Oasis cercano y hospitalario
Los villariegos ven triplicada su población en verano, por su magníficas noches sin calor
Abrigado por los cuatro puntos cardinales de La Pandera, Jabalcuz, Puerto Viejo y Quiebrajano. Situada en la comarca de la Sierra Sur y a escasos nueve kilómetros de Jaén. Su población ronda las seis mil personas, triplicándose en temporada estival por su temperatura más refrescante en verano. Dentro del núcleo urbano se une el río Eliche con el río Frío. Limita con Torredelcampo, Jaén, Valdepeñas de Jaén, Fuensanta de Martos y Martos.
Su nombre tiene su origen, según recoge la tradición, como consecuencia de la multitud de cortijos, villas o alquerías que en el pueblo había.
Su gran patrona, por la que se profesa gran devoción en el municipio, es Nuestra Señora del Rosario, que recibió tal título tras su intervención en la batalla de Lepanto. A esta Virgen se atribuye la victoria de los cristianos en la contienda. Sus edificios más antiguos son la casa del vizconde, el Ayuntamiento y la iglesia, las primeras son del siglo XVI, mientras la última es del siglo XV.
En el término de Los Villares hubo varias batallas importantes como la de la Cueva del Contadero entre romanos y púnicos o la de Puntales de Navatrillo entre cristianos y godos.
La principal economía del municipio es el cultivo del olivar de secano, además de señalar el prestigio de su artesanía del mimbre. Una de las características del paisaje villariego es el mar de olivos, muchos de los cuales datan del siglo XVI. Antes, predominaba en la zona la planta llamada zumaque, que se utilizaba para hacer tintes, además de vides para el vino.
Hubo varias batallas importantes como la de la Cueva del Contadero entre romanos y púnicos o la de Puntales de Navatrillo entre cristianos y godos.
Destacar de este gran pueblo la valentía de más de un centenar de mujeres que componen la Asociación de Mujeres “Palante” nacida hace dos décadas, a partir de un grupo de alumnas en el Centro de Educación de Adultos de Los Villares. Creyeron que asociarse era bueno para formarse, por un lado, y también, para disfrutar del tiempo libre, además de luchar por una igualdad real en el ámbito más cercano, en el día a día. Como bien dice el lema de su Semana de la Mujer, ellas van “dejando huella”. Un trabajo del que todo el municipio sale beneficiado.