Una hermosa miniprovincia
La ciudad de la Mota combina historia y monumentos con un paisaje sugestivo
Alcalá es, probablemente uno de los topónimos más frecuentes de España. Son conocidas las de Henares, Guadaíra o del Río. Sin embargo, la jiennense, denominada la Real tras su toma por Alfonso XI hace más de 450 años es única.
Con una situación estratégica envidiable, en las lindes con Granada y Córdoba, su amplio término municipal, superior a 260 kilómetros cuadrados, representa una auténtica miniprovincia. Sus abundantes aldeas, al menos dieciséis se disponen del forma casi concéntrica alrededor del núcleo principal. Baluarte difícil de expugnar, la ubicación de Alcalá la Real propició que, durante dos siglos y pico hiciera de frontera entre castellanos y nazaríes, entre moros y cristianos. De aquel periodo de escaramuzas guerreras, pero también de intercambios cantado en los romances, quedan lugares como el cortijo de la Aduana.
Tras la toma de Granada, la ciudad, otrora en el recinto amurallado, bajó de manera gradual al Llano, donde actualmente se encuentra el casco urbano. Durante cerca de quinientos años, entre los siglos XIV y XIX, La Mota fue el epicentro de una abadía con jurisdicción propia, que abarcaba tierras de Jaén y Córdoba. Se trató de un foco de creación artística de primer nivel del que salieron maestros como los célebres imagineros Martínez Montañés y Pablo de Rojas.
Todos los acontecimientos del pasado modelaron el carácter de los alcalaínos, acogedor, emprendedor y abierto al intercambio y propiciaron tradiciones y fiestas singulares. También quedó de entonces un legado monumental compuesto, además de la Fortaleza de la Mota, por iglesias, casas solariegas y fuentes. A eso hay que añadir que cada pedanía cuenta con sus propias particularidades y atractivos. Por si fuera poco, el sugestivo paisaje, en el que se alternan cerros y llanuras, cultivos y monte incrementa el encanto y la variedad.
En cuanto al tejido asociado, resulta variado. Uno de los colectivos más dinámicos es Huerta de Capuchinos, entidad radicada en el barrio que le da nombre. Abanderada por el inquieto Francisco Martín, desde hace años, dentro de su prolífica programación, la asociación emprende el cautivador desafío de explorar, en rutas senderistas, el abigarrado territorio.