Oasis de paz entre olivares
El pueblo presume de un entorno natural envidiable de sierras y manantiales
Jamilena contempla su milenaria historia desde una privilegiada atalaya. Uno de los pueblos más pequeños de la provincia, con apenas 3.300 habitantes, está rodeado de campos de infinitos olivares, pero también de preciosas sierras como “La Grana”, un oasis de verdor y un remanso de paz, con espectaculares parajes como “San Isidro”, “El Espinar”, “El Barranco” y “La Cantera”. Los amantes de la naturaleza tienen un paraíso de retorcidos senderos, mágicos montes y vistas maravillosas. Lugares aptos para que senderistas y ciclistas se “pierdan” en busca de la añorada tranquilidad. Paisajes increíbles en los que el agua tiene una presencia protagonista, con decenas de manantiales por todo el término. No obstante, Jamilena es mucho más que eso. Es un pueblo rico en historia. Sus orígenes se remontan en torno a unos 2.500 años aproximadamente. Sus primeros pobladores fueron iberos, como lo atestigua la necrópolis hallada en el paraje de “La Dehesa” en los primeros años del siglo pasado. Romanos, visigodos, árabes y cristianos dejaron también su huella en la población.
Hoy, Jamilena se aprovecha de su estratégica situación por su cercanía con la capital y con otros municipios más importantes, como Torredelcampo, Martos y Torredonjimeno. Desde luego, la principal fuente de actividad de los vecinos es el olivar y el aceite. Sin embargo, las gentes de este pueblo han sabido hacer frente a la estacionalidad de este cultivo y, desde hace décadas, han diversificado la actividad económica del pueblo con el sector del ajo. Decenas de familias viven de la manipulación de este producto, al que se dedican casi una treintena de empresas.
Jamilena también cuenta con un bello casco urbano, en el que destaca, sobre todo, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Natividad. Se trata de un templo que mandó construir el emperador Carlos V y que sigue el modelo de las parroquias jesuíticas. Las casas regionalistas de la céntrica calle Llana llaman la atención del paseante, al igual que el Ayuntamiento, un edificio que se construyó sobre una antigua cárcel y un horno de pan. Si se quiere disfrutar, no hay que perderse el Día de Jesús, que procesiona el 14 de septiembre, ni el Corpus Christi, uno de los más atractivos de la provincia, ni la romería de San Isidro, al igual que el Festival Internacional de Música.