“La lira manantiálica”
El artista tosiriano, padrino de lujo de los jóvenes creadores que recibieron, el pasado 29 de junio, el tributo de Diario JAÉN les dedica sendos poemas acompañados de una sugerente obra pictórica
Cuando desaparezca lo que me enseñó a olvidarte
sembraré tu surco de suspiros.
De ti solo queda la trenza de un pájaro sediento
y el fraseo de una siembra sin grano.
Un asalto te llama desprendiéndose.
La flor que nace en el tronco antes que la hoja
se aflige de lucir desnuda.
En la barrera de los humedales
sueño con el madrigal recóndito
de aquella inocencia de flequillo tartésico
que fluía en tu reguero.
En la filosofía de la alberca, el
[agua invertebrada
es la misma que se pudre en el
[vaso que humedece los ramos.
El agua adriática es Serenísima.
La Gentílica, en la fuente
[tardo-barroca,
ahonda su ruidosa procedencia.
Y la Guadalquivírica me sustenta
porque al verla sé que existo.
Sabe lo que poseo,
y no le importa aceptarme
si navego a interferir lo retraído.
Duermo en tu cabecera
y somos ríos distintos.
El mío entresaca limos
[enfoscados
y el tuyo moja la arena
[del bajío.
Mi caudal si no
[tiemblas se para.
En cambio tu delta
[es gallardo
como una yegua colina
de clarísimo ollero.
Navego en tu quinto perfume
ando en el aire hacia atrás.
Tu rostro abisma lo que tu labio embriaga.
El agua del resol enfatiza tu registro
[genético.
Hueles a niño,
a mar asustado,
a pan recién salido de la proposición,
a ofrenda que eleva el tinte inconfeso,
a potro que escarba en lo que
[desaparece,
a simiente que flota en la gastada tierra,
que con ruego pide la cubierta del arca.
El agua para evaporarse se vale de
[una puerta ciega.
En su escapada se viste con los
[lirios que atrapa en la orilla.
Si la cultivo, crezco, me alienta que
[exista.
¿Dónde quedó su atrás?
El día se fue.
El placer no es constante
ni fruto no extinguido la incendia.
¿Dónde quedó su música atajada
en la espesura del obstáculo?
Tres brazos de río desgarran la puerta
[del embalse.
La incontinencia viaja en la nave
[nodriza.
El agua realza entre juncos de orilla
vuelve a domiciliarse en su niñez
[primera.
Habla en romance, estornuda en
[barroco
y suspira como prerrafaelista.
Su jugo se arrima a los juegos
[terrestres.
Mueve mimbrales y en un piélago se
[unge de fragancia.
Cuando no necesita adicción para
[expresarse
riega la placeta de las cerezas del
[castillo.
Mantos de agua arropan al amor antioscuro.
El brío de la dionisia lo campoamora
hasta hacerlo gallardo.
Sale de la marea, persiste hasta
[llevarse el musgo
que emparamenta los adornos colgados.
Grandioso es percibir las ondas del caos
sin emplear los artefactos que usa la
[conformidad.
Vence pensar que nada permanece.
La sangre responsable
suplica lo prohibido.