Genio y figura, gente de Segura

Aire puro, agua, poesía, música y toros se alían en un verdadero paraíso terrenal

23 mar 2016 / 09:20 H.

La vida se ve de otra manera tan cerca del cielo y las estrellas. Poder otear cualquier horizonte sin apenas levantar la vista necesariamente imprime carácter. No hay altivez ni arrogancia, pero sí ese cierto aire de hidalguía colectiva reconocida a los bautizados en la misma pila que el Infante don Enrique. Fácil resulta elegir un grupo cultural en Segura, porque todos son de todos o están en todos. Se trata del viacrucis viviente, de la Asociación de Mujeres Torre del Agua, del Coro Parroquial o del Grupo de Folklore, casi siempre son los mismos. Faltan algunos como Paulino, que se fueron a tocar desde más alto todavía.

La gente que queda en Segura, poca pero bien avenida, hace que cada acontecimiento social o festivo sea tan respetado como compartido. Aquí las celebraciones tienen un sello diferente por su sencillez, austeridad, gracia y autenticidad. Parecería irreverente decir que en unos días disfrutaremos de un viacrucis. Pero es que es así. Se trata de una representación inigualable en la que participa todo el pueblo en un escenario monumental y con el fondo impresionante de los paisajes de la primavera serrana. Desde San Vicente hasta la Virgen del Rosario las fiestas en Segura son más propias de la sobria Castilla medieval que del andaluz faraleo sevillanero. Los festejos en el foso cuadrilongo, -que diría don Genaro Navarro-, son la Fiesta de Toros en estado puro, lugar de encuentro entre generaciones, romería taurina y acontecimiento serrano por excelencia. Segura crece además cada día con importantes eventos de nueva y original creación. El Festival del Aire, las Jornadas Manriqueñas, o la reciente y genial idea de Música en Segura son buena muestra. Aire, poesía, música y toros. No es de extrañar que Segura, -que da nombre al río y a la propia sierra-, haya sido el lugar de inspiración de poetas y escritores, desde Jorge Manrique y Quevedo, hasta Manuel Alquife y Lola Suardíaz, ó Manuel Martínez entre otros. Mi hermano atlante asegura que Segura guarda el gran misterio de la mitología. Y es que al final, vivir en Segura es pura filosofía. Siempre será bueno, y buena falta hace, mejorar el nivel de vida, pero lo que no debería de cambiar nunca es la forma de entenderla. Y en eso, los segureños, tienen también escuela.