra que cautiva en su cocina, la palabra “calidad” se deja adivinar en el paladar de los que comen en Kasler, que apuesta fuertemente por emplear en sus recetas productos de las mejores fábricas locales.

Pero las peculiaridades de un enclave tan “sin par” no acaban aquí. Kasler trabaja, además, por dinamizar el sector en Jaén, confeccionando y celebrando numerosos talleres de cata y jornadas gastronómicas temáticas para no aburrir a su visitante. Del mismo modo, y para contrarrestrar, cuenta con una costumbre que solo falla dos días al año (Navidad y Año Nuevo, y solo porque está cerrado): ofrece tapas de paella cada jornada a las dos de la tarde. Su barra, su terraza y un comedor más íntimo regalan al huésped un ambiente acogedor y una atención inmejorable. Sus platos se cuentan por decenas, si bien es cierto que cualquiera que te hable bien de Kasler, te recomendará, sin duda, su codillo braseado. Este, como otros tantos platos, pueden degustarse acompañados de la mayor variedad de cervezas de la capital, aunque, si eres más de vinos, Kasler también ofrece hasta veinte caldos de las mejores denominaciones que también se pueden consumir por copas. Suena bien, pero lo cierto es que sabe mucho mejor.